José María Velasco legó en su obra la belleza del paisaje mexicano
El Museo Nacional de Arte resguarda y exhibe diversas obras del pintor, mismas que se pueden apreciar en la exposición permanente Territorio Ideal. José María Velasco, perspectiva de una época
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del Museo Nacional de Arte (Munal), recuerdan el 182 aniversario del nacimiento de José María Velasco, máximo exponente del paisajismo mexicano del siglo XIX y considerado “pintor prominente” y “arquitecto del aire” por especialistas en arte, ocupando un lugar dentro de la plástica nacional y un sitio en el arte universal.
El recinto de la Red de Museos del Inbal resguarda y exhibe diversas obras del pintor mexiquense, mismas que se pueden apreciar en la exposición permanente Territorio Ideal. José María Velasco, perspectiva de una época, curada por el investigador Víctor Rodríguez Rangel.
A través de una relectura sobre la historia del paisajismo mexicano, la muestra se engalana con obras de su autoría como La Alameda de México, Catedral de Oaxaca y Patio del Ex Convento de San Agustín, acompañadas de paisajes realizados desde el Cerro de Santa Isabel, el Valle de México o la Cañada de Metlac, referencias del amplio horizonte y perspectiva que dieron fama al artista.
La curaduría se complementa con el recurso de tecnología inmersiva Heritage, realizado en colaboración con la empresa mexicana Aura XR, una aplicación de entretenimiento cultural gratuita dondelos paisajes y objetos cobran vida para transportarte a la época representada en sus obras.
En palabras del curador, “el mexicano resolvió con detalle realista tanto los motivos de los primeros planos como los más distantes y varió, desde otros puntos cardinales, la apreciación de la meseta: con la capital, sus inmediaciones y sus horizontes alpestres con las cumbres nevadas”.
El artista originario de Temascalcingo, Estado de México, fue acreedor de un gran número de reconocimientos en vida, como la Medalla de Oro de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, el primer premio de la Academia Nacional de México en 1879, la Medalla de la exposición de Bellas Artes de Puebla en 1900, entre otros. En 1943 su obra fue declarada monumento histórico y artístico por decreto del presidente Manuel Ávila Camacho.
José María Velasco y Gómez-Obregón nació el 6 de julio de 1840; estudió en la Academia de San Carlos donde contó con la tutela de Santiago Rebull, Pelegrín Clavé, Manuel Carpio y Eugenio Landesio, entre otros. A los 18 años de edad fue nombrado profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes, cuya labor docente se extendió a lo largo de más de 40 años.
Fue maestro de una gran cantidad de artistas noveles, y modelo en el que se fijaron (durante sus primeros años) los muralistas José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, quienes luego seguirían caminos propios dentro de la llamada pintura nacionalista.
El año de 1868 marcó el comienzo de una vasta producción pictórica, cuyo talento artístico y curiosidad por las ciencias naturales lo llevaron a resaltar con precisión la belleza y el encanto de nuestro país en cerca de 300 pinturas al óleo, acuarelas y litografías, fruto de una trayectoria en la que Velasco hizo de la geografía mexicana el motivo de su pintura y el símbolo de la identidad nacional.
Asimismo, su preferencia por el estudio de la arquitectura, antropología, botánica, geología y paleontología se manifestaron en una serie de estampas sobre la evolución de la flora y fauna endémicas de México, convirtiéndolo en una fuente de estudio para la ciencia, lo que a su vez desembocaría en su nombramiento como presidente de la Sociedad Mexicana de Historia Natural en 1881.