Renovadora del cuento en México, Amparo Dávila recibió
la Medalla Bellas Artes
Ø Amparo Dávila: No creo en la literatura hecha solo a base de la inteligencia o la pura imaginación: creo en la literatura vivencial
Ø María Cristina García Cepeda, directora general del INBA, entregó la presea
Ø “Un ejemplo de que el arte debe ser una larga y terca pasión”, dijo
A sus 87 años de edad, la escritora zacatecana (1928) Amparo Dávila recibió la noche del martes 15 de diciembre la Medalla Bellas Artes, de manos de la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), María Cristina García Cepeda. El acto, celebrado en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, reunió a amigos y familiares de la poeta y narradora fantástica, así como a la comunidad artística que se unió al festejo.
“Usted, Amparo Dávila, es un ejemplo claro de que el arte debe ser una larga y terca pasión”, le dijo García Cepeda ante un auditorio que llenó la Sala Ponce. “Esta noche el INBA le otorga la Medalla Bellas Artes como un homenaje a su talento literario y a su habilidad narrativa con los cuales ha creado relatos inolvidables que nos han hecho estremecer y que siguen cautivando a las nuevas generaciones”.
En compañía de Mauricio Montiel Figueras, coordinador nacional de Literatura del INBA —quien al principio leyó un fragmento del cuento Tiempo destrozado—, de la crítica de arte Georgina García Gutiérrez Vélez y del escritor Evodio Escalante, quienes hicieron semblanzas de la vida y obra de la homenajeada, García Cepeda calificó a Amparo Dávila como “una escritora dueña de un oficio innato cuyos textos ocupan un lugar privilegiado en la literatura fantástica latinoamericana”.
La titular del INBA dijo: “Es un privilegio celebrar a Amparo Dávila como una voz que renovó el cuento en México, y reconocer la brillante trayectoria que le ha valido ser una de las narradoras más notables en lengua española”, y le agradeció “por hacer del placer literario una necesidad vital y un compromiso ineludible de comunicación”.
Esta noche –agregó la funcionaria federal—nos ha reunido una de las artes que disfrutamos sobre todo en soledad, porque nos habla de nosotros mismos haciendo música con las palabras. La literatura expresa nuestra naturaleza de tal forma que es capaz de atraparnos hasta hacernos vivir las experiencias de otros”.
En ese sentido, aseguró, “nuestra querida homenajeada nos sumerge en un mundo extraordinario donde lo mágico, los sobrenatural y lo inexplicable nos hechizan haciéndonos creer en un mundo impenetrable”.
Festejamos aquí, ahora, dijo, el tesón y el arrojo con los cuales Amparo Dávila ha construido una obra poderosa, única en nuestra letras por su originalidad estética, por sus estructura perfecta, por su perfecto manejo del lenguaje, y por su capacidad para convertir lo trivial en algo amenazador.
Y señaló: “Amparo Dávila ha construido una narrativa que explora las orillas del sueño, de la locura y de la muerte, escenarios donde su pluma ha penetrado con curiosidad, lirismo y humor negro. Sus relatos nos han enfrentado a lo más oscuro de la esencia humana, a la angustia, al miedo, a lo sobrenatural, lo siniestro, lo misterioso, evidenciando la delgada línea que separa la cordura de la sinrazón”.
En su momento, la escritora galardonada dijo recibir “con profunda emoción, esta Medalla que el INBA me otorga, un honor que me enorgullece grandemente”.
Luego sentenció: “Trato de lograr en mi obra un rigor estético basado no solamente en la perfección formal, en la técnica, en la palabra justa, sino en la vivencia. La sola percepción formal, no me interesa porque la forma no vive por sí misma; es, digamos, la sola justificación de la escritura”.
Y concluyó: “Hay textos técnicamente bien escritos pero que nacen muertos: no quedan en la memoria de quien los lee. No creo en la literatura hecha solo a base de la inteligencia o la pura imaginación. Creo en la literatura vivencial, ya que esto, la vivencia, es lo que comunica a la obra la clara sensación de lo conocido, de lo ya vivido, y hace que perdure en la memoria y en el sentimiento, y constituye su fuerza interior y su más exacta belleza”.