La tecnología y los avances en conservación brindan al público la oportunidad única de contemplar directamente el manuscrito legible más antiguo de Mesoamérica, exhibido en una cápsula anóxica de 1.75 metros de largo, que elaborado en amate hace más de ochocientos años, entre 1021 y 1152 d.C., es el calendario de Venus y un documento adivinatorio de los mayas del periodo Posclásico temprano.