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Ciclo de conferencias Miradas al cine mexicano
Ciclo de conferencias Miradas al cine mexicano
Cine y familia mexicana, temas de reflexión en la Cineteca
Nacional
ï‚· Carmen Elisa Gómez analizó cintas como La Zandunga,
Cuando los hijos se van y Los olvidados, entre otras
El cine como reflejo de la sociedad permite comprender las
transformaciones de ésta, en especial las cambiantes concepciones
de un núcleo social fundamental: la familia, así lo aseguró Carmen
Elisa Gómez Gómez durante su ponencia La familia en el cine
mexicano, la cual ofreció este 8 de julio en la Sala 4, Arcady Boytler de
la Cineteca Nacional.
En su ponencia, que forma parte del Ciclo Miradas al cine
mexicano, organizado en colaboración con la Academia Mexicana de
la Historia, la investigadora presentó un breve estudio de las diferentes
y cambiantes formas como se ha retratado a la familia en el cine
nacional, partiendo de un análisis de elementos económicos e
ideológicos.
A manera de recorrido histórico, Carmen Elisa Gómez presentó
el caso de distintos largometrajes mexicanos que utilizaron a la familia
como tema central y que reflejan atinadamente la evolución de la
economía y la ideología nacionales.
Al referirse a la década de los treinta, cuando se retrataban
familias tradicionalistas, puso como ejemplo el filme La Zandunga
(Fernando de Fuentes, 1937), drama romántico que describe las
dificultades después de la Revolución Mexicana.
En general, aseguró la investigadora, durante la década de los
treinta y los cuarenta "surgen cintas en las que se muestran familias
que comprenden esquemas de lo que ‘deberían ser los padres y los hijos’, y que tienen por temas principales la obediencia a los padres, el
respeto por el orden patriarcal y el apego por las instituciones sociales,
como el matrimonio".
Mencionó como ejemplos: Cuando los hijos se van (Juan Bustillo
de Oro, 1941), Nosotros los pobres (Ismael Rodríguez, 1947) y Una
familia de tantas (Alejandro Galindo, 1948).
Fue hasta los años cincuenta cuando en el cine nacional
comienzan a presentarse las fisuras del modelo tradicional de la
familia. Los olvidados (Luis Buñuel, 1950) es el mejor ejemplo de
cómo la cinematografía se atrevió a señalar que en México la situación
económica, social y, por supuesto, familiar, no era la que tanto se
había idealizado.
De acuerdo con la investigadora, para los años sesenta las
películas que abordaban a la familia reflejaron el enfrentamiento de la
sociedad mexicana con la modernización del país: "Una creciente
americanización de la cultura mexicana centró las preocupaciones
sociales en los jóvenes. La gente veía en los jóvenes a los
responsables de la pérdida de valores y de la moral tradicional de las
familias".
Para los años setenta un tema que se hace evidente en nuestra
cinematografía es el inicio del declive económico que desde entonces
dominó al país. La familia comenzó a ser representada como un reflejo
de los conflictos que acarreaba la crisis generada en el sexenio de
Miguel de la Madrid.
De acuerdo con la investigadora, los mejores ejemplos de este
trance nacional son las obras de Arturo Ripstein: El castillo de la
pureza y El lugar sin límites (1977), cintas que trastocan totalmente los
papeles tradicionales de la familia y las moralejas de la Época de oro.
En los primeros años del siglo XXI era evidente que el cine ya no
tenía problema con mostrar las distintas y duras realidades de las
familias mexicanas. "Desde familias fragmentadas hasta los estragos
más radicales del neoliberalismo que impera en México, los directoresmexicanos han entregado un sinnúmero de obras sobre un
decadencia en el papel de la familia en nuestra sociedad", compartió la
investigadora.
Citó en este periodo cintas como De la calle (Gerardo Tort,
2001), Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000), Crónica de
un desayuno (Benjamín Cann, 2000) y Temporada de patos (Fernando
Eimbcke, 2004).
Para complementar sus observaciones, la especialista presentó
la proyección de un clásico del cine mexicano que ilustra las
concepciones de los años cuarenta respecto a la familia: Cuando los
hijos se van (1941), obra del director Juan Bustillo de Oro y que define
como "una obra paradigmática sobre una típica familia extensa de la
época que no sólo establece los arquetipos de los hijos buenos y los
malos. También enseña que, por sobre todas las cosas, para funcionar
bien en la sociedad mexicana había que obedecer a los padres".
Para continuar con el Ciclo sobre Miradas al cine mexicano, que
invita al público a reflexionar sobre una variedad de tópicos
relacionados con el séptimo arte nacional, la siguiente conferencia
será Música y añoranza porfiriana en el cine mexicano, impartida por
Jacqueline Ávila, el próximo miércoles 14 de julio.
MCL
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