Aporte diferente y complementario de las mujeres al son jarocho
ï‚· Adriana Cao Romero, Gisela Farías, Raquel Palacios Vega y
Gemaly Padua participaron en una conferencia en la que
compartieron sus inicios dentro de la expresión musical
ï‚· El son jarocho es un género para cantar poesía, un ritual
colectivo y una forma de vida: Gisela Farías
En años recientes las mujeres tienen un rol más protagónico en el son
jarocho, aseguró la productora de Radio Educación, Graciela Ramírez
en la mesa El papel de la mujer en el son jarocho realizada dentro del
Tercer Encuentro de Son Jarocho. Fiesta de las jaranas y las tarimas
que tiene lugar en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).
La creativa en el ámbito radial expuso que las mujeres
actualmente se han abocado más en promover esta expresión musical
enraizada en la zona del Sotavento. “Hace 35 años la presencia de las
mujeres en el son jarocho estaba relegada al zapateado, algunos
grupos tenían como integrante sólo a una mujer, ahora ellas ya tocan
instrumentos y cantan, existen grupos integrados sólo de mujeres,
sacan discos. Ya son una parte importante y vital del son jarocho”,
expresó.
En el Aula Magna José Vasconcelos los presentes escucharon
las anécdotas e historias personales de Adriana Cao Romero, Gisela
Farías, Raquel Palacios Vega, y Gemaly Padua; cuatro mujeres que
relataron se adentraron al son jarocho por influencia de sus familiares,
para después “agarrarle” el gusto y finalmente compartir cómo
prendieron a tocar sus instrumentos, como la jarana o el arpa.Gisela Farías, integrante del grupo Mono Blanco, compartió que
sus tías y abuela participaron de forma activa en los fandangos de la
comunidad en la que vivían, asegurando que las mujeres de su
tradición fueron fuertes, trabajadoras, alegres y capaces de salir
adelante.
“El son jarocho cambió mi vida y la de mi familia, le dio fuerza a
nuestra identidad y me dio espacio para expresarme y desarrollarme
artísticamente. Empecé hace 18 años y ha sido un largo camino de
aprendizajes, nutriéndome de la cultura de mi tierra, retomando
valores perdidos”.
Explicó que le gusta tocar la jarana porque le permite hacer
ritmos y la conecta con otras partes de México, con el Caribe, África, y
le sirve para expresar el canto profundo. “Me gusta el son porque es
un género para cantar poesía, porque es para un ritual colectivo, es
multigeneracional, y permite realizar sueños, porque es una forma de
A los presentes dijo sentirse orgullosa de formar parte del
llamado movimiento jaranero, confesando que su madre no quería que
se dedicara a tocar el son jarocho. “Me decía que eso no era cosa de
mujeres, en general hay una actitud negativa de los padres hacia los
hijos, ni se diga a las hijas, que quieran dedicarse a la música. En esa
época al son se veía como algo que tocaban hombres aficionados al
alcohol”.
Al tomar la palabra Adriana Cao Romero, integrante del grupo
Caña Dulce Caña Brava mencionó que lo que las mujeres han
aportado al son jarocho es una voz y sentimiento diferente. “Ahora que
han pasado años y tenemos un grupo conformado en su mayoría por
mujeres nos interesa decir otros versos, cosas que le podría decir a un
hombre. Uno tiene que hacer un aporte real, en muchos aspectos no
sólo en el canto”.
Al recordar que fue un interés natural el aprender a tocar el arpa,
reconoció que la participación de las mujeres para ejecutar el sonjarocho ha aumentado lo que dijo es bueno y positivo “siempre y
cuando” se haga bien y con responsabilidad.
primera vez a los 14 años y que aprendió a tocarla de oídas al tiempo
que su madre Victoria Vega Hernández cantaba. “Ella me ayudaba
con su voz a ir sacando los sones”.
2012, considerado el gran decano del son jarocho, dijo sentirse muy
honrada y afortunada de pertenecer a una gran familia sobre todo a la
tradición del son jarocho que los representa. “Son nuestras raíces, nos
identificamos y trato de llevarla lo más respetuosamente posible,
apegándome a la tradición”.
adentró a la historia de su familia. “A mí me gustó bailar mucho. A los
13 años me regalaron una jarana, poco a poco aprendí, ahora
prácticamente diario vamos (con un grupo) a tocar a las comunidades,
con las que comparte una tradición”.
allá de lo musical. “No podría ver como separado a las bailaoras o a
las cantadoras, porque si se aparta pierde fuerza el son, ésta es una
música que llena, cuando la escuchas y la sientes es porque todo está
conectado, se aprenden muchos valores, eso es lo que trato de seguir
compartiendo”.
al son jarocho es diferente y a su vez complementario. “Somos un
mundo de hombres y de mujeres, pero debemos de buscar que haya
un equilibrio para ambos, que seamos complementarios”.
DAF