Del 2 de octubre al 18 de diciembre
La esencia e influencia del western serán estudiadas en la Cineteca Nacional
El género canónico que merece revalorarse será abordado por el maestro Ricardo del Ángel en un curso de 12 sesiones
El engaño del western es que parece no querer decir algo importante. Ser un cine de acción sin contenido. Disfraza sus verdaderas intenciones con sheriffs y bandidos, balazos, indios contra vaqueros, bailarinas de salón y peleas en la taberna. “¿Qué es lo que está ocultando el western? ¿Qué es lo que tiene en sus entrañas?”, pregunta Ricardo del Ángel. Porque lo que aparenta ser un género de entretenimiento superficial es, en el fondo, un comentario político velado.
Profesor de semiótica en la Universidad Iberoamericana, Del Ángel se ha especializado, desde su tesis de maestría América para los americanos, en el estudio histórico y político del género cinematográfico más representativo de los Estados Unidos. Con su curso "El devenir del western", que impartirá los viernes a partir del 2 de octubre en la Cineteca Nacional, quiere establecer un diálogo con sus alumnos para develar las verdaderas intenciones del cine de vaqueros.
“Todos tenemos en el inconsciente colectivo las imágenes bellísimas que genera: la naturaleza inconmensurable del desierto, el sol que cae a plomo, el vaquero, único, caminando hacia el horizonte... Muy poca gente sabe lo que se encuentra detrás de esta imagen", mencionó el maestro en Estudios de Arte en entrevista con la Cineteca Nacional.
El mensaje oculto tiene que ver más allá de lo que está contando la propia película. El western no sólo está hablando, en realidad, de Estados Unidos más allá del Mississippi o de la conquista del desierto en el siglo XIX, sino de lo que pasaba en la época en que se filmó cada película.
“Hay todo un contexto de crítica social, económica, cultural y eso es lo que quiero mostrar: cómo grandes directores a través de la historia del género han tomado la carcasa, la estética, la forma del western para potencializar su discurso”, afirmó el especialista.
La evolución de los problemas sociales de Estados Unidos puede apreciarse en los cambios mismos del género: desde la lucha clásica entre el vaquero bueno y el indio malo de la etapa temprana de John Ford, hasta el envilecimiento de los protagonistas y la complejidad moral en el cine de Sam Peckinpah y Anthony Mann.
El mismo Ford, pionero e ícono del western, fue transformando la sencillez y el maniqueísmo de sus primeras películas en situaciones más grises, violentas y críticas de la xenofobia y expansionismo de su país. No es el mismo John Wayne el que actúa en Stagecoach (1939), vaquero noble y limpio, que el que sufre en The Searchers (1956), un hombre cuyo odio por los indios lo consume trágicamente y refleja el resentimiento hacia lo extranjero que dejó la Segunda Guerra Mundial.
El programa de “El devenir del western” incluirá este par de filmes de John Ford además de otras 10 películas, una por sesión y en orden cronológico, para demostrar la transformación de este género canónico de la cinematografía.
El profesor ha sustentado su visión principalmente con las teorías de tres autores: André Bazin, Clélia Cohen y Will Wright. Los tres han trabajado el significado sociocultural de este género específico a lo largo de sus carreras: Bazin, que nombró al western “el cine estadounidense por excelencia”, se alinea puntualmente con la interpretación que se manejará en el curso.
La conclusión más importante que Del Ángel formó a partir de los estudios de los tres teóricos es que el western es una narrativa y no necesariamente debe tener carretas, desierto y caballos. “El género es muy muy noble. Da para mucho, está embebido de muchos otros géneros y también da juego a muchos otros”, aseguró.
El carácter maleable del western, la nobleza a la que se refiere Ricardo del Ángel, ya la había destacado Martin Scorsese en su documental A Personal Journey with Martin Scorsese Through American Movies (1995). Al estudiar a Billy the Kid, interpretado por Paul Newman en The Left Handed Gun (Arthur Penn, 1958), el cineasta neoyorquino observó una personalidad más propia de un adolescente trastornado de los años cincuenta que de un antihéroe del viejo Oeste.
De manera semejante, cuando Clint Eastwood dirigió Unforgiven (1992) quería atender un tema que incumbía a los estadounidenses de principios de los noventa. “Hay una preocupación en la sociedad de hoy acerca de la violencia y el uso de armas”, afirmó la estrella de la Trilogía de los Dólares de Sergio Leone en el 40 aniversario del American Film Institute.
A pesar de la riqueza histórica de este tipo de películas, las audiencias de México parecen tener un prejuicio negativo en torno a cualquier cosa que venga de Estados Unidos. “Con todo lo que está pasando en términos de política estadounidense con los republicanos y los migrantes, parece que hay un encono y una crispación entre estos dos pueblos”, comentó el académico de la Universidad Iberoamericana. Sin embargo, resaltó que el mismo cine mexicano tuvo “matices de apropiación del western” en su representación de la Revolución Mexicana y en los personajes charros de la Época de Oro. Es posible, por lo tanto, la conciliación entre estéticas y espectadores que parecen opuestos.
También asegura que el género no ha perdido vigencia en el ámbito cultural de los dos países. Antes de que termine el 2015, el director knoxvilleano Quentin Tarantino lanzará The Hateful Eight, su segunda película “de vaqueros”, y el mexicano Alejandro González Iñárritu, The Revenant, en donde maneja “matices y aristas del western”.
El curso “El devenir del western” tendrá un costo de $2,000 y un cupo de 37 personas. Las inscripciones estarán abiertas hasta completar el aforo. El programa y la bibliografía completa del curso.