Si bien sus orígenes como movimiento institucional se sitúan en 1922, a partir del proyecto educativo y cultural promovido tras la Revolución Mexicana por el gobierno de Álvaro Obregón, resulta fundamental revisar sus antecedentes en el mundo prehispánico y el virreinato, en donde destacan obras como el Convento Agustino de Malinalco o los murales del Templo de San Miguel Arcángel de Ixmiquilpan (de mediados del siglo XVI) en Hidalgo, donde se hace evidente el sistema doctrinario de la instrucción católica que combinó en su aparato estético elementos europeos con otros de origen precolombino, reinterpretando algunos elementos plásticos como parte de los valores de la identidad cultural nacional.