Juan Carlos del Valle (1975) ha explorado, desde el inicio de su trayectoria, el potencial expresivo que ofrecen las calidades tonales de la oscuridad. Interesado en sugerir la existencia de distintas dimensiones de realidad en el contexto de una misma representación, el pintor ha desarrollado una propuesta en la que lo real se disuelve y reinventa en su unión con la ficción.