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Museos 2015-10-15 15:39

Una selección de la Colección de Fotografía Contemporánea proveniente de Fundación Telefónica,

Una selección de la Colección de Fotografía Contemporánea proveniente de Fundación Telefónica, por primera vez en México





La muestra, Lo que no se ve. Studium y punctum en la Colección de Fotografía Contemporánea de Telefónica (y desde la cámara lúcida de Roland Barthes), tendrá sede en el Museo de Arte Carrillo Gil, del 16 de octubre de al 10 de enero de 2016



El Carrillo Gil acerca, para deleite de los mexicanos, las tendencias más representativas de la fotografía contemporánea.





El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), por medio del Museo de Arte Carrillo Gil (MACG), Fundación Telefónica y Movistar, presentará una selección de piezas de la fotografía contemporánea internacional. Estas obras, pertenecientes al patrimonio artístico de Telefónica, junto con registros seleccionados del Archivo Histórico de dicha compañía, se presentarán desde el 16 de octubre hasta el 10 de enero de 2016.



La muestra reúne obras de veintinueve artistas de la lente: Helen Almeida, Miriam Bäckström, José Manuel Ballester, Bleda y Rosa, Hannah Collins, Philip-Lorca diCorcia, Willie Doherty, Stan Douglas, Manel Esclusa, Joan Fontcuberta, Paul Graham, Mona Hatoum, Candida Höfer, Sabine Hornig, Sherrie Levine, Esko Männikko, Jorge Molder, Gabriel Orozco, Aitor Ortiz, Gonzalo Puch, Miguel Rio Branco, Thomas Ruff, Jörg Sasse, Andres Serrano, Cindy Sherman, Montserrat Soto, Thomas Struth, Wolfgang Tillmans y Salla Tykkä.





Guillermo Santamarina, curador en jefe del Museo de Arte Carrillo Gil y de esta exposición, explica que “en la conjunción de Lo que no se ve, abrazados por una selección de obras maestras de la fotografía contemporánea y de registros exquisitos en la colección artística de Telefónica, y por las reflexiones sobre este medio que el semiólogo Roland Barthes nos compartió en su póstuma escritura (La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía, 1980), encontraremos una exploración de simultaneidad de signos. Uno de estos, particularmente enfocado sobre la esencia del retrato y el paisaje urbano: en la compleja, e incluso difícil, relación hombre-urbe hoy día. O paralelo a este enfoque –acentuado por el reconocimiento del studium y el punctum, elementos de ordenación del material fotográfico en el atlas bartheiano– la observación al fenómeno visual que traza una simultaneidad de percepción sobre la condición subjetiva, la realidad cotidiana y la eventual circunstancia melancólica. No en el ayer, sino rotundamente presente”.



Iluminada por un paradigma, el que abraza a las grandes mitologías moderno-románticas, y por las definiciones estructuralistas (Roland Barthes, a quien en esta experiencia Iván Ruiz nos presenta con su semblanza), la exposición propone tocar la esencia de un monumental archivo cultural, cuyas categorías escudriñadas en la experiencia desde lo que no se ve son también las proyecciones de la placentera hiperestesia del maestro francés y de todos estos fotógrafos, celebres testigos de la calidad humana, con sus destellos dramáticos de lo singular-universal.



Nos envuelve aquí también la excursión en el paisaje moderno (con especial presencia de grandes protagonistas de la Escuela de Düsseldorf), con la arquitectura contra el tiempo, la nostalgia, la muerte. Caracteres distinguibles que se mueven en concomitancia. Así como la certificación de la fuerza esencial del lenguaje humano que evoluciona a la par de sus imágenes, sustancias, arquetipos y catástrofes históricas. En fin, corresponde a identidades dinámicas y neurálgicas y, en efecto, a la revelación de potenciales senderos sobre la percepción y la verdad en panoramas borrascosos.





Y ¿qué es Lo que no se ve? Puede ser todo eso que sucede detrás de los muros de estos edificios adustos y crípticos. Quizá no totalmente vacíos. Enmarcando las maniobras de limpieza que cada mañana debe desempeñar un afanador intermitentemente invisible, acompañado de sus pensamientos y sueños que solo él vive. Lo que no se ve, también, es lo que no se dice, aunque como flama, va revolviendo y expandiendo su materia incierta, hasta que se extingue.



En fin, deseamos un tiempo sin prisa, y una mirada que vaya más allá de la superficie del studium de estas especulativas imágenes, que el espectador abrace el goce y que estimule su placer por todas esas historias escondidas, imbuido por sensacional conciencia.



Esta exposición coincide con el homenaje que el Museo de Arte Carrillo Gil hace al escritor francés Roland Barthes (1915 - 1980), para celebrar el centenario de su natalicio. El museo agradece a Fundación Telefónica la oportunidad de albergar este muestrario y darlo a conocer al pueblo mexicano.



Telefónica-Movistar, cuenta con un patrimonio artístico internacional englobado en varias colecciones que se componen de obra pictórica, escultórica y fotográfica. Dichos fondos se divulgan mediante un programa itinerante que forma parte de las acciones destinadas a acercar el arte y la cultura digital a la sociedad contemporánea.





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