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Museos 2016-02-10 08:14

Yo transporto, muestra de G. T. Pellizzi en la Sala de Arte publico Siqueiros

Yo transporto, muestra de G. T. Pellizzi

en la Sala de Arte Público Siqueiros





o Cajas de embalaje integran la exposición que podrá visitarse del 10 de febrero al 15 de mayo



o En el Proyecto Fachada podrá apreciarse Problemas del realismo neoliberal en la pintura mexicana de Daniel Aguilar Ruvalcaba





Transformar el espacio de exhibición en una caja de embalaje de arte monumental es la propuesta del artista Giandomenico Tonatiuh (G. T.) Pellizzi, quien convirtió uno de los espacios de la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS) en un contenedor de 9.5 por ocho por 3.5 metros, obra a la que le otorgó el nombre de Yo transporto, la cual se exhibirá del 10 de febrero al 15 de mayo en el recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).



“El público podrá sentir que está entrando al interior de una caja de embalaje de transporte de arte”, menciona G. T. Pellizzi. “Esta idea surgió del hecho de que estas cajas de embalaje son contenedores que transportan, albergan y protegen a los objetos culturales de valor social, cultural, histórico, y que circulan por el mundo.



“Es como el espacio privado de los mismos objetos cuando no están a la vista de los visitantes; el medio que los enlaza entre varias instituciones en nuestro mundo globalizado en esta red de circulación y movimiento. Lo que le da valor a los mismos objetos es ser vistos y que transiten”, afirma el artista.



El espacio del museo es como un contenedor vacío que almacena y alberga objetos, añade Pellizzi. “Cuando estábamos trabajando en el proyecto surgió el tema del recorte de presupuesto a las instituciones y allí nació la idea de que el proyecto se autofinanciara.



“Hicimos el cálculo de la producción de toda la exhibición y también el costo operativo del museo durante el periodo de duración de la muestra. Sumamos todo eso y lo repartimos entre los 171 fragmentos que conforman la instalación. Entonces coleccionistas y benefactores del museo pueden apoyar y participar en la exposición al financiar un fragmento que después se llevarán, convirtiéndose así en cómplices del proyecto.



“Yo doné todas las piezas a la asociación Amigos de la SAPS, y quienes decidan financiarlas, al ser piezas de transporte, se enviarán como una caja que ellos recibirán”.



Cada fragmento tiene firma y número, siguiendo los rubros de las mismas cajas de embalaje que tienen sus folios y sellos, todo conforme a los reglamentos de transporte de arte. Casi todas son piezas únicas en forma y tamaño. La mayoría son tridimensionales y otras son planas. Las más pequeñas miden 50 por 50 centímetros, y las mayores son de dos por 1.50 metros.



Para su primera comisión individual en México, G. T. Pellizzi indica que su obra tiene diálogo con el trabajo de Siqueiros, porque “cuando él habitó esta casa se encontraba en la última etapa de su carrera trabajando en el Polyforum, en murales que él denominó transportables, porque tenía la idea de que se pudieran llevar a otros públicos y fueran accesibles.



“Asimismo, los murales circulan sus objetos por el mundo: su ‘verdad’ es la de ser vehículos transportadores y metas de ‘traslados’ para sus públicos. A través de la red de estos ‘huecos’ y, en cada una de sus etapas, los objetos adquieren más y más valor simbólico. Es así que el valor del objeto depende del ‘vacío’ de su transporte. En la Sala de Arte Público Siqueiros, el vacío mismo se convierte en objeto de su propio transporte”.



El enorme contenedor siguió técnicamente una estricta fabricación con madera, polines, triplay, recubrimientos de interiores en ethafoam (espuma de polietileno) y un proceso de fumigación para traslados internacionales. Cada una de estas partes ha sido conceptualizada frente a los cánones del arte en Occidente, lo que ha resultado en objetos escultóricos y pictóricos situados con relación al espacio, específicamente a la arquitectura.



El artista manifiesta que el proyecto no se hubiera podido realizar sin el apoyo de Córdova Plaza, una las compañías transportistas de arte más grandes de México, que apoyó y colaboró con la fabricación de las cajas y donó toda la espuma de polietileno.



G. T. Pellizzi nació en 1978 en Tlayacapan. Estudió filosofía en el St. John’s College (Maryland) y arquitectura en The Cooper Union (Nueva York). De 2001 a 2011 fue cofundador y participó en varios colectivos, incluida The Bruce High Quality Foundation, con la que ha exhibido en el Whitney Museum of American Art y el MoMA PS1 de Nueva York, el Centre Pompidou de París, el Proyecto de Arte Contemporáneo Murcia y la Fondazione Sandretto Re Rebaudengo de Turín, así como en distintas galerías en Nueva York, Zúrich, Berlín y Londres.



Ha expuesto individualmente en la Mary Boone Gallery y el Watermill Center for the Arts de Nueva York, y en Revolver Galería en Lima. Ha participado en muestras colectivas en el Kunsthalle de Viena, la École des Beaux-Arts y la Jeu de Paume de París, el Museo del Barrio en Nueva York y la galería L&M Arts en Los Ángeles, entre otros espacios. Vive entre Nueva York y México.



Proyecto Fachada



Como es costumbre, la fachada de la Sala de Arte Público Siqueiros presentará una intervención, esta vez realizada por Daniel Aguilar Ruvalcaba, quien indica que se trata de algo muy discreto.



Se trata de Problemas del realismo neoliberal en la pintura mexicana. Nuevo muralismo mexicano, una reproducción de un billete de cien pesos conmemorativa del bicentenario, el cual tiene un fragmento de una obra de Siqueiros llamada Del porfirismo a la Revolución, la cual está ubicada en el Castillo de Chapultepec.



“Lo que me interesó de este billete es que mucha de la práctica de los muralistas estaba comprometida con el marxismo y la Unión Soviética; seguían el realismo socialista y, entonces, al insertar un fragmento de la obra de Siqueiros en un billete, ese sentido socialista de la lucha de la clase obrera se vacía y sucede otra cosa con el neoliberalismo.



“Me gustó que el título fuera más grande que la pieza, para hacerla más pomposa, pero en sí la idea es muy sencilla: la reproducción de un billete, que implica el proceso de falsificación tanto de un mural como de un billete”.



Relata que encontró un lugar en Holanda donde imprimen pinturas, así que reprodujo el fragmento del mural. “No lo podían imprimir todo porque es un billete, solo el detalle que quedó como un relieve. El fondo fue en inyección de tinta y los detalles en impresora 3D”.

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