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Musica 2016-05-18 18:22

La pianista cubana Ana Gabriela Fernandez ofrecio concierto en la Fonoteca Nacional



Seis canciones integraron el recital



La pianista cubana Ana Gabriela Fernández ofreció concierto en la Fonoteca Nacional



Interpretó piezas de Bach, Ponce, Chopin, Rajmáninov, Beethoven y Prokófiev



Un repertorio variado, atrevido e impredecible ofreció la pianista cubana Ana Gabriela Fernández al público que se dio cita en la Sala Murray Schafer de la Fonoteca Nacional.



La maestra en interpretación musical brindó un recital de piano integrado por seis canciones que, por sus contrastes de ritmos y sonidos, despertaron en el público el asombro, los abrazos, el júbilo y hasta el baile.



La joven intérprete, que tuvo su debut a los 10 años, inició su recital con una pieza briosa y melancólica: Preludios y fugas a cinco voces del Clave bien temperado, del alemán Johann Sebastian Bach.



La ganadora del Concurso Internacional Musicalia de La Habana (2013) transportó al público al romanticismo mexicano y a las calles caóticas de la Ciudad de México con la pieza Cuatro danzas mexicanas, del músico y compositor Manuel M. Ponce.



La tercera pieza de la noche recreó atmósferas de misterio, suspenso y de viajes sin destino: Étude Op. 25 No. 11, Viento de invierno, del polaco Frédéric Chopin.



La ganadora del Concurso de Solistas por el 85 aniversario de la Autonomía UNAM (2015) presentó una obra clave del romanticismo europeo que sorprendió al público por su dramatismo: Études-tableaux Op. 39 No. 5, del ruso Serguéi Rajmáninov.



La graduada de piano con Diploma de Oro en la Universidad de las Artes de La Habana interpretó Sonata para piano No. 28 en La mayor Op. 101 y sus movimientos I, II, III y IV, de Ludwig van Beethoven, una canción destacada por los contrastes rítmicos lentos-rápidos-lentos que pusieron a bailar, en su silla, a algunos asistentes.



Con Toccata Op. 11, del ruso Serguéi Prokófiev, la joven asombró al público y provocó la ovación y los repetidos ¡Bravo!, ¡Bien! y ¡Asombrosa!, ya que mostró su virtuosismo con los diversos tonos del piano que dieron origen a una canción rítmica y jubilosa que pareciera musicalizaba alguna película de Charles Chaplin.



LCL

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