13 de mayo de 2016
El trabajo de Felipe Solís hizo y hace más fuerte al INAH
· Se presentó el libro Homenaje al maestro Felipe Solís Olguín, integrado con artículos sobre temas
que atraían al investigador, motivaron su quehacer profesional y dieron razón a su vida
· El volumen, editado por el INAH y compilado por los arqueólogos Roberto García Moll y Rafael
Fierro, está dividido en dos rubros: “Arqueología” y “Periodos Colonial y Moderno”
“Con Felipe Solís no había manera de dejar de aprender, su saber no solamente encantaba sino también
su poder crítico y el enorme sentido del humor que lo caracterizaba”, recordó Teresa Franco, directora
general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el homenaje póstumo que se le
brindó al arqueólogo fallecido en abril de 2009.
Como reconocimiento a su trayectoria de investigador y difusor del patrimonio cultural
prehispánico, el INAH presentó el libro Homenaje al maestro Felipe Solís Olguín, compilación que los
arqueólogos Roberto García Moll (1943-2015) y Rafael Fierro Padilla hicieron de diversos textos
escritos por investigadores para quienes el homenajeado no sólo era el especialista, sino el maestro,
colega y amigo.
Teresa Franco recordó que mantuvo una sólida amistad con Felipe Solís, que la llevó a disfrutar
profundamente de su personalidad. Resaltó la sapiencia y la aptitud crítica de quien fuera director del
Museo Nacional de Antropología de 2000 a 2009, su disposición a asimilar nuevas proposiciones,
lecturas diversas y su enorme capacidad de vivir.
En el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún, del Museo Nacional de Antropología, la titular del
INAH celebró la participación de una treintena de especialistas en esta remembranza, que refleja la
incalculable estima que Felipe Solís gozó en vida.
En el conjunto de temas que forman parte del legado histórico, el volumen aborda los que atraían
a Felipe Solís, los cuales motivaron su quehacer profesional y dieron razón a su vida.
“Muchas de sus interrogaciones quedan aún por investigarse, por responderse y son realmente
una de las grandes atracciones en las ciencias y en las disciplinas del Instituto, y que desde luego
interesan a múltiples actores de la vida nacional e internacional, pero que fueron planteadas a partir de
preguntas importantes de Felipe y de sus colegas”.
Así, en las primeras páginas del libro se retratan puntualmente la vida y la trayectoria del
arqueólogo; le sigue un vasto recuento de su hemerobibliografía. Ambas contribuciones fueron hechas
por Rafael Fierro y Roberto Velasco Alonso.
Teresa Franco mencionó que la temática abordada en esta edición tiene como hilo conductor las
diversas evocaciones que los investigadores hacen del homenajeado en sus distintas facetas: la del
maestro normalista, historiador, arqueólogo, antropólogo, curador, funcionario, gran conversador o
amigo.
En el texto de presentación, los arqueólogos Roberto García Moll y Rafael Fierro Padilla
desglosan esquemáticamente los trabajos incluidos, a partir de los dos amplios rubros que dividen el
libro: “Arqueología” y “Periodos Colonial y Moderno”; el primero está integrado por 17 ensayos y el
segundo por seis.
“Podemos entrar al análisis formal que el doctor Anatole Pohorilenko realiza (en el texto ‘MNA-
10-9656: La Placa Solís’) de una pieza olmeca a la que se bautizó como La Placa Solís, de la cual señala
que desde su primera aparición los expertos se fascinaron por la complejidad y la forma magistral en
que cinco distintos perfiles humanoides fueron articulados en una sola imagen”.
Señaló que sobresale la colaboración de Michael E. Smith, quien contribuye con “Las bodegas
de museos como fuente de información arqueológica. Las contribuciones de Felipe Solís Olguín”, donde
se afirma que los catálogos publicados por el arqueólogo han hecho posible la interpretación de piezas
fragmentadas o recuperadas en excavaciones en contextos domésticos, creando nuevas oportunidades de
investigación.
El texto póstumo de Roberto García Moll, en coautoría con Marcela Salas Cuesta, “El
pensamiento eclesiástico indiano de fray Diego Valadés”, ahonda en la retórica cristiana de este
franciscano mestizo, nacido en Tlaxcala.
“La vastedad de asuntos tratados en esta edición confirma la universalidad de la visión de Felipe
Solís Olguín; sobresalen sus conocimientos, su afán de curiosear e investigar en el mundo, aunado a su
sentido humanista y a su enorme amor por México. Podía inducirnos a querer indagar sobre tantos temas
esenciales a la concepción del patrimonio cultural mexicano”, concluyó Teresa Franco.
La investigadora emérita del INAH, Consuelo Maquívar, relató que fue Roberto García Moll
quien la invitó a participar con un ensayo en este homenaje a Felipe Solís.
La especialista en arte virreinal, quien participa en el homenaje con el texto “Un acercamiento a
los catecismos novohispanos antes y después del Concilio de Trento”, subrayó que la vocación de
maestro normalista siempre estuvo presente a lo largo de la vida de Felipe Solís.
“En esto siempre me identifiqué con él. Prueba de ello fue el sinnúmero de cursos, conferencias
y excursiones en los que participó y a los que asistía un gran número de atentos seguidores, que siempre
lo procuraron, debido a su forma tan amena y a la vez tan formal de comunicar el conocimiento”.
La historiadora citó al investigador Pohorilenko, quien en su ensayo “MNA-10- 9656: La Placa
Solís”, tras la conclusión de estudio formal de la pieza, termina con una cita que la investigadora quiso
compartir con los asistentes: “Felipe, sigo sintiendo tu presencia y una enorme gratitud por la profunda
amistad que tan generosamente nos regalaste”.
El arqueólogo y antropólogo Alejandro Pastrana Cruz, quien participó en este homenaje con el
artículo “Apuntes sobre las concepciones ‘aztecas’ de la obsidiana”, habló de algunas tareas pendientes
que quedaron por realizar con Felipe Solís.
Un tema que le interesó a Solís Olguín fue la ideología plasmada en la escultura mexica. “Las
posiciones son rígidas, con una serie de atuendos definidos, casi no hay desnudos, excepto en la
reproducción, ésta es la ideología pública del imperio militar de la Triple Alianza. El siguiente paso
sería relacionar qué tipo de imágenes pertenecen a qué instituciones: militares, agrícolas,
administrativas, religiosas”.
Alejandro Pastrana afirmó que el trabajo de Felipe Solís hizo y hace más fuerte al Instituto. El
conocimiento que aportó desde la organización de las bodegas, los numerosos trabajos monográficos,
son ejemplos de investigaciones a seguir.
“Otro aporte de Felipe es su amplio grupo de amistades, tanto académico como personal. Su
enseñanza no nada más es lo que escribió, lo que está escrito, o la tarea que nos dejó, sino la forma de
investigar, su amistad. Nos dejó mucha tarea”.
La presentación editorial fue moderada por el arqueólogo Rafael Fierro Padilla.