El INAH restaura retablos neoclásicos de Oaxaca
· Después de dos temporadas de trabajo, la institución entregó las obras del siglo XVIII a la
comunidad de San Andrés Zabache
· Se trata de tres retablos y once esculturas afectados tras un incendio ocurrido en 2010
Restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) intervinieron tres retablos de
estilo neoclásico del siglo XVIII, afectados por un incendio suscitado hace seis años por un corto
circuito en el Templo de San Andrés Zabache, en el estado de Oaxaca.
Después de dos temporadas de trabajo, la comunidad recibió las obras restauradas el pasado 18
de marzo de manos de restauradores del Centro INAH Oaxaca, quienes las atendieron por medio de un
equipo coordinado por Carolina Olvera y Marina Corres, y con el apoyo de los pobladores de la
localidad, ubicada en el distrito Ejutla de Crespo.
El siniestro tuvo lugar la noche del 19 de marzo de 2010, debido a una sobrecarga en la
instalación eléctrica que alimentaba las series de luces con que se adornaba el templo. Además del
corto circuito, posiblemente, el exceso de veladoras pudo haberse sumado al incendio que fue
controlado por la propia comunidad.
De autores anónimos y con algunos elementos barrocos, los tres retablos tuvieron distintos
grados de afectación, al igual que las representaciones de santos que cada uno contiene. A partir de
2014, once esculturas policromadas recibieron limpieza, resane y reintegración de acuerdo con su nivel
Del retablo mayor se perdió casi el 80% de su composición, explicó Marina Corres, por lo que
tuvo que rehacerse en su totalidad con madera de cedro; se atendieron también las tallas de la Virgen del
Rosario y san Vicente Ferrer.
En el retablo sur, se logró la recuperación de las esculturas de san Andrés, la más antigua del
templo, y de la Virgen María. En tanto que en la obra norte, que también contiene la imagen del santo
patrono, se rehabilitaron las piezas de san Joaquín y santa Ana.
La intervención en el conjunto principal se completó en la primera etapa, y la efectuó de
septiembre a diciembre de 2014, la restauradora Carolina Olvera. Las otras dos obras retablísticas fueron
atendidas con procesos de conservación y preservación, que consistieron en fumigación, limpieza,
consolidación de capas pictóricas originales, eliminación de pintura de intervenciones anteriores y
Durante la segunda fase, coordinada por la restauradora Marina Corres, se realizó de septiembre
a diciembre de 2015. Las tareas se enfocaron en la reintegración y reposición de elementos perdidos en
los retablos laterales y principal. También se intervinieron piezas que no pertenecen a los retablos,
como la Virgen de la Asunción, del siglo XVIII, y un Cristo de tamaño natural que se ubica en la nave
central, el cual a lo largo del tiempo ha perdido su policromía original, por lo que sólo recibió labores de
Debido a que los retablos estaban embebidos a causa de una loseta de cemento colocada
presumiblemente alrededor de los años 30 del siglo pasado y que provocaba humedad, se hicieron
trabajos de albañilería para liberar el contorno de cada uno y evitar que se pudrieran. Estas labores
permitieron descubrir el piso original del inmueble, hecho de ladrillo.
Al frente del retablo central, existía un altar de mármol que fue reemplazado por uno de
mampostería, tal como estaba en los inicios del templo. Se tiene información de que en la parte alta
había una pintura y después un tapete con la imagen de la Virgen de Guadalupe que se quemó en el
siniestro. La restauradora Marina Corres propone que posteriormente se coloque una pieza de mayor
En este sentido, los criterios de restauración se enfocaron en restituir donde fuera posible el
estado original del inmueble religioso con apoyo de los habitantes y las fuentes documentales que ellos
resguardan. De este modo, se tuvo acceso a algunos escritos que datan de finales del siglo XVIII,
cuando fue construido el templo, que están resguardados en un baúl junto con fragmentos de cera.
Por costumbre, dicho baúl está bajo custodia de los “mayordomos de cera”, término que se les da
a las personas que protegen el material con que se facturan velas para las fiestas de la comunidad, y
custodian este antiguo corpus documental que contiene información histórica del templo y San Andrés
Ubicado en el camino que va de la capital de Oaxaca hacia Puerto Escondido y Juquila, San
Andrés Zabache era conocido por su producción de tabaco y caña de azúcar. Esta actividad ha
desaparecido paulatinamente a causa de la migración de sus habitantes hacia Salinas, California, en
Estados Unidos.