img
Museos 2015-11-18 19:18

HALLAN ENTIERRO DE PERSONAJE VINCULADO CON OMETOCHTLI

HALLAN ENTIERRO DE PERSONAJE VINCULADO CON OMETOCHTLI, DIOS DEL PULQUE, EN TLAXCALA


*** Los restos óseos se encontraron en un aljibe de la Zona Arqueológica de Zultépec-Tecoaque

con una ofrenda de piezas de cerámica, fragmentos de huesos de niños y figurillas

*** La osamenta podría corresponder a un posible sacerdote o gobernante acolhua del periodo

Posclásico (1520 d.C.), ubicada a una profundidad de seis metros y 20 cm

El hallazgo de los restos óseos de un personaje de alta jerarquía de la época prehispánica, con

el nombre calendárico de Ometochtli, deidad del pulque, dentro de un aljibe en la Zona

Arqueológica de Zultépec-Tecoaque, en Tlaxcala, resulta inusual, por ser el primero donde se

encuentra una osamenta humana con una ofrenda compuesta por piezas de cerámica,

fragmentos de huesos de niños y figurillas.

En el depósito mortuorio destaca una piedra de color verdusco con tonos azules en forma

de cilindro en cuya superficie está grabado el numeral o glifo “dos conejo” de Ometochtli, el cual

también aparece en un trono hecho en tezontle, tallado en una sola pieza y con restos de pintura

azul, hallado en el mismo contexto. El cilindro mide 40 cm de alto por 20 de diámetro y el trono

tiene 25 cm de alto, 20 de ancho y 30 de largo.

A diferencia del resto de los aljibes encontrados en el sitio prehispánico, en los que se

han encontrado elementos de la época del contacto con los conquistadores españoles, éste

contiene el entierro de un posible sacerdote o gobernante acolhua —ubicado a una profundidad

de seis metros y 20 cm— que data del periodo Posclásico (1520 d.C.).

Como parte de la actual temporada de campo que el Instituto Nacional de Antropología e

Historia (INAH) realiza en el sitio arqueológico, donde indígenas acolhuas capturaron y

sacrificaron una caravana de 550 personas aliada a Hernán Cortés a principios de la Conquista,

se han descubierto alrededor de medio millar de piezas escondidas en los aljibes, entre ellas

objetos de cerámica, figurillas, espuelas de caballo, clavos, huesos de animales y esculturas.

En conferencia de prensa realizada en la Zona Arqueológica de Zultépec-Tecoaque, el

arqueólogo Enrique Martínez Vargas y su colaboradora Ana María Jarquín Pacheco señalaron

que en dichos aljibes, construidos para almacenar agua, los habitantes del sitio ocultaron objetos

pertenecientes a los cautivos españoles, antes de abandonar de manera intempestiva el lugar al

enterarse que Hernán Cortés había ordenado su destrucción.

En uno de ellos (aljibe 13), sorprende el hallazgo de restos óseos de un individuo joven,

de 25 o 28 años, al cual se le asocian fragmentos de huesos de niños (vértebras dorsales,

costillas y cintura pélvica), así como objetos de cerámica como jarras, cajetes y cuencos

utilizados para contener pulque, con pigmentos azules, que era una tonalidad muy apreciada por

los mexicas.

El especialista del INAH, director del Proyecto Arqueológico Zultépec-Tecoaque, aseveró:

“La presencia de este personaje en el interior del aljibe, que representa el inframundo, es muy

importante porque está acompañado del numeral que simboliza a la deidad del pulque, de la

embriaguez y también de la fertilidad. Todos los elementos que conforman su ofrenda son

prehispánicos y confirman que en Tecoaque se producía, almacenaba y salía el pulque hacia

Tenochtitlan”.

El personaje se encontraba extendido, con la cabeza hacia el Este y los pies hacia el

Oeste, abarcando toda la cámara mortuoria. “Son orientaciones mesoamericanas. Lo curioso es

que en los entierros prehispánicos los individuos eran colocados en posición flexionada, que

simboliza el renacimiento, y la posición extendida (bocarriba) significa que no va a renacer. Los

restos óseos de los infantes rodeaban la piedra cilíndrica que tiene grabado el glifo ‘dos conejo’”.

Aún no se llega al fondo del aljibe, que podría medir siete metros de profundidad, con un

diámetro de 45 cm en la boca que se va abriendo hacia abajo hasta abarcar un metro con 20 o

30 cm. “Veremos si hay otros elementos vinculados con el individuo y con el asentamiento, que

en la época prehispánica controlaba la producción pulquera del valle”.

El arqueólogo resaltó que otro elemento significativo es que el entierro está en el área

habitacional y no en el centro ceremonial, lo cual indicaría que fue protegido por los habitantes.

El aljibe no estaba tapado como los demás y nunca funcionó como depósito de agua, la gente

sabía lo que estaba dentro y era un lugar venerado.

“Aún no se sabe si el personaje falleció o fue sacrificado, pero sin duda tenía un alto

rango y el tratamiento mortuorio que se le dio fue muy importante, al colocar en el fondo la

ofrenda y en la parte superior la osamenta con su trono y su numeral que lo vinculan con

Ometochtli. Podríamos decir que éste es su apellido, pero habría que definir qué nombre tenía.

Por el momento se le puede designar como Ometochtli. Dos conejo”.

El investigador señaló que la presencia de fragmentos de huesos de niños en la ofrenda

causa extrañeza, aunque podrían estar asociados a la fertilidad, representada también por dicha

Bertha Alicia Flores Hernández, antropóloga física, dijo que es difícil determinar el sexo y

la filiación étnica de los infantes y que el entierro principal corresponde a un individuo masculino,

de 25 a 28 años, que no muestra huellas de actividad intensa ni de patologías severas. Tiene

dientes en forma de pala —característica mesoamericana— y el desgaste dental es muy

pequeño. Estos rasgos indican que es un individuo amerindio.

Luego de los análisis al material óseo se podrá establecer su estatura, la morfología del

cráneo y si tuvo una intervención antemortem o perimortem, es decir, si fue dado en sacrificio o

existe otra causa de muerte.

“Algunos huesos largos tienen huellas rectas, como si hubieran sido seccionados con un

objeto contundente, posiblemente para introducirlo al aljibe, pero hasta que integremos toda la

osamenta, podremos observar estas evidencias culturales, pues aún falta identificar la sección cervical, la parte basal del cráneo y algunas costillas. Las huellas de poca actividad revelan que

era una persona de jerarquía, destinada para un propósito, posiblemente un sacerdote o

gobernante al que se le asignó el glifo de Ometochtli”.

Como parte de esta temporada de investigación, se han excavado las áreas

habitacionales para encontrar evidencias sobre los cautivos. En un conjunto se descubrieron

cuatro aljibes, de los cuales se han explorado tres. En el 14 se hallaron los restos óseos de una

familia de perros, en el 15 había gran cantidad de jarras, figurillas y un clavo, y el 16 se va a

explorar. Asimismo, en uno de los pasillos se encontraron un plato y una olivera de factura

europea.

“La arqueología nos está dando información de primera mano, pero falta indagar más en

las fuentes históricas. El Códice Borgia menciona a Ometochtli, lo mismo que Diego Durán y

Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, quien lo considera una figura muy importante en la historia de esta

región. Por su parte, informantes de fray Bernardino de Sahagún señalaban que anteriormente

se atribuía el pulque a los conejos, adorados por los antiguos. De ahí el origen de este nombre”,

concluyó.

Mas Articulos