img
Cine 2015-08-27 14:38

En la Cineteca Nacional discuten el erotismo en el filme La diosa arrodillada

Ciclo de charlas Miradas al cine mexicano



En la Cineteca Nacional discuten el erotismo en el filme La diosa arrodillada



· El beso era algo privado y la película de Roberto Gavaldón lo hizo público: Julia Tuñón



Audio: Adjunto



Cada periodo histórico crea sus propios conceptos de lo que es políticamente correcto y lo que no. “Esa idea de que cada vez nos abrimos más es bastante falsa: nos abrimos a ciertas cosas, pero nos cerramos a otras”, comentó Julia Tuñón Pablos en su charla Cuerpo y erotismo en La diosa arrodillada, que se llevó a cabo este 26 de agosto en la Sala 4, Arcady Boytler.



Durante la conferencia coordinada por la Academia Mexicana de la Historia y el Departamento de Extensión Académica de la Cineteca Nacional, la doctora en Historia por la UNAM explicó cómo es que una película que parece inofensiva en la actualidad desató el escándalo en los años cuarenta. Tuñón se basó en la idea de Michel Foucault de que cada sociedad, en una época determinada, crea parámetros distintos de lo correcto y lo prohibido.



“Hoy en día, de pronto, las malas palabras están mucho más permitidas, o las escenas eróticas en la pantalla. Sin embargo, hay un nuevo tipo de cosas que empiezan a asumir el papel de lo obsceno. Por ejemplo, la agresividad ante los animales; al rato, los toros pueden ser vistos como algo obsceno que no se tiene que mostrar”, explicó la investigadora.



La plática giró en torno a la proyección de La diosa arrodillada (Roberto Gavaldón, 1947), filme protagonizado por María Félix y Arturo de Córdova, donde el protagonista, Antonio Ituarte, se obsesiona con su amante, poniendo en peligro su matrimonio y su salud física y mental.



De acuerdo con la autora de Mujeres en México: una historia olvidada, la polémica que generó esa película se debió a los besos explícitos que mostraba. Lo que en el cine comercial moderno resulta una característica cotidiana, en ese entonces fue escandaloso e incómodo. “El beso era algo privado”, afirmó Julia Tuñón. “Y en La diosa arrodillada lo que estamos viendo es cuando lo privado se hace público”.



La promoción que se le dio a la cinta en los medios de comunicación explotó al máximo el carácter prohibido y controversial. “Toda la publicidad está asociada a la sensualidad de la película”. La conferencista leyó extractos de notas periodísticas de la época donde se resaltaba el candor de los besos entre María Félix y Arturo de Córdova.



También destacó que, a pesar de tratarse de imágenes socialmente incómodas, tanto el guion como la película fueron aprobados por la Secretaría de Gobernación sin problema alguno. En ese sentido, existía más autocensura por parte de los directores que se negaban a filmar besos, que censura estatal.



“Luis Buñuel y Emilio Fernández tienen un cine muy diferente entre sí. Diametralmente opuesto. Sin embargo, ambos tienen el rechazo a mostrar besos o erotismo en pantalla. Emilio Fernández decía: ‘A mí, mostrar que la gente se besa me parece indecente. Como me parece indecente mostrar a la gente comiendo’”, aseguró la historiadora.



Asimismo, comentó que, presionados por la censura, directores como Buñuel o Carlos Saura hicieron escenas eróticas, metafóricas o sugeridas que estaban mejor logradas que los besos explícitos de La diosa arrodillada. Destacó el ménage à trois implícito en el final de Viridiana (Luis Buñuel, 1961) como uno de los mejores ejemplos de estos casos.



El Ciclo de charlas Miradas al cine mexicano continuará el martes 2 de septiembre con la conferencia de Elisa Lozano, Agustín Jiménez, donde se proyectará la película Ensayo de un crimen (Luis Buñuel, 1955).



RGY

Mas Articulos