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Museos 2015-09-25 17:37

Ultimos días de Miguel Angel Buonarroti en Bellas Artes

Últimos días de Miguel Ángel Buonarroti en Bellas Artes

Los públicos, además de ser consumidores, también son

productores de cultura

ï‚· El Conaculta forma nuevos públicos y ofrece actividades

culturales de calidad: Andrés López Ojeda, investigador

La asistencia de más de 367 mil personas a la exposición Miguel

Ángel Buonarroti, un artista entre dos mundos, confirma que el

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) responde a la

necesidad de la formación de nuevos públicos para que asistan a

exposiciones y eventos culturales, además de ofrecer actividades de

calidad y con reconocimiento internacional.

En este sentido, el investigador Andrés López Ojeda precisó la

posición de instituciones sociales de gran relevancia en cuanto a que

su objetivo es poner a disposición de la sociedad las diversas

manifestaciones de arte, y entre la necesidad de su transformación y

capacidad para atraer visitantes respecto a la desmesurada oferta

cultural y de entretenimiento con la que se cuenta, por no mencionar

aquellas que se encuentran disponibles en Internet.

Al citar a la especialista en formación de públicos Ana Rosas

Mantecón, quien asegura que “Los públicos no nacen, se crean y

recrean permanentemente”, López Ojeda comentó que con la

exposición de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel en el Palacio de

Bellas Artes, se ha generado un amplio interés de miles de personas.

En primer lugar, dijo, la asistencia a ese tipo de eventos se

puede vincular con la posibilidad de “estar” o hacer “presencia” en un

acontecimiento que rompe la rutina, la cotidianidad y les da la

oportunidad de acercarse a lo novedoso o difícil de acceder.

En este sentido hizo alusión a lo expresado por Miguel Gallo (22

años) y María Sánchez (20 años), estudiantes de la FES Aragón, para

quienes la visita a Bellas Artes resultó significativa, porque para ellos

era “una exposición de artistas que no se había presentado en

México”, además como estudiosos de Relaciones Internacionales

“tenemos que saber de todo un poco, de arte, ciencia”, pero sobre

todo porque “estas obras no están en un lugar tan común, es una

oportunidad porque no tenemos los recursos para ir hasta Italia”.

En segundo lugar, señaló el investigador, entrevistar a los

visitantes de esta exposición ayuda a entender la variedad de

intereses, necesidades y expectativas que ofrece un evento como

este. Es decir, permite reconocer que ser espectador también implica

cierto nivel de conciencia.

“Los visitantes de estas exposiciones tienen claro a qué van a

estos lugares, por ejemplo, la exposición de Leonardo y Miguel Ángel

se convirtió en un espacio propicio para el encuentro con aquellos que

se aprecian como similares; convocó a la socialización y tuvo el poder

de detener, aunque fuera por algunas horas, el vertiginoso fluir e

imparable ritmo de la ciudad; constituyó un momento favorable de

vinculación para quienes conforman una comunidad vinculada con el

arte a la manera de Maffesoli: como un “re-ligar” (de donde deriva la

palabra “religión”) que celebra la importancia del estar juntos.

Por su parte, el señor Raúl Salgado, de 67 años y jubilado, quien

asistió a la exposición con su hija de 32 años y su nieta de 11,

argumentó que fue el prestigio de los artistas renacentistas y su obra

lo que le obligó a desplazarse desde Campeche hasta el Distrito

Federal, e invertir tiempo y dinero para conseguir los boletos que les

permitieron estar ese día en el Palacio de Bellas Artes.

En este sentido, Andrés López Ojeda afirmó que sentirse parte

de un capital cultural, acceder a la oferta (que en este caso ofreció el

Conaculta de manera gratuita) o buscar estar in situ en eventos tan

mencionados, es entender que los públicos, además de ser

consumidores, también son productores de cultura, quienes

intercambian o resuelven sus demandas artísticas de distintas formas.

En tercer lugar, si bien existen muchos motivos por los cuales las

personas asistieron a la muestra (ya sea porque fue muy

promocionada, recomendada por algún amigo, familiar o porque, como

afirman algunos visitantes, no se podía faltar a uno de los eventos más

importantes del año), también es cierto que al instalarse en el

emblemático y céntrico Palacio de Bellas Artes, se abrió la posibilidad

de facilitar el acceso pero, también, de aportar a la formación de

nuevos públicos, por lo que fue frecuente observar que la muestra fue

visitada por casi cualquier grupo de edad y género con un

acercamiento, desde lo más solemne hasta el más festivo, sin que por

ello no se adquirieran informaciones significativas vinculadas con la

propia historia del arte mexicano.

Asimismo, comentó que la gente también se vio influenciada por

los genios italianos: “algo de lo que más me impresionó fueron las

maquetas de arquitectos mexicanos y no sabía que Leonardo y

Miguel Ángel fueran los precursores; ahora no imagino a ningún

arquitecto que no realice una maqueta antes de hacer su obra”,

comentó otro joven

Tal vez valga la pena señalar que en esta exposición se recurrió

a las tecnologías de comunicación en tres sentidos: al interior de los

espacios museísticos como recursos para alentar la renovación de los

discursos artísticos, como la explicación del Cuaderno sobre el vuelo

de las aves de Leonardo en una gran pantalla, que fue de lo más

apreciado; también la orientación de los museos, sobre todo

enfatizando el aspecto del aprendizaje (Learning museums) que me

parece prevaleció en la afamada muestra frente a la tentación de la

comercialización que experimentan otros espacios museístico

(Marketing museums), y por último, la relación con los nuevos

públicos, cuyos hábitos interactivos nos mueven a la reflexión.

Cabe destacar que la muestra presentada por el Conaculta y el

INBA terminará este fin de semana su exhibición en el Museo del

Palacio de Bellas Artes, por lo cual se ampliaron los horarios: viernes

25, sábado 26 y domingo 27 de septiembre, de las 8:00 a las 00:00

horas.

El propósito de este montaje, que ya ha sido visto en la capital

mexicana por más de 367 mil personas, es presentar la trayectoria del

artista mediante dibujos, óleos, documentos y esculturas, las cuales

permiten apreciar la participación de Miguel Ángel en la renovación de

los procesos artísticos y arquitectónicos del arte renacentista

del Cinquecento, al tiempo de revelar su influencia artística en la

historia del arte de la Nueva España.

Entre las obras que destacan en la exposición están el David-

Apollo (1532-1534), escultura en mármol de 1.47 metros; el Cristo

portacroce (Cristo Giustiniani) de 1514–1516, obra en mármol de 2.50

metros que se presenta por primera vez fuera de Italia; dibujos y

bocetos originales que sirvieron como preparación para las pinturas de

la bóveda de la Capilla Sixtina, de entre 1508 y 1510; así como

correspondencia del artista, entre otras piezas.

Esta muestra, en la que se puede observar una réplica de La

piedad, además presenta obras de otros 26 autores, entre ellos Rafael

Sanzio, Giorgio Vasari, Giorgio Ghisi, Daniel de Volterra, Andrés de

Concha, Baltazar de Echave Orio, Leone Leoni, Marcello Venusti, y

Bernal Díaz del Castillo.

En sus últimos días de exhibición de Miguel Ángel Buonarroti, un

artista entre dos mundos, el Palacio de Bellas Artes atenderá a todos

los visitantes que lleguen a admirar la obra del artista renacentista, con

el fin de que obtengan la mayor experiencia y gozo en su visita.

La venta de boletos es en la taquilla del Palacio de Bellas Artes y

a través del sistema Ticketmaster. El costo general es de 49.00 pesos;

la entrada es gratuita a estudiantes, maestros e INAPAM con

credencial vigente. Domingo entrada libre. Horarios extendidos:

viernes 25, sábado 26 y domingo 27 de septiembre, de las 8:00 a las

00:00 horas.

MVG / DAF

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