Última función de Altar “Tijuanita”





El lunes 19 de octubre a las 20:00 en el Teatro Xola-Julio Prieto





La familia, el arraigo a la tierra, la desolación, el abandono, el origen y la pérdida de identidad son temas presentes en la obra Altar “Tijuanita”, escrita y dirigida por Jorge Celaya, y de la que la compañía DesCierto Perro Teatro dará su última función de temporada en el Teatro Xola-Julio Prieto (Xola 809, Colonia del Valle) el lunes 19 a las 20:00.



Con las actuaciones de Osvaldo Sánchez, Sonia Couoh, Noé Botello, Mario Morales y Diego Santana, la puesta en escena es un cuestionamiento al entorno de los migrantes, a quienes se les considera una mercancía.



Aparecen en el montaje, como personajes, un pollero, un policía federal que extorsiona al pollero y quienes tratan de cruzar por la ruta del infierno: el desierto de Sonora. Los migrantes, además, se encuentran en medio de la guerra contra el narcotráfico y se cruzan con una balacera.



Jorge Celaya, originario de Altar, Sonora, comenta que mientras los personajes Dago y Guadalupe están encerrados en espera de que el pollero vaya por ellos, empiezan a recordar su infancia, escena en la que hay mucho de autobiográfico, ya que plasmó sus propias vivencias de niño en aquella ciudad.



El esposo de Guadalupe, que se les aparece en sueños, les ayuda a sobrevivir el encierro, ya que se convierte en Blue Demon y en otros héroes que gozaban cuando eran pequeños, al tiempo que recuerdan sus vínculos familiares, así como el abandono y la desolación de los que fueron objeto cuando sus padres los dejaron para ir en busca del sueño americano.



Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido migrantes, refiere Celaya, “aunque nos encontremos en la colonia vecina a la nuestra, o de paso en otra ciudad, grande o pequeña, y hemos percibido esa especie de soledad y desolación cuando uno deja de sentir que pertenece a algún círculo o lugar”.



Altar, Sonora, sin ser frontera, es un punto al que llegan muchos indocumentados a pernoctar, ya sea en su camino de ida o de vuelta al ser deportados, “y muchos de ellos se quedan estancados en ese lugar.



“La gente que ha visto esta puesta en escena sale conmovida. Es entrañable, nos lo han comentado al final, y entonces inician las anécdotas de sus familiares que viven allá. Ha gustado mucho, ya que es una realidad con la que uno se siente conectado”.



El dramaturgo refiere que el 80 por ciento de sus obras tratan sobre migrantes, resultado de haber vivido en una ciudad donde abundan, y que él alguna vez se pasó “por puro experimento”. Escribía una obra y el personaje principal pasaba por encima de la malla, así que él intentó hacerlo.



Este montaje se lleva a cabo con el apoyo de la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.





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