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Noticias 2016-06-12 13:07

En el 30º aniversario de su muerte recuerdan a Enrique Guzmán



En el 30º aniversario de su muerte recuerdan a Enrique Guzmán




Erik Castillo, Luis Rius y Magdalena Zavala, en el Museo de Arte Moderno



“Recordamos a uno de los artistas míticos dentro de la colección del INBA y del acervo del MAM, de quien no se ha escrito todo, por lo que tenemos que volver a reactivar esta memoria social de uno de los creadores a quien la posteridad le dará el peso específico que requiere”: Magdalena Zavala




Con la pintura Homenaje a la fotografía (1972), perteneciente a la colección del Museo de Arte Moderno (MAM), se llevó a cabo la mesa de reflexión Enrique Guzmán. 30º aniversario luctuoso, con la participación de Erik Castillo, Luis Rius y Magdalena Zavala, el sábado 11 de junio en el recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes.



“Recordamos a uno de los artistas míticos dentro de la colección del INBA y del acervo del MAM, de quien no se ha escrito todo, por lo que tenemos que volver a reactivar esta memoria social de uno de los creadores a quien la posteridad le dará el peso específico que requiere”, afirmó Magdalena Zavala, coordinadora nacional de Artes Visuales del INBA.



Este tipo de actividades “incentiva una serie de recuerdos en torno a las colecciones y a los artistas que nos son emblemáticos y que han fortalecido el desarrollo cultural del país”, añadió.



Previo a la participación de los ponentes, se proyectó un video en el que los críticos de arte Luis Carlos Emerich y Carlos-Blas Galindo, y los galeristas Francisco de Hoyos y Armando Colina hablan del pintor, a quien consideran un joven singular y retraído que a los 18 años de edad dio muestras de un gran virtuosismo y quien es considerado el iniciador del neomexicanismo y del arte contemporáneo posvanguardista.



Guzmán se convirtió en Transformador y víctima de su tiempo, como lo señala Carlos-Blas Galindo en el libro que tiene ese título.



En el video comentan que se trata del artista que más influyó en su generación y en la siguiente, y coinciden en que fue un creador único que en diez años cambió el panorama del arte nacional.



El crítico, curador e investigador Erik Castillo fue el primero en hacer uso de la palabra. Señaló que Enrique Guzmán es un tema de polémica, análisis y tributo, pues fue un artista que perdió la vida muy joven, antes de cumplir 34 años; se insertó en el sistema del arte de forma precaria, pero a la vez potente, y no se le conoce públicamente a nivel consistente.



Enrique Guzmán hizo su aparición en el mundo de las artes visuales de nuestro país en 1969, cuando ganó el Cuarto Concurso Nacional para Estudiantes de Artes Plásticas. En las séptima y octava ediciones de este certamen también fue reconocido.



Lo que más se recuerda de él, rememoró Castillo, es el episodio de 1978 en el Palacio de Bellas Artes, donde impugnó el fallo del jurado del Premio Nacional de Pintura y descolgó la pieza premiada de Beatriz Zamora, la tiró al piso y la golpeó con un extintor.



Navajas de afeitar, arquitecturas delirantes, escaleras, océanos, barcos, juguetes, botellas y personajes de traje con influencia de René Magritte son temas que predominan en su obra.



Considerado como neomexicanista, dadaísta y neopop, Guzmán también es neorromántico, afirmó. “A Guzmán le gustó la idea de jugar con mitologías cristianas y paganas, y sus obras hacen referencia al culto y al martirologio, que lo marca hasta en su muerte”. Enrique Guzmán es un artista original con una carrera corta pero de gran intuición, finalizó Castillo.



Durante su intervención, Luis Rius Caso, director de los museos Mural Diego Rivera y Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, comentó que a Guzmán se le asocia con la llamada literatura de la Onda.



Su pintura, dijo, “es a nivel de sensaciones; la utilizó como espacio de búsqueda y experimentación para plasmar emociones e ideas. Es una obra retiniana que posee un notable atractivo y un poder de seducción que se dirige a nuestros sentidos”.



Reiteró que los testimonios sobre Guzmán son muy pocos y no permiten dibujar claramente qué clase de persona era ni qué tan alejado estuvo del uso de la razón, por su depresiva infancia y el uso de drogas.



Consideró como el suicidio simbólico del creador jalisciense el mencionado acontecimiento de la pieza de Beatriz Zamora, ya que después de eso desapareció durante años de la escena del arte, para posteriormente consumar su suicidio real.

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