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RESTITUYEN FARDO FUNERARIO PREHISPANICO AL GOBIERNO PERUANO
Datado entre los años 900 y 1300
RESTITUYEN FARDO FUNERARIO PREHISPÁNICO AL GOBIERNO
PERUANO
*** Piezas correspondientes a un entierro de la cultura chiribaya fueron entregadas por el gobierno
mexicano, a través de la SRE y el INAH, a la República del Perú
*** A México y a Perú los une un proceso de hermandad muy antiguo que se mantiene en el
tiempo, expresó Javier León Olavarría Durante, embajador de la nación sudamericana
Distintas piezas correspondientes a un entierro de la cultura chiribaya, señorío que tuvo su
enclave principal en lo que hoy es la costa sur peruana, entre los años 900 y 1300 de nuestra era,
fueron restituidas por el gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores
(SRE) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a la República del Perú.
El acta de entrega-recepción de estos bienes culturales fue signada por el señor Javier
León Olavarría Durante, embajador de la República del Perú en México; el antropólogo Víctor
Hugo Valencia Valera, director del Centro INAH Morelos, y el licenciado Pedro Luis Echeverría
Alegría, director de Derecho Internacional III de la Consultoría Jurídica de la SRE.
Durante el protocolo, que tuvo lugar en la Casa del Olindo, en Cuernavaca, sede de la
delegación del INAH en Morelos, el embajador de la República del Perú expresó que la nación
sudamericana y México han transitado un devenir similar desde la época prehispánica, los
periodos colonial e independiente, hasta nuestros días.
“Nos une un proceso de hermandad muy antiguo que se mantiene en el tiempo, y gestos
de generosidad como éste, en el que se restituye a los peruanos parte de su patrimonio,
demuestran que la cultura es la vía más rápida y directa para reconocernos como pueblos
hermanos. Son actos que permiten un reencuentro y un redescubrimiento”, dijo.
El conjunto de piezas arqueológicas, que se encontraban custodiadas en las oficinas del
Centro INAH Morelos, corresponden a un mismo contexto funerario. Así queda asentado en el
dictamen técnico emitido por el arqueólogo peruano Pavel Carlos Leiva García, investigador del
Centro INAH Morelos, y su colega María Judith Galicia Flores.
Estos bienes culturales fueron recibidos a principios de este año por el Centro INAH
Morelos de manos de una persona que acudió para saber el origen de los mismos, y
posteriormente decidió entregarlos a la institución.
Con la asesoría del antropólogo físico Juan Alberto Román Berrelleza, pudo determinarse
que los restos óseos: un cráneo con deformación oblicua, un par de tibias y una mandíbula
fragmentada, pertenecen a un mismo individuo masculino adulto. Asimismo, el textil y las tres
piezas cerámicas que completan el lote debieron de conformar parte de la ofrenda dispuesta al
personaje.
Los materiales proceden de la ciudad de Ilo, capital de Moquegua, y datan del periodo
Intermedio Tardío (900-1300), de acuerdo con la cronología prehispánica del Perú. Se trata de
una etapa en que florecieron varios señoríos tras el decaimiento de la cultura wari, situación que
cambió hacia el año 1300, cuando algunos de estos reinos, entre ellos de la civilización chiribaya,
fueron conquistados por el Imperio inca.
El área de influencia de la cultura chiribaya fue extensa: abarcó las regiones de Moquegua
y Tacna, en Perú, y una pequeña porción del norte del actual territorio chileno. Como explica el
arqueólogo Pavel Leiva, la gente de esta civilización se destacó por el trabajo agrícola, cerámico y
de textiles, además de practicar la deformación craneana.
En los rituales funerarios de la cultura chiribaya, el cuerpo del difunto se preparaba para
ser embalsamado, se le disponían telares y era depositado en un foso. A su vez, se le colocaban
ofrendas a los costados para “su viaje al otro mundo”, ya que “en la cultura andina no existía el
concepto de muerte, ésta era un rito de pasaje, por eso se le ponía lo necesario para el camino.
Las personas seguían vivas, se fusionaban con la naturaleza, la Pachamama, la ‘Madre Tierra’”.
Así lo ejemplifican las piezas cerámicas que ahora se restituyen al gobierno peruano: una
olla con decoración policroma que debió de ser contenedor de bebidas como la chicha, un vaso y
un cántaro miniatura con vertedera.
Dentro del lote destaca un textil de algodón (de 96 x 45 cm aproximadamente) teñido con
tintes naturales y que, por la diferencia de los diseños en que sobresalen figuras geométricas y
otras que remiten a las aves zancudas propias de la costa sur de Perú, se conformó hilvanando
dos piezas distintas.
El buen estado de conservación de esta pieza se debe a las condiciones de sequedad que
imperan en esa zona de la geografía peruana. No obstante, precisó el embajador de ese país en
México, Javier León Olavarría, éstas se someterán a tratamientos de conservación y restauración
una vez que lleguen a Perú, antes de definir su destino en algún museo.
Con este acto México confirma su compromiso para restituir bienes culturales de carácter
patrimonial a los Estados de procedencia, así como para colaborar con la comunidad internacional
y los organismos multiculturales con competencia en materia de salvaguardia de tales bienes.
Palabras Clave:
Gobierno Peruano