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El legado de Luis Nishizawa se extiende hasta el espíritu con que siempre se acercó a la vida misma, coinciden investigadoras

El legado de Luis Nishizawa se extiende hasta el espíritu con que siempre se acercó a la vida misma, coinciden investigadoras



· Justo el día en que cumpliría cien años el artista mexiquense, el INBA lo recordó con una charla acerca de su vida, obra y legado artístico



· Alicia Sánchez Mejorada y Teresa Favela, así como la académica Abigaíl Aranda Márquez, resaltaron sus virtudes humanas



Justo el día en que se cumplieron cien años de su nacimiento, este viernes 2 de febrero, el artista plástico mexiquense Luis Nishizawa fue recordado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) con una mesa redonda en la que se resaltó su vida y obra, así como sus aportes a la plástica mexicana y universal.



Luis Nishizawa Flores (1918-2014) fue un artista polifacético que nunca se enmarcó en algún género o corriente de la pintura, pues sus horizontes fueron extensos, como extensos fueron los paisajes naturales que vio y vivió en sus primeros años de infancia en Cuautitlán, Estado de México, y que lo marcaron para el desarrollo de sus habilidades dentro de la plástica, inclusive la música y la docencia.



En ello coincidieron las investigadoras Alicia Sánchez Mejorada y Teresa Favela, ambas pertenecientes al equipo del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas del INBA, al hacer, cada una, semblanzas del artista homenajeado.



“Hace cien años nació uno de los más grandes artistas de la plástica mexicana: Luis Nishizawa --dijo Sánchez Mejorada--, cuyo legado artístico no se limita a las artes visuales que con tanto cuidado, paciencia y enorme curiosidad cultivó, sino que se amplía a la calidad misma de su propia existencia, a ese gran espíritu con el que siempre se acercó a la vida”.



Luego de formarse en la Academia de San Carlos y con la guía de maestros como Julio Castellanos, José Chávez Morado y Alfredo Zalce, a lo largo de su carrera, recordó la especialista, Nishizawa incursionó en el realismo plástico, el expresionismo, el surrealismo, el gestualismo, el muralismo, el abstraccionismo y el figurativismo, técnicas que utilizó para fusionar las culturas mexicana y japonesa, la primera desde una paleta viva y la segunda en el empleo de la estampa y las tintas, pero siempre con la convicción de que el dibujo es el origen de todas sus creaciones.



Su preocupación siempre fue el ser humano y por ello destacó como el gran formador de nuevas generaciones de artistas. “El realismo es lo que me sustenta”, decía el creador, por lo que al realizar sus paisajes sostenía que “hay que ver el paisaje con los ojos del alma”.



En su oportunidad, la también investigadora Teresa Favela se refirió a Nishizawa como “el sensei”, que en japonés, aclaró, significa “honroso, para tratar con respeto y admiración a un maestro de cualquier arte”. Coincidió en que el artista maduró su técnica pictórica en diversas corrientes y logró evolucionar hacia tendencias plásticas y estilos gracias a su vocación de investigador y observador.



No se adhirió de lleno a ninguna corriente plástica, aunque se le reconoce como continuador de la Escuela Mexicana de Pintura. Al igual que los principales exponentes de este movimiento (Rivera, Orozco y Siqueiros), el mexiquense criticó de manera vehemente la violencia tanto en México como en el mundo, y viajó a Japón donde convivió con los artistas más relevantes de ese país, donde están sus orígenes paternos.



Nishizawa no cerró estilos ni vocaciones, aseguró Teresa Favela; buscó encontrar el sentido de la vida por medio del arte. “Estaba convencido de que la obra plástica no tenía finalidad en sí misma, sino que iba más allá, es decir, tenía una fuerte carga emocional. Su pincel estético en algunas ocasiones recorría la superficie del papel con trazos rápidos, casi flotantes, denotando sus orígenes y enseñanzas niponas caligráficas, y en otras su huella se hace más profunda y quizá se ensaña con la superficie”.



En su momento, Abigail Aranda Márquez, académica de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, se refirió a Luis Nishizawa como “un bendito” por haber nacido “en un día grande, un día de misterio”, un 2 de febrero, Día de la Candelaria. Hizo referencia a la gran tradición paisajística francesa, a Monet en especial, para señalar que el paisajismo mexicano abreva de aquella tradición.



De esa forma, consideró, un joven rebelde, José María Velasco, “nos revelaría un mundo nuevo con sus paisajes, y Nishizawa, también, entraría a un cosmos que abrió sus puertas desde el día de su nacimiento”.