Mazatlán, mucho más que sol y playa: descubre su encantador Centro Histórico
Hay algo especial en el corazón de cada ciudad, un rincón donde el tiempo parece haberse detenido para preservar sus historias. Un lugar donde la arquitectura cuenta relatos de antaño, las plazas se llenan de vida y tradición, y el pulso local late con fuerza. Es ahí donde los visitantes se encuentran con la verdadera identidad de un destino, más allá de sus paisajes y atractivos turísticos. Hablamos del Centro Histórico, ese corazón urbano donde convergen la memoria, la cultura y la cotidianidad de sus habitantes.
Mazatlán, conocido por sus playas y su espíritu festivo, guarda en su Centro Histórico uno de sus mayores tesoros: un espacio vivo y auténtico que se reinventa cada día con la energía de su gente. A diferencia de otros destinos de playa, Mazatlán es el único en el país donde pasado y presente conviven frente al mar, creando una experiencia única que demuestra que este puerto es mucho más que sol y playa.
Declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la conservación de su patrimonio arquitectónico, el Centro Histórico ofrece mucho por descubrir. Sus calles empedradas, su arquitectura neoclásica tropical, sus centros culturales, su catedral y su emblemático teatro, y mucho más conforman el escenario de una vida urbana vibrante.
Uno de los espacios más representativos es la Plazuela Machado, donde los aromas de la cocina local y la esencia mazatleca alegran el día. A su alrededor, casas coloridas albergan hoteles, restaurantes, cafeterías y galerías. Esta plazuela es punto de encuentro, lugar de descanso y un retrato vivo de la cultura local.
Muy cerca se encuentra el Teatro Ángela Peralta, ícono del Centro, inaugurado en 1874 y declarado Patrimonio Histórico de la Nación en 1990, tras algunas remodelaciones. El recinto ha sido escenario de todo tipo de expresiones culturales: óperas, actos cívicos, funciones de cine, circo, box, lucha libre y, actualmente, ofrece presentaciones de primer nivel con tecnología de vanguardia, como conciertos sinfónicos, óperas, ballet clásico y folclórico, recitales, entre otros.
El encanto continúa por la Calle Ángel Flores, un corredor adornado con casas de vivos colores que se ha convertido en uno de los rincones más fotogénicos de Mazatlán. En ella destacan edificaciones como la finca del español Pedro Osante, el antiguo Hospital Militar, y la plazuela Hidalgo, la más antigua de la ciudad y sede del primer mercado de Mazatlán.
Por supuesto, ninguna visita estaría completa sin una experiencia gastronómica. Mazatlán ha ganado notoriedad por su cocina, y el Centro Histórico concentra algunas de las propuestas más destacadas. Entre ellas están Hector’s Bistro, con influencias europeas y toques locales; Gaia Bistrot, que ofrece un viaje sensorial y culinario; y NAO Kitchen Bar, considerado uno de los mejores del país por su fusión de cocina asiática con ingredientes frescos del Pacífico.
Mazatlán invita a descubrir un equilibrio perfecto entre la calidez de sus playas y la riqueza de su historia. Caminar por su Centro Histórico es encontrarse con la memoria viva de un puerto, donde cada calle tiene un mar de historias por contar, y cada visita deja una nueva por escribir.
¿Sabías que…?
· Mazatlán es considerada la única ciudad colonial en la playa de todo México.
· El Centro Histórico de Mazatlán fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad debido a la conservación de sus edificaciones.
· Ángela Peralta , conocida como “El Ruiseñor Mexicano”, no pudo cantar en el teatro debido a que se contagió de fiebre amarilla a bordo del barco en que arribó; murió pocos días después en el Hotel Iturbide, a un costado del teatro.
· En Mazatlán existen las famosas “pulmonías”, carritos similares a los de golf que ofrecen paseos por todo el Centro Histórico y el malecón.
· Mazatlán cuenta con cuatro chefs embajadores del Centro Histórico: Héctor Peniche, Gilberto del Toro, Michelle Acosta y Andrea Lizárraga.