Enérgicos y profundos, los conciertos en México

de la Orquesta Filarmónica de Helsinki





Ø John Storgårds dirigió a la agrupación nórdica el pasado fin de semana en el Palacio de Bellas Artes





Enérgicos y profundos, apolíneos y excelsos, podrían describirse, a grandes rasgos, los tres conciertos ofrecidos el pasado fin de semana por la Orquesta Filarmónica de Helsinki, dirigida por John Storgårds, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.



Con la asistencia del subdirector general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Sergio Ramírez Cárdenas, y del coordinador nacional de Música y Ópera, Jaime Ruiz –el viernes 7 de agosto–, estas presentaciones en las que cientos de melómanos llenaron el máximo recinto cultural del país, también el sábado 8 y el domingo 9, representaron verdaderas armonías poéticas y musicales, con el fin de festejar los 150 años del natalicio de Jean Sibelius.



Y es que la música de Sibelius, la máxima figura musical de Finlandia, abarca todos los aspectos de la vida humana: energía, ira, piedad, amor, alegría desbordada… Va de lo más elevado del espíritu humano a lo profano, de la energía más fervorosa a la tranquilidad más serena. En pocas palabras, es capaz de conducir de la calma a la tempestad y viceversa.


Los asistentes alabaron la técnica de la orquesta más antigua de Europa y la calificaron de increíble. Incluso destacaron el colorido que le brinda a las siete sinfonías de Sibelius.


A la Primera sinfonía no queda un calificativo más justo que el de fantástico, debido a los cambios de temperamento que existen en sus cuatro movimientos. Requiere de precisión y virtuosismo de cada integrante de la orquesta adentrarse en una obra que estimula la mente y revitaliza el espíritu.



Por su parte, la Quinta sinfonía del compositor finlandés, también interpretada el primero de los tres días, es más tranquila, más reposada, aunque por momentos se sale de la norma y despega a lo inédito, a lo sorpresivo.



Quien merece una mención aparte, por su alta sensibilidad, es la violinista Baiba Skride. Quien no la haya escuchado antes, seguramente se quedó con una agradable sensación de haber descubierto la piedra filosofal o haber rozado las puertas del Olimpo.



Tan increíble interpretación del Concierto para violín de Sibelius hizo Skride que el público mexicano la hizo salir al escenario tres veces para recibir sinceros vítores. Ella, agradecida, hizo un encore, que lo único que ocasionó fue exaltar, aún más, las felicitaciones de los melómanos. El sonido de su violín Stradivarius en sus manos es extraordinario.



John Storgårds no se quedó atrás en su actuación al frente de la orquesta europea. De principio a fin supo dirigir a una agrupación que no tiene desperdicio y supo sacarle provecho a cada uno de los componentes. El resultado: un éxito rotundo y tres conciertos que quedarán en la memoria de los asistentes.



Vale la pena recordar una frase de Fernando Pessoa en el Libro del desasosiego que viene muy bien a la actuación en nuestro país de la agrupación finlandesa: “Mi alma es una orquesta oculta; no sé qué instrumentos tocan y chirrían, cuerdas y arpas, timbales y tambores, dentro de mí. Solo me conozco como sinfonía”.