MILENARIA COPA CEREMONIAL, PROCEDENTE DE ALTA VISTA, ZACATECAS, ES RESTAURADA EN LA ENCRYM
La pieza, encontrada en los años 70 por el arqueólogo John Charles Kelley, se elaboró bajo la técnica de decoración pseudo-cloisonné
Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), instancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, trabajan en la conservación-restauración de una de tres copas ceremoniales descubiertas en los años 70, en la Zona Arqueológica Alta Vista, en Zacatecas.
El cáliz fue hallado por el Proyecto Arqueológico Alta Vista, dirigido en ese entonces por John Charles Kelley, especialista en las culturas noroccidentales de Mesoamérica, y llegó a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) para su investigación y restauración, por medio de la investigadora del Centro INAH Zacatecas, Baudelina García Uranga, explicó la profesora-investigadora de la licenciatura en Restauración de dicha institución, Isabel Medina-González.
El objeto patrimonial data de entre los años 700 y 800 de nuestra era y perteneció a la cultura Chalchihuites. Mide 10.7 centímetros de altura y 13.5 centímetros de diámetro, y fue elaborado bajo la técnica de decoración pseudo-cloisonné que, de acuerdo con la especialista, en Mesoamérica consistía en hacer excavaciones sobre la cerámica hasta formar figuras y motivos que, posteriormente, eran adornados con pastas de colores o blancas que se embutían dentro de los límites escarbados.
Los trabajos forman parte del seminario-taller de Conservación Arqueológica de la ENCRyM, cuya profesora adjunta, Mónica Pinillos Balboa, informó que la pieza se encontraba fragmentada y tenía inestabilidad en su ornamentación, la cual era más frágil por haberse realizado en una postcocción. Además, dijo, se encontraron evidencias de la aplicación de un polímero sintético en la superficie de la copa, probablemente utilizado para fijar el decorado después de su excavación, por lo que se empleó este mismo recurso para consolidarla.
“Le hicimos limpieza, retiramos el mayor porcentaje posible del polímero que tenía en superficie, y estabilizamos la capa pictórica. También realizamos un proceso de unión de fragmentos, de reposición formal y reintegración cromática”, detalló.
Sobre la iconografía de la pieza, explicó que en la base tiene dos personajes antropomorfos que portan una banda en la cabeza y un tipo de cetro en las manos, además de lo que, probablemente, sea una nariguera; en el fondo de la copa se aprecia un rostro sin cuerpo, pero con los mismos elementos que los personajes anteriores. Los colores observados en su cromática son: azul, blanco, rojo y negro.
Al inicio de la intervención, los análisis arrojaron datos sobre minerales que componen las tonalidades, como calcita para el blanco y hematita para el rojo, pero aún no se ha definido el origen del resto de los tonos, explicó el químico y profesor de la ENCRyM, Javier Vázquez Negrete.
“Nos interesa saber cuál es la composición química de los pigmentos, con miras a comparar éstos, que vienen del norte de la República, con una serie de materiales que hemos conocido más hacia el centro de las Américas”, aunó.
Lo anterior se ha logrado mediante el uso de ELIO, un equipo de microfluorescencia de rayos X que permite conocer los materiales constitutivos de las piezas. Se trata de un dispositivo recibido en préstamo por parte de la empresa BRUKER.
El representante de dicha compañía, Álvaro Osorio Ramírez, detalló que este instrumento -compacto, flexible, no invasivo y portátil- permite hacer barridos de 100 milímetros cuadrados, capturando imágenes y sobreponiendo la información elemental con la imagen en tiempo real.
Finalmente, el director de la ENCRyM, Gerardo Ramos Olvera, señaló que esta escuela es un auténtico laboratorio de investigación para numerosos objetos históricos y contemporáneos, lo cual permite a su profesorado y comunidad estudiantil, conocer temporalidades, contextos e información de primer orden para conservar y difundir el patrimonio cultural.