Lux in arcana: imágenes que revelan la clave de la existencia humana de Ferdinando Scianna
Más de 20 fotografías del célebre artista italiano muestran la pasión colectiva en las fiestas religiosas de los sicilianos
La exposición del autor, cuya obra se presenta por primera vez en nuestro país, en el marco del festival Foto México, será inaugurada el sábado 14 de noviembre en el Museo Nacional de San Carlos
Ø Gracias al apoyo del Instituto Italiano de Cultura ha sido posible la presencia del fotógrafo en México
Imágenes de fiestas religiosas en pueblos de Sicilia, Cristos sangrantes, vírgenes coronadas, procesiones encabezadas por niñas / monjas, esculturas de Jesús bajado de la cruz y personajes que recuerdan la Santa Inquisición son algunas de las escenas que conforman la muestra fotográfica Lux in arcana de Ferdinando Scianna, que será inaugurada el sábado 14 de noviembre al mediodía en el Museo Nacional de San Carlos.
La exposición del autor, cuya obra se presenta por primera vez en nuestro país, en el marco del festival Foto México, está integrada por más de 20 imágenes. Gracias al apoyo del Instituto Italiano de Cultura ha sido posible la presencia del artista en México.
Para Scianna, quien se dedica a esta disciplina desde hace medio siglo, “la fotografía ha sido y sigue siendo una pasión, la conquista de un idioma, la oportunidad de encontrar, la característica clave de mi existencia humana. Empecé porque no quería ser médico o abogado como querían mis padres. Hacía fotos en el pueblo, de las chicas que me gustaban, de los vecinos, de las fiestas. Siempre tenía la sensación de que lo que capturaba estaba a punto de perderse. Como fotografiar Pompeya el día anterior a la explosión del volcán”.
Las fotografías de Lux in arcana se aproximan a ese momento obscuro y lleno de misticismo en el cual la pintura barroca tiende a expresar lo espiritual mediante un vocabulario plagado de imágenes y símbolos que transportan al espectador dentro de las escenas representadas, con la finalidad de conmover y, sobre todo, de experimentar el amor, el dolor y la pasión de aquellos personajes pertenecientes al mundo espiritual al que solo es posible llegar mediante la religión.
Así pues, la religión se convierte en el hilo conductor propuesto entre la pintura barroca, en la cual lo sagrado era convertido realidad, y la fotografía, que vuelve sagrada la realidad que captura. En el diálogo entablado entre la realidad de las imágenes y el misticismo de las pinturas se manifiesta una vez más lo grandioso de la creación y recreación de la vida espiritual del hombre.
Acerca del artista, Federico Campbell escribió: “Sucede con el siciliano Ferdinando Scianna (Bagheria, 1943) que es un fotógrafo que sabe escribir. Su expresión escrita e impresa ha sido tan sugerente y atractiva como su fotografía. Fue corresponsal muchos años en París del semanario italiano L’Espresso y le tocó cubrir en 1968 la invasión de Praga por los rusos. Desde 1982 pertenece a la agencia Magnum, que fundaran Robert Capa y Cartier-Bresson después de la guerra.
“Muchos son los libros que Scianna ha dado a la imprenta. Por ejemplo, ha reunido en un solo volumen sus textos, críticas, reflexiones, conferencias, sobre fotografía en Objetivo ambiguo, en el que no disimula su admiración por los mexicanos Manuel Álvarez Bravo y Graciela Iturbide.
“Ferdinando Scianna se ha convencido a lo largo de su larga trayectoria, desde que un día a los 19 años expuso en Palermo y conoció al escritor Leonardo Sciascia (que fuera su amigo y maestro toda la vida), de que los seres humanos han de crear imágenes (como en las pinturas rupestres ancestrales) a fin de llegar a ser individuos dotados de conciencia.
“Otro de sus libros más tiernos y conmovedores se titula Quelli di Bagheria, siendo Bagheria, como decíamos, el nombre de su pueblo un poco al norte de Palermo. Es el mismo que sirve de escenario a la película de Giuseppe Tornatore Cinema Paradiso. Scianna ha editado en este volumen las fotografías que tomaba desde niño en la escuela y allí aparecen sus maestros y compañeros, sus amigas, y gente de la calle, rostros, vestidos, maneras de caminar y de sonreír, la vida pues del villorrio sobre los años 40 y 50. Un canto a la memoria”.
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