Mefistófeles, producción de la Ópera de Bellas Artes cautivó en el XLIII FIC



Ø En el Teatro Juárez de Guanajuato se presentó esta ópera de Arrigo Boito que pocas veces se ha cantado en México



Mefistófeles, ópera de Arrigo Boito, pocas veces se ha cantado en México. Hace 62 años que no se había escuchado en nuestro país, hasta que los pasados abril y mayo se dieron dos funciones en el Palacio de Bellas Artes. Ahora y por única vez se presentó, en su versión de concierto en el Teatro Juárez de Guanajuato, en el marco del XLIII Festival Internacional Cervantino (FIC).

Dicha obra fue presentada gracias a una producción de Ópera de Bellas Artes del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que dirigió Srba Dinic. Participaron la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes, así como el Coro de Niños de la Facultad de Música de la UNAM. John Daly Goodwin, fue el director huésped de los primeros y el último estuvo encabezado por Patricia Morales.

Para esta única función, el tenor Rubén Amoretti tuvo el papel principal, mientras que los de Fausto, Margarita/Helena de Troya, Pantalis, Martha, Wagner y Nereo estuvieron a cargo del tenor José Luis Ordóñez, la soprano Maribel Salazar, la mezzosoprano Grace Echauri, la mezzosoprano Rosa Muñoz (integrante del Estudio de Ópera de Bellas Artes), los tenores Gilberto Amaro y Juan Carlos López, respectivamente.

Basada en Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe se estrenó el 5 de marzo de 1868 en el Teatro alla Scala de Milán, bajo la dirección del entonces joven autor.

La ópera no tuvo éxito en su estreno, por lo que el compositor desechó la partitura y sometió a la obra a una revisión. Boito trabajó siete años en su restructuración, modificando en el pentagrama al personaje de Fausto, que pasó de ser barítono a tenor; recortando escenas y añadiendo nuevas.

La segunda y actual versión, estrenada el 4 de octubre de 1875 en el Teatro Comunale de Bolonia, tiene una duración de dos horas y media, a diferencia de la anterior, de cinco horas y media, aproximadamente. Cuenta con un prólogo, cuatro actos y un epílogo con música y libreto del compositor.

En México se estrenó en el Teatro Nacional el 14 de noviembre de 1888, y en el Palacio de Bellas Artes, el 23 de septiembre de 1948, bajo la batuta de Luis Sandi y la escenografía de Julio Prieto. Fue “interpretada magistralmente”, según relatan las crónicas periodísticas, por el bajo Roberto Silva, la soprano Irma González y los tenores Norman Kelley y Rodolfo Ibáñez.

Más tarde, en 1951, con la misma escenografía de Prieto, fue interpretada por Cesare Siepi, Roberto Silva, Irma González, Rosa Rimoch, Mario del Monaco y Glauco Scarlini.

Sobre el tema del bien y el mal, del viejo que vende su alma al diablo a cambio de placeres terrenales, existen otras composiciones, como Fausto, de Louis Sphor; La condenación de Fausto, de Hector Berlioz, y Fausto, de Charles Gounod.


El diablo de Gounod es el más popular, pícaro, cordial y distinguido, pero el de Boito es solemne, malcarado y un auténtico demonio, según refiere el crítico José Octavio Sosa.