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Musica 2016-05-20 17:25

Música y arte para ser mejores personas: Lior Shambadal





Música y arte para ser mejores personas: Lior Shambadal





El director israelí será el huésped en el décimo programa de la temporada 2016 de la Orquesta Sinfónica Nacional



La agrupación interpretará Las Hébridas de Mendelssohn, la Sinfonía núm. 4 de Brahms y la Fantasía escocesa de Bruch, en la que participará el violinista taiwanés-estadunidense Paul Huang



o El viernes 20 de mayo a las 20:00 y el domingo 22 a las 12:15 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes





“En un mundo donde la motivación es el dinero y el consumo hace falta amor. Händel decía que él escribía tanta música porque quería que la gente fuera mejor. Esto es algo grandioso. Lo verdaderamente importante es el amor y el dar”.



Lo anterior fue expresado en entrevista por el maestro israelí Lior Shambadal, quien fungirá como director huésped de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en el décimo programa de su temporada 2016, el viernes 20 de mayo a las 20:00 y el domingo 22 a las 12:15 en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.



El amor y el dar, aseveró, son sus principales motores para dirigir y para haber permanecido durante décadas en el universo de la música. “Cuando trabajo con una orquesta es para dar al público, a la propia orquesta y también a mí mismo. Con ello me convierto en una mejor persona. La música y el arte en general nos hacen mejores personas”.



Shambadal dirigió a la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México hace diez años y lo volverá a hacer la próxima semana. En junio estará en Monterrey por primera vez para conducir a la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y a fines de julio estará al frente de la Orquesta Sinfónica de Minería, por lo que “este será un año muy mexicano, con cuatro diferentes orquestas.



“La próxima será mi cuarta vez como director huésped de la OSN, que mejora en cada ocasión. Su organización es muy buena, casi alemana: todo funciona, todo está bien organizado, con mucha anticipación. Es bueno saber que estás en buenas manos. Además, es muy interesante que la orquesta obtenga información para mi visita sobre la escuela alemana de interpretar, que es la mía.



“Trabajo en Berlín con la Sinfónica. Su sonido es muy especial, muy oscuro, precisamente como la escuela alemana, pero extremadamente claro; entiendes todo. Su nivel de precisión es muy alto y los músicos conocen el repertorio muy bien: Mozart, Haydn, Beethoven, Brahms, Schumann, Schubert y Mendelssohn, pasando por Bruckner y Mahler, hasta Schönberg.



“Todo esto forma parte de la escuela alemana, que es muy grande y llega hasta los siglos XX y XXI; tiene una continuidad permanente. Y esta gran escuela ha influido en todas las demás. Igual en la ópera, de Weber a Wagner. Claro que hay otras escuelas muy importantes, como la rusa, de gran tradición. La música se divide no por nacionalidades, sino por características”.



El director orquestal prosiguió con la clasificación de las escuelas: “la alemana, oscura y épica; la rusa, emotiva y con una orquestación fantástica y muy natural; la francesa, conectada a los colores y perfumes de su idioma, muy delicada, y relacionada con su pintura impresionista; la norteamericana, influida por el jazz y Gershwin, así como por el desarrollo del cine, y la española y latinoamericana, inspirada por el folclor”.



De México, citó a Silvestre Revueltas y Carlos Chávez, hasta la actualidad con Arturo Márquez, como los mejores ejemplos. “Lo interesante de la música latinoamericana de concierto es su conexión con las culturas originarias”.



En sus múltiples participaciones como director huésped en diversas ciudades del orbe, elige en conjunto con la orquesta en turno el programa por interpretar y el solista invitado.



“Es como dar y recibir. Para esta ocasión con la OSN me sugirieron hacer otra sinfonía de Brahms porque el año pasado estuvo muy bien”. En 2015 dirigió a la OSN, que, entre otras obras, interpretó la Sinfonía núm. 1 de Brahms.



“Tengo mucha comunicación con las orquestas. Por mi edad y posición, elijo lo que quiero hacer y con quiénes trabajar. La mayoría de las agrupaciones me permiten tomar muchas de las decisiones, pero siempre escojo lo que sea mejor para cada orquesta”.



Acerca del violinista taiwanés-estadunidense Paul Huang, quien participará como solista invitado en la Fantasía escocesa de Max Bruch, señaló que “es un músico muy joven. No lo conocía personalmente hasta hoy. Es un excelente intérprete. Me gusta mucho trabajar con jóvenes talentos como él. La edad en esta profesión significa nada. Puedes tener 25 y ser un genio, o haber llegado a los 65 y no serlo”.



Sobre las obras que interpretará la OSN bajo su batuta, refirió: “Las Hébridas de Felix Mendelssohn es una obra del romanticismo temprano que describe el sentimiento surgido al visitar esas islas de Escocia, especialmente la Gruta de Fingal.



“Yo estuve ahí, hace como diez años, con mi esposa y mi hija mayor. Llegamos en un bote, después de seis horas de camino. No hay nada ahí, solo es una roca –con una gruta– en medio del mar. Por supuesto que Mendelssohn no describió cómo se ve, pero te hace sentir lo que él sintió cuando estuvo ahí, con el mar turbulento y la naturaleza silvestre de la costa occidental escocesa.



“Cuando fui, sentí lo que está en la pieza de Mendelssohn: el cielo y la luz que cambian a cada minuto, con las nubes que se mueven muy rápido. Es una atmósfera muy especial, con colores cambiantes, que encontré en la obra de Mendelssohn”.



La siguiente pieza que el público podrá disfrutar es la Fantasía escocesa de Bruch, en la que intervendrá Huang. “Para seguir con Escocia en el programa, elegí esta obra. Está basada en la música folclórica escocesa, que tiene muchos intervalos muy característicos. El violín está acompañado de cerca por el arpa. Es una pieza muy bella. Me encanta. La he dirigido muchas veces”.



En la segunda parte del programa se escuchará la última sinfonía que escribió Johannes Brahms: “La Cuarta sinfonía de Brahms es una obra muy importante en la música alemana. Sus sinfonías son la continuación directa de las de Beethoven. Cuando Brahms escribió su Primera sinfonía, la gente dijo: ‘esta es la Décima de Beethoven’. El propio compositor decía que quería escribir sinfonías como Beethoven.



“Con Brahms empezó de manera contundente la música romántica, con los parámetros del tempi muy variables, nada absolutos ni estrictos. El último movimiento es una especie de passacaglia, una antigua forma musical, y trae a la mente la música sacra, el órgano. En este movimiento se escuchan muchas partes que asemejan un órgano, tanto en la polifonía como en el sonido propio de las flautas del instrumento. La intención de Brahms fue recrear este sonido”.



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