Ante la inevitable destrucción de la vida en el planeta Tierra, las sociedades que lo habitan perseveran por el deseo de convertirse en una especie interplanetaria. En este contexto de incertidumbre, que ocurre en septiembre de 2025, la sonda espacial Voyager 1 manda la última transmisión con la Tierra antes de perderse en la inmensidad del espacio.