De acuerdo a la tradición, la ofrenda del Día de Muertos en el pueblo originario Hñähñú se colocaba al nivel de la tierra, en exteriores, debajo de un mezquite en la orilla de la milpa.
Ya con el paso del tiempo cambiaron la costumbre, comenzaron a hacerla en el interior, de las viviendas, ya que afuera la propia ofrenda era destruida por la fauna silvestre del lugar