Hablar de Yucatán evoca los sabores de la cochinita pibil, maravillarse con las ruinas de Chichen Itzá, remontarse a los años del henequén del siglo XIX, disfrutar del atardecer en un recorrido en las famosas calesas o calandrias de Paseo Montejo, pero también, es hablar de sus aguas cristalinas color esmeralda rodeadas de palmeras y una tranquilidad placentera que sólo la Rivera Yucateca ofrece.
Con una extensión de 378 km de longitud, la Rivera Yucateca es uno de los lugares con más variedad de ecosistemas y esconde verdaderas joyas para disfrutar entre el Mar Caribe y el Golfo mexicano.