EN EL PALACIO DE BUENAVISTA MANUEL TOLSÁ, YA TIENE UNA

SALA QUE HONRA SU MEMORIA.

ï‚· CREADOR DE ESPACIOS: NUEVA SALA EN EL MUSEO NACIONAL DE

SAN CARLOS

Hacer presente y difundir la importancia del arquitecto y escultor Manuel Tolsá, es

la misión y visión de la sala que abre a partir de hoy en el Museo Nacional de San

Carlos, sede del que fue Palacio de los Condes de Buenavista.

La que ahora será muestra permanente, Manuel Tolsá, creador de

espacios, exhibe esculturas, óleos, acuarelas y grabados pertenecientes a los

acervos del museo, del Colegio de San Ignacio de Loyola de Vizcaínas y a la

Academia de San Carlos de la UNAM, con el propósito de ofrecer al visitante un

recorrido por las creaciones y composiciones que marcaron toda una época y que

son el legado y recuerdo no solo de un artista sino de todo un período. Es a la vez

una forma de honrar y traer al presente, al personaje que erigió el recinto, cuyo

patio oblongo causa a todo visitante, admiración por su audaz belleza.

El Museo Nacional de San Carlos ocupa la casa del siglo XVIII que Doña

María Josefa de Pinillos obsequiara a su hijo, el Conde de Buenavista,

construcción realizada por el célebre arquitecto valenciano quien también estuvo a

cargo de obras tan importantes como la culminación de la Catedral Metropolitana y

algunas de las esculturas que adornan la fachada principal, el Palacio de Minería y

el Caballito, entre otras.

Manuel Vicente Agustín Tolsá Sarrió nació en Enguera, villa cercana a Valencia, el

4 de mayo de 1757 y murió en la Nueva España el 24 de diciembre de 1816. Llegó

a estas tierras en 1791, con el encargo de dirigir el área de escultura de la Real

Academia de San Carlos de la Nueva España.

La faceta más conocida y apreciada de Manuel Tolsá es aquella en la que

muestra sus especiales dotes como creador de espacios ya que su obra

arquitectónica es de gran riqueza y complejidad. Fue creador de proyectos tan

insólitos para aquella época que aún en estos tiempos siguen asombrando, pues

muchas de sus obras, hoy en día forman parte de la cotidianidad arquitectónica de

la Ciudad de México y de otras ciudades importantes como son Guadalajara y

Puebla.

Sin embargo, su quehacer dentro de la sociedad novohispana no solo se enfocó

en la arquitectura, el gran talento y maestría que poseía se vio reflejado en su

trabajo escultórico y sobre todo en su trabajo académico dentro de la Real Academia de San Carlos, en la cual su labor como maestro ayudó a renovar la

visión del arte académico de esa época. Su influencia fue tan fuerte que el

Neoclásico en la Nueva España también fue conocido como estilo “Tolsá”.

El inmueble que alberga al Museo Nacional de San Carlos está realizado en estilo

neoclásico y destaca por su sobriedad y dimensiones monumentales. Un elemento

notable es el patio central de forma elíptica, único en la arquitectura de la ciudad.

Este recinto se inauguró como museo en 1968 con un importante acervo de

arte europeo, mismo que anteriormente había pertenecido a la Galería de

la Academia de San Carlos, el primer museo de arte del continente americano.

Esa colección de pintura, la primera de América, fue patrocinada por autoridades y

por donaciones de eminentes personajes de la sociedad novohispana para facilitar

el aprendizaje de las artes plásticas por parte de los alumnos de la Academia. Más

tarde, en el México Independiente, la colección se acrecentó con donaciones de

particulares y con compras en los mercados mundiales del arte realizados por el

gobierno mexicano.

Dentro de la rica colección del museo podemos encontrar pintura gótica de la

España de los siglos XIII y XIV, del Renacimiento, del Manierismo italiano de las

que sobresalen obras de Tintoretto, arte holandés del siglo XIII, obras barrocas de

Francisco de Zurbarán, pintura francesa del siglo XIX como es el caso de Edouard

Pingret y pintura española costumbrista con obras de Joaquín Sorolla, Pelegrín

Clavé, y de mexicanos como Germán Gedovius, entre otros.