XIV Congreso Nacional de Paleontología
Rincón Colorado será modelo para el estudio y gestión de sitios paleontológicos del país
· Continúan trabajos de habilitación para abrir formalmente al público la primera Zona
Paleontológica de México como proyecto piloto de sitios con estos yacimientos
· Se alista un plan maestro que involucre a científicos, autoridades, instituciones públicas,
asociaciones civiles y comunidades en el estudio y la conservación
En el desierto de Coahuila, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) gesta un proyecto
piloto de estrategia institucional para investigación, conservación, difusión y disfrute de sitios
paleontológicos de México que arrancará con la apertura oficial a la visita pública de la primera Zona
Paleontológica del país: Rincón Colorado, anunció el coordinador nacional de Arqueología, Pedro
Francisco Sánchez Nava, durante el XIV Congreso Nacional de Paleontología celebrado en días pasados
en la población de Múzquiz, en la mencionada entidad.
El reto de la propuesta que trabaja el INAH en Rincón Colorado es que, además de contar con la
infraestructura necesaria: ruta de visita guiada, módulo de servicios y un sendero educativo, el sitio sirva
de guía para desarrollar una estrategia que permita la apertura de otras zonas paleontológicas en el país
con sentido social, destacó Francisco Sánchez.
Al respecto, el INAH elabora el Plan Maestro de Rincón Colorado con enfoque
multidisciplinario y propiciando la participación de todos los involucrados en el estudio y cuidado del
yacimiento: científicos, asociaciones civiles, comunidades cercanas, instituciones públicas y los tres
niveles de gobierno.
Rincón Colorado es uno de los yacimientos en México donde se han encontrado grandes
concentraciones de restos de dinosaurios del Cretácico Tardío, particularmente del Campanario
(aproximadamente 72 millones de años), entre los que se han podido identificar hadrosaurios
(dinosaurio bípedo) y ceratópsidos (con cuerno).
Desde el punto de vista científico, el valor de este yacimiento es relevante en tanto que ahí se
descubrieron en 1995 los restos de la especie de dinosaurio pico de pato nombrada Velafrons
coahuilensis, que se caracteriza por tener una frente en forma de vela de barco que hasta el momento no
se ha encontrado en otra región del mundo.
El sitio tiene declaratoria estatal como Zona Paleontológica y está inscrita en la Dirección de
Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del INAH. Además, cuenta con
expediente técnico y delimitación de su polígono de protección, figuras legales y normativas que
fortalecen la garantía de conservación de los contextos patrimoniales.
Establecer el área de protección de sitios paleontológicos es un trabajo complejo y lento, en tanto
que no sólo se estudia a los fósiles, sino su contexto a través de las formaciones geológicas, las cuales se
definen por el tipo de rocas y/o estructuras geológicas que comparten ciertas características.
Con la delimitación de las áreas donde se conservan las evidencias de fósiles, se estipulan las
normas que deben respetarse dentro de ese espacio, con la finalidad de preservar los vestigios. Cualquier
actividad que se pretenda realizar en el sitio protegido, por ejemplo, de investigación y/o desarrollo de
infraestructura, debe ser informada al Instituto, para que éste dé la autorización correspondiente previo
análisis y, en caso aprobatorio, la supervise.
Francisco Aguilar Moreno, director del Centro INAH Coahuila, recordó que en 2012 (como
resultado de 18 meses de investigación y gestión por parte del INAH) se estableció legalmente el área de
resguardo, comprendida en 9 hectáreas; de ese modo se concretó una parte prioritaria del proyecto de
protección técnica y legal del patrimonio paleontológico en Coahuila, coordinado por la paleontóloga
Felisa Aguilar.
El 28 de noviembre de ese año, el gobierno del estado decretó al sitio Zona Paleontológica.
Francisco Aguilar destacó que el dictamen se aprobó tal como el INAH lo elaboró, y que durante 2015
el gobierno estatal concretó la adquisición de la tierra ―antes ejidal― donde aflora el yacimiento.
Actualmente se continúa trabajando en la elaboración de una museografía didáctica, pensada
para una zona paleontológica educativa que informe al público en qué consiste el trabajo de los
investigadores; por ejemplo, cómo se exploran los fósiles y las técnicas que emplean para su estudio.
El público encontrará en el sitio reproducciones fieles de los fósiles que ahí se han descubierto
―cuyos originales se conservan en el Museo del Desierto para evitar su deterioro―, exhibidas de
manera lúdica y con techumbres que permitan tener espacios de sombra durante todo el año, pues en
verano se llega a temperaturas de hasta 50 grados.
El yacimiento ha sido estudiado a lo largo de más de una década por especialistas de la
Coordinación de Paleontología de la Secretaría de Educación de Coahuila comisionados al Museo del
Desierto; del Instituto de Geología de la UNAM, en colaboración con la Universidad de Utah, Estados
Unidos; del Royal Tirrell Museum de Canadá, así como del INAH.
Rincón Colorado es un punto emblemático porque detonó las primeras investigaciones
paleontológicas mexicanas sobre dinosaurios debido a la gran cantidad de materiales encontrados y su
buen estado de conservación. Además, es uno de los primeros sitios que se consideró para realizar
actividades educativas en torno al tema paleontológico.