El INBA rescata música virreinal de la Catedral de Guatemala
Obra de más de 200 compositores se conservó solamente en este recinto
Omar Morales, investigador del Cenidim, organiza y cataloga el archivo
Como parte de las diferentes líneas de investigación que se trabajan actualmente en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Omar Morales Abril organiza y cataloga el archivo de música que perteneció a la Catedral de Guatemala.
Tal empresa es parte de su proyecto de trabajo para el periodo 2015-2016 en torno a la música producida en el periodo virreinal en distintos territorios del continente americano, principalmente los de habla hispana.
El hecho de abordar los archivos de la Catedral de Guatemala se debe a que durante el momento histórico mencionado se dio una gran movilidad en la producción de la música en Iberoamérica, afirmó el investigador.
“Allí se encuentran muchas obras de compositores activos durante del virreinato de la Nueva España en ciudades como México, Puebla, Oaxaca y Valladolid (hoy Michoacán). Aproximadamente son unos 200 compositores cuya música no se conserva en otros lugares más que en Guatemala”, afirmó Omar Morales.
“Anteriormente, la frontera entre México y Guatemala no existía, y al ser la Iglesia, con fuerte poder económico y político, la que encargaba la mayoría de las composiciones, estas pasaban de un lugar a otro con facilidad”, refirió el investigador oriundo de Guatemala, adscrito ahora al cuerpo de investigadores del Cenidim.
Informó que, de acuerdo a su investigación, la mayor parte de la obra que se conserva es música propia de la liturgia: salmos, himnos, cánticos y el texto de la misa. “Abundan los villancicos: canciones a la manera del pueblo, de los villanos, los que vivían en la villa y no en las cortes. Tienen una estructura poética y musical específica pero flexible y se cantaban en las principales fiestas religiosas, como Navidad o Corpus Christi. Es decir, son canciones de regocijo”.
Comentó, asimismo, que también hay música profana que de alguna manera llegó a la Catedral de Guatemala. “La mayoría era para teatro, pero se le cambiaba la letra para que fuera devocional. Se conservan algunas piezas con texto original profano: cosas amorosas, pastoriles, del gusto por la mitología grecolatina, como los dioses”.
Algunas de las partituras encontradas en la Catedral de Guatemala pertenecen a compositores como Juan Matías (1618-1665), maestro de capilla de la Catedral de Oaxaca y primer indígena zapoteco que llegó a ocupar ese cargo, reservado para los españoles.
También hay partituras de autores como Mateo Vallados, Antonio de Salazar, Gaspar Fernández, Gregorio Mariano de Soberanis, Ignacio de Jerusalem, Juan Matías de los Reyes, Manuel de Sumaya y José Gabino Leal, así como muchas obras sin firma.
El musicólogo sostuvo que analiza aproximadamente 2,500 documentos y que aún no termina de realizar el inventario, la primer parte de su trabajo. Posteriormente elaborará una ficha catalográfica que responda a las particularidades del archivo y cumpla con las normas internacionales de catalogación de fuentes musicales históricas.
El siguiente paso será tomar la información específica y más profunda posible de cada obra, bajo enfoques distintos, para abordar el proceso de catalogación, que va más allá del simple hecho descriptivo propio de la archivística o de la documentación.
“Tengo que sacar el mayor jugo posible a lo que me ofrece el documento; que la lectura sea con criterio, y pueda asociarse con otra información, de modo que el catálogo ofrezca mucha más información que la que se pueda leer a simple vista”.
Dijo que, en virtud de que la investigación es para un catálogo y se trata de algo dinámico y abierto, puede actualizarse conforme se profundice en el conocimiento.
“Me he planteado que se convierta en una base de datos que se publique de forma electrónica. Eso permitiría que se difunda lo más posible y que pueda ser susceptible de corregirse y ampliarse conforme se avance en su conocimiento; que no caduque al quedar impreso”.
Por otro lado, además de registrar las obras y los compositores –algunos de ellos españoles, portugueses e italianos, además de los novohispanos–, se podrá hacer un estudio comparativo, ya que de acuerdo a las circunstancias locales, una misma obra se utilizó de modo distinto, por lo que aquí la división no será geográfica, sino cultural, señaló Morales.
Otro objetivo de este estudio es difundir el patrimonio histórico musical de Iberoamérica, subrayó el investigador, quien también es director del ensamble La Capilla del Valle de la Asunción, integrado por ocho voces, guitarra barroca, dos violonchelos barrocos, arpa, flautas de pico y órgano, y el cual suele ofrecer conciertos con la música que Omar Morales descubre en su labor cotidiana.
Finalmente, señaló, este trabajo no se podría realizar sin el apoyo del Cenidim: “Es un privilegio poder plantear un proyecto de mi propia iniciativa y que me permita difundir la cultura de México e Iberoamérica. Nuestra cultura es mucho más grande y más rica de lo que a veces queremos circunscribirla, que es a las fronteras de nuestro país. Guatemalteco de nacimiento, culturalmente me siento parte de México, y de muchas naciones más con las que compartimos una raíz similar”.