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semblanza 2015-04-18 13:14

Octavio Paz, poeta y ensayista de trascendencia universal

A 17 años de su fallecimiento



Octavio Paz, poeta y ensayista de trascendencia universal


Su obra, que incluye casi una treintena de libros de poemas

y más de 30 ensayos, ha sido traducida a 32 idiomas



Octavio Paz (Ciudad de México, 31 de marzo, 1914- Íbid. 19 de abril,

1998) poeta, ensayista, escritor y diplomático, es uno de los autores

mexicanos más prestigiosos de la segunda mitad del siglo XX y que

alcanzó dimensión internacional. Su obra, sobre todo poemas,

ensayos y traducciones, ha sido traducida a más de 32 idiomas,

además del inglés, el francés y el italiano, a lenguas como el chino, el

ucraniano y el japonés.



La carrera del único mexicano que ha obtenido el Premio Nobel

de Literatura (1990) inició con Mar de día, su primera obra poética

publicada en 1931, sin embargo fue con el ensayo El laberinto de la

soledad, con el que su obra comenzó a llamar la atención en nivel

internacional.



En el ámbito lírico, junto con Pablo Neruda y César Vallejo,

Octavio Paz conforma el grupo de grandes poetas que, tras el declive

del modernismo, lideraron la renovación de la lírica hispanoamericana

del siglo XX.



Nieto de Irineo Paz, novelista y soldado del ejército e hijo de

Octavio Paz Solórzano, abogado que apoyaba la causa de Emiliano

Zapata, el poeta estudió en las facultades de Derecho y de Filosofía y

Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde tomó

clases con el escritor Carlos Pellicer, que lo vinculó con poetas como

Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y José Gorostiza.



"Ellos me abrieron los ojos y me descubrieron la poesía

moderna", señalaba el escritor, aunque también Antonio Machado y

Juan Ramón Jiménez fueron sus primeras influencias en la lírica.

Sus preocupaciones sociales se dejaron sentir prontamente, y en

1937 realizó un viaje a Yucatán con la intención de crear una escuela

para hijos de trabajadores. En junio de ese mismo año, contrajo

matrimonio con la escritora Elena Garro, con quien tuvo una hija,

Helena; para luego viajar a España y participar en el Congreso de

Escritores Antifascistas, donde conoció a Rafael Alberti, Nicolás

Guillén, Pablo Neruda y Ernest Hemingway.



A su regreso, participó en la fundación de la revista Taller en

1938 y después, inició una vida de viajes, pues en 1943 recibió la

Beca Guggehnheim y realizó estudios en la Universidad de California

en Berkeley, Estados Unidos.



En 1945 comenzó a servir en el Servicio Exterior Mexicano, en

las embajadas de Francia, India y Japón. Asimismo, dio cátedra en

diversas universidades americanas y europeas, ofreció conferencias y

fundó las revistas Plural y Vuelta en los setenta.



Como intelectual, estuvo en el centro de la polémica, ya que de

joven comulgó con el liberalismo y el marxismo, doctrinas que criticaría

después. Su denuncia a las violaciones a los derechos humanos en

los países socialistas, le causó severos cuestionamientos por parte de

la izquierda latinoamericana.



Entre la poesía y el ensayo



La vasta producción literaria de Octavio Paz se enmarca entre la lírica,

con casi una treintena de libros publicados y el ensayo, que

igualmente incluyen más de 30 títulos.



Su poesía, está marcada por la experimentación, a veces con

toques neomodernistas, existencialistas y hasta surrealistas y

metafísicos, donde se adentró en reflexiones sobre el destino del

hombre, el amor y el erotismo, la soledad y los problemas de su

tiempo.



En una primera etapa, el autor pretendía penetrar, a través de la

palabra, en un ámbito de energías esenciales, pues su preocupación

era la creatividad del lenguaje, como señalaba en su libro Libertad

bajo palabra, “contra el silencio y el bullicio, invento la palabra, libertad

que se inventa y me inventa cada día” y es que, según Paz, el

verdadero autor de un poema, no era ni el poeta ni el lector, sino el

lenguaje.



Un regreso a la vanguardia y a la palabra mágica se materializan

en poemas como ¿Águila o Sol?, libro de prosa de influencia

surrealista y Piedra de Sol, una de sus obras maestras compuesta por

584 endecasílabos, la misma cifra que los años del calendario azteca,

construida con gran densidad y poderosas imágenes a partir de la

cosmogonía azteca del tiempo circular.



En Salamandra (1962), Octavio Paz construyó una exploración

sobre nuevos poderes de la palabra y Ladera este (1962-1968) es

fruto de su interés por la cultura oriental, de la que surgen nuevas

dimensiones combinadas con la liberación máxima del lenguaje.



Blanco, de 1967, es una experimentación a nuevas formas de

presentación, pues el poema está dispuesto en tres columnas que

pueden leerse de distintas formas, mientras que Topoemas y Discos

visuales son intentos de crear una nueva percepción del mensaje.



Un único, largo y bellísimo poema de lenguaje más sobrio, pero

de inusitada densidad, destinado a bucear en su conciencia, en su

vida y en su palabra es Pasado en claro (1975) y de sus libros

posteriores, cabe destacar Vuelta (1976), donde alude al regreso del

poeta a México tras una larga permanencia en Europa y Oriente

y Árbol adentro (1987) que aborda temas constantes en su

producción, como la meditación sobre la muerte y el amor.



Como todo intelectual, Octavio Paz se mantuvo en el centro de la

discusión artística, política y social del país. Su curiosidad, variedad de

intereses e inteligencia, se muestran en sus numerosos ensayos, que

incluyen una amplia diversidad de temas como el arte y la literatura, la

sociología y la lingüística, así como la historia y la política.



Una profunda reflexión sobre la creación poética se encuentra

en El arco y la lira de 1959, mientras que la identidad mexicana es el

tema de El laberinto de la soledad (1959) y Posdata (1970).



Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982) es un

completo estudio sobre la obra y la compleja personalidad de la poeta

mexicana del siglo XVII; El mono gramático (1974), indaga en la

esencia del lenguaje y constituye un testimonio de su atracción hacia

Oriente y Tiempo nublado (1983) se ocupa de la situación política y

social contemporánea.



En Los privilegios de la vista (1987) se encuentran sus

apreciaciones sobre las artes plásticas y en La llama doble de 1993,

recorre la génesis de la idea poética del amor. Otros títulos de su

abundante producción ensayística son Cuadrivio (1965), Claude Lévi-

Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967), Conjunciones y

disyunciones (1969), Los hijos del limo (1974), El ogro

filantrópico (1979), Hombres de su siglo (1984) e Itinerario (1993).



Aunque Octavio Paz es reconocido por su calidad excepcional

como poeta y ensayista, otra faceta importante en su vida es la de

traductor de poetas, cuya producción está reunida en el

libro Versiones y diversiones de 1974, que fue reeditada en 2000.



Y es que el escritor señalaba que de hecho, el lenguaje es ante

todo traducción, un acto literario que implica una transformación del

original y a ella se dedicó durante más de medio siglo, pues significó

un instrumento para profundizar su conocimiento de la poesía en todas

sus manifestaciones culturales y lingüísticas.



La labor de Paz en este campo incluye traducciones de poetas

como Gérard de Nerval, Guillaume Apollinaire, Pierre Reverdy,

Stéphane Mallarmé, Henri Michaux, Paul Éluard, Fernando Pessoa,

Georges Schehadé, John Donne, Ezra Pound, E.E. Cummings,

William Carlos Williams, Czeslaw Milosz, Li Po, Tu Fu, Li Ch'ingchao,

Matsuo Basho y Kalidasa y Chuang-tse, entre muchos otros.



Pero además, Octavio Paz es uno de los escritores mexicanos

más traducidos, junto con Carlos Fuentes y Juan Rulfo, pues su obra

se encuentra en 32 idiomas y continuamente aparecen sus libros en

lenguas extranjeras.



Apenas hace dos años, con motivo de los 15 años de su

fallecimiento, la brasileña Cosac publicó una traducción al portugués

de El arco y la lira, que tiene como prólogo una carta de Julio Cortázar,

en la que el argentino calificaba a ese ensayo como el mejor sobre

poética escrito en América.



También salió The poems of Octavio Paz, traducido y editado por

Eliot Weinberger, una amplia selección bilingüe que incluye versos

traducidos por primera vez al inglés y cuya portada fue ilustrada con

un Mandala realizado por el artista Vicente Rojo.



Y el año pasado, con motivo del centenario del natalicio del

poeta, el Conaculta, a través del Fondo Nacional para la Cultura y las

Artes (Fonca) aparecieron traducciones de sus obras en japonés,

italiano y ucraniano, gracias al Programa de Apoyo a la Traducción

(Protrad).



Piedra de sol fue llevada al japonés por la editorial EHESC,

mientras que El laberinto de la soledad fue traducido al ucraniano.

Previamente, en 2002, el Fonca apoyó

la traducción
al
italiano
de
Águila
o
Sol, que fue una de las

primeras
publicaciones
de la
obra
de
Octavio
Paz en ese idioma,

así como la traducción al japonés

de Sor
Juana
Inés
de
la
Cruz
o
las
trampas
de
la
fe.



La importancia de la obra literaria de Paz también se manifiesta

en los múltiples reconocimientos a los que se hizo acreedor,

coronados por el Premio Nobel de Literatura en 1990, pero que

también incluyen el Premio Xavier Villaurrutia en 1957 por El arco y la

lira, el Premio Internacional de Poesía de Bruselas, Bélgica en 1963, el

Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura, el Premio

Jerusalem y el Nacional de Letras de México, estos tres en 1977.



Dos años después recibió el Premio Gran Águila de Oro del

Festival Internacional del Libro en Niza, en 1981 el Premio Cervantes,

en 1985 se hizo acreedor al Premio Internacional Alfonso Reyes y al

Mazatlán de Literatura por Hombres en su siglo. El Premio Príncipe de

Asturias de Comunicación y Humanidades lo obtuvo en 1993 por la

revista Vuelta y en 1994, la Gran Cruz de la Legión de Honor de

Francia y la Medalla Gabriela Mistral en Chile.

Desde 1967 fue miembro del Colegio Nacional y fue nombrado

miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua a partir de

1997. También formó parte
de
la
primera
generación
de
Creadores

Eméritos
del
Sistema Nacional
de
Creadores
de
Arte,

creado
en
1993, junto
a personalidades como Andrés
Henestrosa,


Alí
Chumacero, 
Juan
José
Arreola, 
Carlos
Fuentes
y
Carlos

Monsiváis entre
otros
destacados
creadores
de
excelencia.



Octavio Paz fue nombrado doctor Honoris Causa por diversas

universidades en todo el mundo como la de Boston, la de Harvard, la

de Nueva York, la de Texas, la UNAM, la de Murcia y la de Roma,

además de obtener el Premio Nacional de Periodismo de México en

1998, en reconocimiento a su trayectoria.



La mejor manera de recordar a un escritor es leyéndolo y a 17

años del fallecimiento de Octavio Paz es ocasión de leer y releer a

quien fue uno de los grandes intelectuales del siglo XX, quien murió el

19 de abril de 1998 en la Casa de Alvarado, ubicada en Francisco

Sosa No. 383, en Coyoacán, inmueble que hoy alberga a la Fonoteca

Nacional.



AGB

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