Coedición del Programa Nacional de Salas de Lectura y Pluralia
Reúnen leyendas de las culturas originarias de México
• El libro No siempre fueron así de Elisa Ramírez Castañeda compendia historias de la tradición oral de los pueblos Seri, Kiliwa, Chontal, Mixe, Zapoteco, entre otros; el volumen contiene fotografías de Claudio Contreras Koob
“La lluvia nos iba a acabar si no fuera por el trueno, porque la lluvia iba a caer como tromba. Pero nuestro Padre puso el trueno para que cortara la lluvia, porque el trueno quema el agua, el trueno corta el agua”. Así explica el pueblo mazateca cómo fue que nuestro Padre atajó las trombas, leyenda incluida en el libro de Elisa Ramírez Castañeda, No siempre fueron así. Esta colección de leyendas de varias etnias de poblaciones originarias de México va acompañada de las fotografías de Claudio Contreras Koob, y el libro puede encontrarse en las ediciones del Programa Nacional de Salas de Lectura, de la Secretaría de Cultura.
Las leyendas son irresistibles porque a todos nos gusta creer. No importa que haya explicaciones científicas y racionales, de alguna manera preferimos la mitología. La ciencia nos asombra, mientras que las leyendas nos fascinan. Por un lado el mundo nos es muy conocido, pero las leyendas indígenas que este volumen ha recopilado, nos devuelve a misterios como el de que la música haya sido clave para que el mundo se formara.
¿Cómo fueron hechos el mundo, el firmamento y los hombres? es la primera y más antigua pregunta que se han hecho los hombres, los Seris, población originaria de Sonora, cuentan que Hant Caai, el hacedor de la Tierra creó los animales de la tierra y a los de agua, los puso en una balsa y ordenó a la tortuga verde macho que hiciera la Tierra, Hant Quizim “el que amaciza la tierra” la endureció. Luego Hant Caai hizo crecer un árbol, el torote rojo, y así hubo vegetación. Más tarde hizo a un hombre, a una mujer y a un caballo y los puso bajo el árbol. Cuando la pareja tuvo hijos la tierra se pobló de gigantes. Pero la tierra era plana y siempre se inundaba; con las aguas venían el fuego, el humo y terremotos; para poder salvar a la raza human Hant Caai cantó una canción y se formaron las montañas, los cerros y las dunas.
En la cartografía antigua se mostraba la tierra sostenida por tortugas gigantes, la edad clásica griega nos cuenta que el titán Atlas, había sido condenado a sostener la esfera; para los Tarahumaras “El mundo no sea cae porque el camaleón lo detiene. Por eso es del mismo color que la Tierra: por eso hay que caminar con cuidado de no pisarlo”.
Para no mirar las estrellas como un espectáculo de luces, como suelen verlas los habitantes de las ciudades la leyenda del pueblo Kiliwa, de Baja California, nos devuelve a la cosmogonía: “Cuando cae una lluvia de estrellas es porque hay una guerra en el cielo”. Las estrellas, para este grupo indígena, son fogatas del jefe guerrero que se prepara para combatir a su enemigo. Estas estrellas caen a la tierra en forma de lluvia y se transforman en flechas, arcos y plumas; son los restos de la batalla y nadie, advierten, debe recoger estos despojos para no enemistarse con Ma´ay kuyak, primer guerrero.
Nadie lo pensaría, pero gracias a las hormigas y al rayo hay maíz en el mundo. De acuerdo con la leyenda chontal, unas personas vieron que una hormiga llevaba un grano de maíz, cuando le preguntaron de dónde lo había sacado, ella se negó a decirles, entonces le amarraron la cintura con un mecate (por eso tienen esa forma). Al fin les reveló que estaba debajo de una roca, pero los hombres, incapaces de romperla para sacarlo, le pidieron al dios rayo que la quebrara y así lo hizo. Los hombres se quedaron con las mazorcas y desde entonces las hormigas tienen permiso para comer todos los granos que quieran.
Y también hay leyendas/receta para conseguir novia o novio, como las que Ramírez documentó de los mixe, chontales y zapotecos del Valle.
Anoten los hombres: hay unos animalitos que se llaman zacatones, que parecen ramitas, cuando encuentren uno tómenlo y pregúntenle “¿Dónde voy a conseguir esposa?” el animalito levanta una patita señalando el rumbo por el que debe buscarla.
El majuis es otro animalito, muy parecido al zacatón, que predice si alguien se va a casar o no. Hay que ponerle el dedo en la frente, luego dejarlo caminar, si el majuis se sube al dedo habrá boda, si sigue de largo, pues a vestir santos.
Y si le teme a los rayos, aquí una receta chontal: “Cuando se oyen truenos fuertes, que meten miedo, hay que echar tres manos de sal de mar en la lumbre: al reventar la sal, el rayo siente piquetes y corre, se va, se aleja.”.
El mundo es distinto cuando lo vemos a través de los mitos y las leyendas, es descubrirlo de nuevo. Como si fuera un pase mágico, vemos en su espejo la historia del hombre infinitamente unida a los seres vivos con los que está en deuda.
Elisa Ramírez Castañeda es socióloga, investigadora de campo, traductora y poeta. Es asesora de programas de atención y educación de las comunidades de los pueblos originarios. Ha trabajado con niños y en la tradición oral desde hace más de 30 años. Uno de sus principales intereses es la difusión de las culturas ancestrales en las comunidades y en espacios fuera de ellas.
Claudio Contreras Koob, es un reconocido fotógrafo mexicano que trabaja en todo el mundo registrando la belleza del ambiente natural. Sus imágenes han sido usadas en campañas en favor de la conservación de la diversidad de México.
Elisa Ramírez Castañeda, No siempre fueron así. Fotografías de Claudio Contreras Koob; Conaculta/ Pluralia. México, 2014, 198 pp.
ARR