El ciclo Regeneraciones Nuestros Libros une a grandes figuras de la literatura con nuevas y nuevos creadores
· Participaron el poeta y traductor Adolfo Castañón, y la ensayista y docente Laura Sofía Rivero, en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), mediante la Coordinación Nacional de Literatura (CNL) y el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia (CCLXV), llevaron a cabo el ciclo Regeneraciones Nuestros Libros, con el objetivo de difundir la literatura de autores nacionales e internacionales a través del reconocimiento y visibilización de sus obras.
El presídium, moderado por la coordinadora nacional de Literatura, Karen Villeda, reunió al poeta, ensayista, traductor y editor Adolfo Castañón y a la ensayista y docente Laura Sofía Rivero, quienes contaron cómo fue su acercamiento a la literatura, sus primeros trabajos, sus experiencias en talleres literarios y procesos creativos.
En su intervención, Adolfo Castañón señaló que durante su infancia siempre hubo libros, periódicos y revistas en su casa, por lo que consideró que fue gracias al azar que tuvo la posibilidad de leer y, posteriormente, de escribir y publicar.
“Uno de los primeros textos que recuerdo que escribí fue un poema, que está perdido, sobre Teseo y el minotauro. Sin embargo, uno de mis primeros textos publicados fue una crónica sobre las conferencias que dio Octavio Paz en el Colegio Nacional sobre la tradición literaria y la oralidad, en los años setenta. También publiqué una reseña amplia sobre la obra de Michel Foucault. Esos fueron mis inicios”, rememoró.
Al respecto, Adolfo Castañón comentó que en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tuvo la fortuna de conocer a muchos maestros, como Juan García Ponce, Huberto Batis, Augusto Monterroso, Salvador Elizondo y José Revueltas, de quien se hizo amigo.
Sobre la repercusión de otros autores en su escritura, declaró que Alfonso Reyes juega un papel fundamental, pues algunas obras de este autor fueron de las primeras que analizó a fondo para escribir textos de carácter académico.
“La obra de Reyes me ha acompañado durante toda mi vida, he escrito bastantes cosas sobre sus textos y he tenido la fortuna de hacer libros que han sido útiles. De los 26 tomos de las obras completas de Alfonso, hay uno que es el de los epistolarios. Las cartas tienen un estatuto muy particular. Reyes está presente en muchos géneros, es difícil salirse de su obra, es casi imposible.
“Admiro el compromiso emocional y artístico que tenía Reyes con la literatura. Es de gran alivio saber que hay jóvenes que están abordando el universo de Reyes y una de ellas es, precisamente, Laura Sofía Rivero”, reconoció.
En su oportunidad, Laura Sofía Rivero explicó que su primer contacto con la literatura fue gracias a su padre, quien es profesor de español y él le contaba cuentos, así como las primeras versiones de los mitos griegos que ella conoció. Refirió que gracias a la profesión de su papá tuvo acceso a sus primeros libros.
“Una de las primeras cosas que recuerdo que escribí son calaveritas literarias que hacía con mi papá. Él tenía la tradición de escribirlas en Día de Muertos y también elaboraba romances en Año Nuevo para la familia. Me resultó emocionante la forma en la que estaban hechas las calaveritas, por su ritmo y musicalidad. A pesar de que no conocía la técnica, trataba de emularlas”, contó.
Recordó su etapa universitaria en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, que definió como un privilegio para quienes habitan en las zonas periféricas y campus en el que se dio su primer encuentro con Adolfo Castañón, quien, dijo, le recomendó libros que le cambiaron la vida y enriquecieron su formación como escritora.
“El plan de estudios en la FES era distinto al que se llevaba en Ciudad Universitaria, pues teníamos clases de historia del arte y filosofía. Además, hay joyas de profesores y de libros. A la FES Acatlán le debo mi primer encuentro con Adolfo Castañón, gracias a él pude conocer el ensayo como género, del que poco vi en la carrera durante mi formación”, compartió.
La joven escritora mencionó que en su biblioteca personal los libros de Alfonso Reyes tienen mucho valor desde hace años, pero fue Jacob o idea de la poesía (1933) el texto con el que se ‘obsesionó’ y con el que decidió abordar el ensayo como género literario.