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Museos 2015-09-14 18:49

RECUPERAN ERMITAS DEL SIGLO XVI, CERCANAS AL SITIO DE UXMAL, YUCATAN

Mejora de imagen urbana

RECUPERAN ERMITAS DEL SIGLO XVI, CERCANAS AL SITIO DE

UXMAL, YUCATÁN

*** Los oratorios de la comunidad de Santa Elena datan del siglo XVI y servían como espacios

donde los mayas se encomendaban para tener una buena travesía

*** Durante dos temporadas de campo, 40 hombres y mujeres, bajo supervisión de expertos del

INAH, realizaron labores de conservación en seis santuarios

Un conjunto de ermitas orientadas hacia los puntos cardinales de Santa Elena, comunidad

yucateca a medio camino entre los sitios arqueológicos de Uxmal y Kabah, ha sido recuperado

por sus habitantes con asesoría del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Estos

trabajos de rehabilitación pretenden detonar un proyecto más amplio a fin de valorar no sólo su

patrimonio edificado, sino tradiciones que el poblado aún conserva, incluso desde la época

prehispánica.

Los pequeños oratorios de Santa Elena (el mayor de ellos mide 8 m de largo por 5 de

ancho) datan del siglo XVI y, aunque representan un patrón arquitectónico europeo (en el

Mediterráneo también se encuentran santuarios a las salidas de los pueblos), son testigos en

piedra de las maneras en que los mayas yucatecos se encomendaban para sortear peligrosas

veredas y malas personas.

El arqueólogo José Huchim Herrera recordó que en varios lugares de la Ruta Puuc

(“serranía” en maya yucateco) permanecía hasta hace unas décadas la costumbre prehispánica

de colocar nueve cantos sobre una piedra lisa y larga. Esta práctica, sumada a oraciones propias

para la ocasión, auguraba una travesía segura.

Durante dos temporadas de campo y con la participación activa de 40 hombres y mujeres

de la comunidad, se realizaron labores de conservación en seis ermitas que conducen,

respectivamente, hacia Ticul (este), Campeche (sur), San Juan (suroeste) y Muna (oeste), así

como a milpas y parcelas localizadas al norte de Santa Elena.

Estos sencillos monumentos, conocidos también como “humilladeros”, constan de un

acceso frontal que abre hacia un reducido atrio delimitado por muros bajos, y al fondo se halla un altar con arco de medio punto. Sobre la peana (base) debió estar colocada originalmente una

cruz, explicó José Huchim, director del proyecto Plan de Manejo de Uxmal y la Ruta Puuc.

Antes de su intervención, los oratorios de Santa Elena estaban deteriorados. No

obstante, los pobladores mismos contribuyeron a consolidar núcleos en muros y bóvedas de

medio punto; aplicaron polvo de cal para secado de humedad; colocaron pisos de sacrificio para

proteger los estucos originales y aplanaron los exteriores de los arcos de medio punto. Hoy las

ermitas se ven encaladas y brindan una agradable imagen urbana.

De este modo, la gente fue reapropiándose de su patrimonio, y algunos comenzaron a

recordar los rezos y el ceremonial (producto de la religiosidad popular) que a veces se realizaba

en estos humildes espacios. Para complementar esta parte, los antropólogos se darán a la tarea

de recoger estos testimonios, especificó José Huchim.

La conservación de los oratorios forma parte del Plan de Manejo de Uxmal y la Ruta

Puuc, programa que desarrolla estrategias que buscan impactar directamente en las poblaciones

cercanas de estas zonas arqueológicas, inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial de la

UNESCO.

La mejora de la imagen urbana en Santa Elena abarcó trabajos de preservación en sus

albarradas, en el huerto y la casa cural, sus templos (del siglo XVI y XVII) y la antigua noria.

Cabe mencionar que los recursos provinieron del Programa de Empleo Temporal, de la

Secretaría de Desarrollo Social.

A partir de la dignificación de toda el área, es factible conformar un circuito de visita que

lleve a los turistas a conocer con mayor profundidad este histórico poblado. Un profesor será el

responsable de capacitar a jóvenes de la comunidad para que ofrezcan estos recorridos,

comentó el director del sitio de Uxmal.

Para José Huchim este pueblo, que originalmente se llamó Nohcacab (“La Gran Villa”),

aún mantiene aspectos vernáculos, desde el adorno de las casas hasta la celebración de

festividades con antecedentes prehispánicos, una de ellas es el “Baile del Pavo”, que se celebra

en enero. Tras 20 días, éste remata con una comilona en la que se sacrifican un centenar de

guajolotes y seis cerdos de 300 kilos.

El potencial del patrimonio material e inmaterial de Santa Elena lo convierten en un sitio

idóneo para desarrollar estrategias que detonen el desarrollo social y económico de la Ruta

Puuc, más allá de la derrama que generan los sitios arqueológicos, concluyó José Huchim

Herrera.

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