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Noticias 2016-04-15 13:55

A 125 años de su natalicio, recuerdan el legado y tecnicas de Max

En el Museo Tamayo Arte Contemporáneo

A 125 años de su natalicio, recuerdan el legado y técnicas de Max



ï‚· Logró expresar su particular manera de interpretar al

mundo: Laura Martínez Terrazas



La obra del artista visual Max Ernst (Brühl, Alemania, 2 de abril, 1891-

París, Francia, 1 de abril de 1976) fue múltiple y misteriosa, a él no le

gustaba hablar o explicar sus piezas, pues decía que tenían que

hablar por sí mismas.



“Hablaba de la técnica, pero nunca explicaba el misterio detrás

de las piezas y muchas veces con toda intención ponía títulos que

ayudarán a abrir la imaginación, sin decir exactamente de qué estaba

hablando”, expuso la maestra en museología Teresa Arcq en la

conferencia Una obra, una historia. Max Ernst, a 125 años de su

natalicio.



En el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, recinto que tiene en

su acervo la obra Pueblo cansado (1943), pintura que muestra

columnas de apariencia rocosa o tal vez estructuras vegetales que se

proyectan en sombras largas creando un paisaje metafísico, Teresa

Arcq y Laura Martínez Terrazas, coordinadora de la Colección Ortiz

Monasterio Riestra, hicieron un recorrido cronológico de la vida del

creativo, a través de sus obras y técnicas.



La audiencia presente en el auditorio del espacio museístico

escuchó en esta cronología los inicios del artista en 1919 con el

dadaísmo, su paso por el surrealismo, su éxito en Estados Unidos, su

amistad con la pintora Leonora Carrington y las técnicas que empleó

para sus obras, como el frottage y el grattage.



Laura Martínez Terrazas explicó que Max Ernst con cada técnica

que utilizó buscó reflejar necesidades y respuestas. “Las

Ernst combinaciones, texturas, experimentaciones, materiales y técnicas

que llevó a cabo a través de los años, dan cuenta de la búsqueda por

la identidad y la resignificación de su lugar en el mundo y del sentido

de su existencia en los diferentes recintos donde trabajó en Alemania,

Francia o Estados Unidos”.



La especialista señaló que la técnica empleada en cada etapa de

producción de Ernst permite conocer su devenir artístico como parte

de una generación enfrentada con la revolución industrial y las guerras

sociales. “Cada proceso compositivo es prueba de que el artista pasó

por diferentes periodos y experiencias vitales que le permitieron

desarrollar las técnicas más famosas del surrealismo a partir de la

experimentación materica y la perfección de las mismas en la práctica

artística”, apuntó.



Comentó que en la década de los años treinta, tras su paso por

el dadaísmo, forma parte del grupo de los surrealistas, donde destacó

su búsqueda, técnica y obras, al tiempo que dio vida a su alter ego

Loplop.



En el acto también se hizo referencia al contexto social y político

de los años en los que Ernst se desarrolló, pues a inicios de la

Segunda Guerra Mundial se vio obligado, al ser Alemania el país

enemigo para los franceses, a salir de la ciudad parisina,

emprendiendo un viaje a Estados Unidos.



Martínez Terrazas añadió que Ernst al llegar a Estados Unidos

inició una nueva etapa creativa y una exploración pictórica que tendría

que ver con la técnica de oscilación y el regreso a las esculturas

ensambladas.



“Ernst siempre trabajó bajo la premisa de que la invención y la

creación de nuevas formas sólo se consuma cuando estas formas son

interpretadas, digeridas y procesadas por el artista. En el centro de la

concepción estética del artista, la invención pictórica debe estar al

servicio de la imaginación.

“Su práctica artística estuvo definida tanto por sus técnicas en

las que trabajó, como por sus obras. Fue pintor, ilustrador, escultor,

escritor e investigador que expresó su particular manera de interpretar

al mundo y el entorno del momento. Fue un hombre que logró crear a

partir del caos”, puntualizó.

Por su parte, Teresa Arcq se adentró en las técnicas y

producción de Max Ernst a partir de sus propios escritos. “Él fue

llevando un diario (Más allá de la pintura, publicado en 1946) que fue

corrigiendo y adaptando, escribía sobre sus propias reflexiones acerca

de la pintura, la creatividad y las diferentes técnicas”.

La maestra señaló que lo interesante en la obra de Max Ernst es

que él pasó por diferentes procesos, a diferencia de otros creativos

que empiezan a experimentar al principio de su carrera y después

encuentran el estilo que van a desarrollar a través de los años.

“Fue un artista que estuvo interesado en la alquimia, factor

interesante porque su pintura y su trabajo en collage siempre tuvo que

ver con este concepto básico de la alquimia, de la transformación. En

sus obras combina elementos que pertenecen al reino mineral, animal,

humano y de creación del hombre, incluyendo lo divino y celestial. Su

obra es compleja y vasta”, mencionó.

DAF

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