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Platicas 2015-05-15 17:15

Mathias Goeritz, el artista que busco la parte espiritual de la arquitectura. Platica en Bellas Artes en el centenario de su nacimiento

Mathias Goeritz, el artista que buscó la parte espiritual de la arquitectura. Plática en Bellas Artes en el centenario de su nacimiento



Los especialistas Felipe Leal y Lily Kassner comentarán en torno a la figura del arquitecto y escultor mexicano de origen alemán



Lunes 18 de mayo, 19:00 horas, Sala Manuel M. Ponce del PBA



El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) recordará al artista plástico mexicano de origen alemán, Mathias Goeritz, en el centenario de su nacimiento (4 de abril), con un conversatorio en el que especialistas harán un paseo por las diferentes escalas de su amplia obra artística y de sus aportaciones a la cultura mexicana.



Esta charla se llevará a cabo el lunes 18 de mayo a las 19:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes con la participación de dos expertos y amigos cercanos al artista fallecido en 1990: el arquitecto Felipe Leal y la investigadora Lily Kasnner, con la moderación de Dolores Martínez, directora de Arquitectura del INBA.



En la sesión, el arquitecto Leal reflexionará acerca de lo que él llama “la parte más urbana y arquitectónica” de Mathias Goeritz, haciendo énfasis en el Museo Experimental El Eco, mientras que Lilly Kassner, conocedora del archivo del escultor alemán, narrará algunos episodios y características de su vida. La charla se acompañará de la proyección de una serie de fotografías tanto de su obra, en distintas épocas, como personales.



Werner Matthias Goeritz Brunner, conocido en México como Mathias Goeritz (1915-1990), llegó a México en 1949 en una época definitiva para el mundo --la posguerra--, y mientras el ambiente en Europa estaba muy deprimido y sin lugar para las artes, en México se vislumbraban tiempos de cambio intensos en lo cultural, lo cual aprovechó; el inquieto artista quedó fascinado ante la posibilidad de experimentar en diferentes ángulos su creatividad.





En 1954 dio a conocer su manifiesto de Arquitectura Emocional, donde critica “la arquitectura únicamente utilitaria destinada a la industria, vivienda, hospitales; él buscaba la parte espiritual que tiene sus orígenes en los actos rituales”, señaló Felipe Leal.



Goeritz era un místico y eso se manifiesta en el Museo El Eco, como su pieza clave, un proyecto experimental cuya intención fue poder integrar todas las artes en una sola pieza que fuera arquitectura, escultura, pintura y que en su interior pudieran realizarse diferentes expresiones artísticas de forma conjunta.



“Era un experimento plástico, visual, espacial; él quería provocar en el espectador emociones, que los espacios provocaran reacciones frente a la pintura, la escultura, danza, música, incluso el ocio, ya que había una barra para tomar una copa mientras se disfrutaba algún espectáculo. Para esa época, los años cincuenta, eso era una propuesta muy de vanguardia”.



El arquitecto Leal, quien junto con Víctor Jiménez realizó el rescate de El Eco, recordó que este espacio lo recuperó la UNAM en 2005, ya que el recinto, como lo concibió originalmente Goeritz, tuvo una vida muy corta.



Al poco tiempo de haberlo concluido, su promotor David Limón, quien era su mentor y mecenas, falleció y el lugar fue viviendo diferentes épocas y usos: fue cabaret, centro nocturno, escuela de teatro, centro de experimentación teatral, pero ya no es la pieza arquitectónica emocional como él la llamaba, comentó Leal.



Desafortunadamente, Mathias Goeritz ya no es testigo de esta recuperación, para él quedó como una experiencia fugaz de la que tenía gratos recuerdos, dijo.



Al ser El Eco una de sus piezas iniciales más contundentes, le otorga gran presencia que se transforma en colaboración con otros arquitectos como Luis Barragán y muchos más; continúa después con obras de carácter urbano y esculturas tan emblemáticas como Las Torres de Satélite, la Pirámide de Mixcoac, y participa en el Espacio Escultórico de Ciudad Universitaria.



En opinión del arquitecto Felipe Leal, Goeritz siempre tuvo la idea de llevar la escultura a otra dimensión. Cabe recordar que también fue promotor de la Ruta de la Amistad para las Olimpiadas de 1968, donde invita a escultores de todo el mundo para que trabajaran en esculturas de gran escala para ser vistas por un espectador motriz: siempre estaba a la vanguardia, afirmó el arquitecto.



Además de la huella que dejó en varios lugares de la ciudad y que son referentes para todos nosotros, desde las Torres de Satélite, pasando por los vitrales de Catedral Metropolitana, el altar de la Catedral de Cuernavaca, su acercamiento con el arte sacro, su colaboración en la Casa Barragán, el Hotel Camino Real y la Capilla de las Capuchinas.



A nivel internacional, Mathias Goeritz tiene una presencia muy amplia, aseguró Felipe Leal, al comentar que en estos momentos hay una exposición de él en el Museo Reina Sofía de España que después vendrá a México para ser presentada en el Palacio de Iturbide e itinerar por Monterrey y otras ciudades del interior del país.



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