No he aprendido disciplinas, las he convertido
en formas de vida: Teodoro González de León
o Con una mesa de reflexión entre amigos inició el homenaje al arquitecto por sus 90 años de vida
o Como un ser de cultura que concibe la creación artística como actividad integral, lo calificó la directora general del INBA, María Cristina García Cepeda
o Merece el Premio Pritzker: Silvia Cherem; un maestro: Enrique Norten
o Los edificios de González de León son islas de solidez y serenidad en el naufragio de la ciudad: Enrique Krauze
El miércoles 11 de mayo por la noche en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes inició el homenaje al arquitecto Teodoro González de León, organizado por las instituciones culturales del país, con una mesa de reflexión en la que sus pares hablaron del amigo, el maestro, el artista, el arquitecto, el humanista “que no envejece” y que cada día “se reinventa”.
Fue una noche cálida en la que se externaron admiraciones y respetos; se reencontraron amigos y compañeros de oficio; se recordaron trabajos conjuntos, y hasta se llegó a las lágrimas en el reconocimiento a un humanista que ha dado imagen y belleza a una ciudad, muchas ciudades, principalmente mexicanas, pero sobre todo lecciones de vida a quienes lo rodean.
Con la moderación de Dolores Martínez, directora de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en la sesión participaron la escritora y periodista Silvia Cherem, el escritor e historiador Enrique Krauze y los arquitectos Enrique Norten y Francisco Serrano.
Previo al inicio de la charla, se proyectó un video acerca de la vida y obra del arquitecto González de León en el que se destacaron sus aportaciones a las artes de nuestro país a lo largo de “90 radiantes” años de vida y 70 de intenso trabajo.
La directora general del INBA, María Cristina García Cepeda, se dirigió al homenajeado: “Querido Teodoro: has entregado vida y pasión a tu trabajo, pero más que un arquitecto eres un ser de cultura que concibe la creación artística como una actividad integral. Tu profunda formación te ha permitido conocer y disfrutar la música, la pintura, la poesía. Eres un hombre que lee, que piensa y cuestiona, pero eres, sobre todo, un humanista cuya esplendida conversación es como una de tus obras”.
Expresó que con este homenaje que le rinden las instituciones culturales mexicanas “celebramos este cumpleaños por ser un artista del concreto y de la luz cuyo estilo, temperamento y personalidad han dejado una huella indeleble en nuestro paisaje urbano. Gracias por tu invaluable legado, por la pasión y el cariño que siempre has tenido por tu oficios y por esas magnificas construcciones que has hecho y que han permitido a millones de mexicanos experimentar con mayor gozo esta ciudad”.
El homenajeado, en su intervención, dejó “un mensajito: qué soy, no quién soy”. Y explicó: “Llevo más de 80 años aprendiendo la manera de vivir, la forma de ser. No he aprendido disciplinas: las he convertido en formas de vida. La lectura es una forma de mi vida; el dibujo, la pintura, la escultura; visitar las ciudades es una forma de vida; escuchar música y la arquitectura son una forma de vida; no tener ninguna religión es mi forma de vida”.
Silvia Cherem, quien lo ha entrevistado varias veces, lo describió como un renacentista que no envejece, que cada día se reinventa y sigue creando obras de arte con obsesivos acertijos matemáticos, y que merece –afirmó y propuso– ser el segundo mexicano en ganar el Premio Pritzker de arquitectura.
Enrique Norten lo llamó “mi maestro” porque un día “decidí ser tu discípulo”. Recordó que hace 30 años comenzó a trabajar con él y desde entonces “tus lecciones me siguen acompañando”. De él, dijo, aprendió la arquitectura como una forma de vida, porque “la arquitectura no es hacer objetos, sino ciudades”, y le pidió le invite a celebrar sus 120 años.
Más adelante se dio un momento emotivo cuando Francisco Serrano, luego de hacer un recorrido por las obras más emblemáticas de González de León y en las que han trabajado juntos, confesó que una vez pasó “momentos muy difíciles” en su vida y que “Teodoro –dijo con llanto incontenible y perdiendo la voz– siempre estuvo ahí, conmigo”.
Enrique Krauze mencionó que conoció a “Teodoro por obra y gracia de la revista Vuelta”, y que en sus encuentros posteriores le impresionó su colección de música, sus cuadros o sus libros.
“Los edificios de Teodoro son islas de solidez y serenidad en el naufragio de la ciudad, enclaves perfectamente funcionales de tradición y modernidad. Hay en su obra un incesante afán de renovarse con un lenguaje propio y un futurismo arqueológico”, refirió, y rememoró una imagen: el arquitecto mirando de frente a su esposa: “Espero verla muchos años más en el naufragio de la vida”.
Finalmente, Teodoro González de León, luego de escuchar las intervenciones, aseveró: “Sus testimonios han sido conmovedores, me han emocionado”, pero también, aclaró, “me apenan.
“Me impresionó tu arrojo de presentarte e invitarme a comer”, recordó a Krauze; “me conmueve que no termines tus palabras”, se dirigió a Serrano; “me interesa el pasado para entender el presente”, dijo a Norten, y “no me interesa el Pritzker, porque yo no busco premios; nunca he pensado en eso”, le confirmó a Silvia Cherem.
En la celebración del 90º aniversario de vida y 70º de trayectoria de Teodoro González de León participan la Secretaría de Cultura federal, el INBA, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, El Colegio Nacional y El Colegio de México.
La segunda mesa del homenaje tendrá lugar el viernes 10 de junio a las 17:00 en El Colegio de México, donde participarán Juan Villoro, Alberto Kalach, Felipe Leal, Aurelio Asiain, Tatiana Bilbao, Jesús Silva-Herzog Márquez, Miquel Adrià y Jorge Gamboa de Buen, quienes harán una revisión multidisciplinaria del estudio y la difusión del conocimiento de Teodoro González de León.