En esta urbe que habitamos, en la que la catástrofe es inminente y su latencia compone la cotidianidad de sus habitantes, quizá un gato intenta comprender los rituales de supervivencia de los inquilinos de un edificio cualquiera. Bajo la premisa anterior, el proyecto de Ciudad Monstruo trata la metáfora de la devastación y de cómo una ciudad de más de veinte millones de personas necesita revisarse cada cierto tiempo a través de la ficción, del teatro, la literatura y reconocerse como un universo en sí misma.