CONCLUYEN ESTABILIZACIÓN DEL FONDO CONVENTUAL FRANCISCANO
***El acervo, que suma 2 mil 542 volúmenes, pertenece a la Biblioteca Nacional de Antropología e
Historia
*** Durante los procesos de limpieza y desinfección a los que fue sometido el fondo, se
encontraron remedios medicinales, clavos, mensajes, flores y fotografías de militares
Tras dos temporadas de trabajo de limpieza profunda de tratados de teología, filosofía, medicina y
arquitectura, que consultaron los frailes durante sus horas de estudio en los siglos XVI-XVIII,
expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) concluyeron la estabilización del
Fondo Conventual Franciscano, que alberga la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia
(BNAH).
El proceso de intervención comprendió la desinfección del 18 por ciento del acervo —de un
total de 2 mil 542 volúmenes—, que fue atacado por hongos, y la inclusión de guardas, colocación
de bandas de papel de algodón y cajas de polipropileno en el 60 por ciento de los documentos,
para evitar deterioros.
Es la primera ocasión que el Fondo Conventual Franciscano es estabilizado de manera
integral. De manera previa, se dictaminaron la técnica de manufactura y el estado de
conservación de los volúmenes, que posteriormente se canalizaron de acuerdo con los procesos
que cada uno requería.
“Todos se limpiaron con brocha y aspiradora; algunos se desinfectaron con un fungicida de
extracto de toronja en alcohol, y en otros se realizaron intervenciones menores con el objetivo de
evitar la pérdida de elementos de las encuadernaciones, dado que las portadas y los colofones
ofrecen gran información sobre el libro”.
Una vez estabilizados, los libros fueron devueltos a la estantería y se hizo un registro
topográfico para saber su ubicación exacta; finalmente se les colocaron fundas de tela para su
protección.
La estabilización contó con la participación de ocho especialistas, encabezados por la
restauradora Xóchitl Cruz Pérez, adscrita a la BNAH, quienes durante el proceso de limpieza localizaron mil 22 objetos testigos: cartas, hojas de tabaco, remedios médicos, imágenes
religiosas, páginas de otros libros, listas de víveres y mensajes que dan a conocer aspectos de la
vida cotidiana en los conventos franciscanos.
Asimismo, se encontraron materiales poco comunes: cigarros, flores, mariposas, alfileres,
clavos, fotografías de soldados, papel picado y dibujos arquitectónicos. Todas esas piezas fueron
retiradas de los libros para evitar mayor alteración en los documentos; sin embargo, se registraron
detalladamente las páginas donde se les localizó, y se tomó una fotografía para no perder su
contexto histórico.
“Los testigos serán incluidos en las estanterías del Fondo Conventual Franciscano estos
documentos son una fuente rica de información para los especialistas en los acervos
conventuales”, aseveró la experta.
El acervo franciscano es de los más grandes que conforman el Fondo Conventual en
resguardo por la BNAH, la cual alberga 28 mil 900 libros de las órdenes religiosas que se
asentaron en la Nueva España durante la Colonia, puntualizó Xóchitl Cruz.
Esta colección, recordó, es “hermana” del fondo conventual franciscano de la Biblioteca
Nacional de México: con motivo de la ley de desamortización de los bienes de la Iglesia entre
1856 y 1858, los libros fueron confiscados por el gobierno y, en lugar de ser enviados a la
Biblioteca de México (localizada en el Ex Convento de San Agustín), pasaron al antiguo Museo
Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, ubicado en la actual calle de Moneda, donde
permanecieron hasta 1964, cuando los trasladaron al inmueble de Paseo de la Reforma.
Por su parte, la responsable de la catalogación de la obra, Marcela Conde, destacó que el
fondo, a diferencia de otros, se organiza no de manera temática, sino mediante los sellos de
procedencia, es decir, las marcas de fuego.
“Los primeros que organizaron la biblioteca durante 1980-1990 decidieron dejarlos así; era
una forma histórica de saber qué obras consultaban en determinado claustro. Ahora resulta muy
práctica, porque los investigadores solicitan documentos del Convento de San Francisco el
Grande o del de Tacuba, y es fácil identificarlos”, resaltó.
Además de contar con la marca de fuego, los cantos de muchos libros (en el corte opuesto
al lomo del libro) están decorados con grabados, y otros incluso presentan en los márgenes
dibujos humorísticos que plasmaron los frailes.
Conde dijo que el Fondo Franciscano tiene impresos en latín, español, francés, alemán,
griego antiguo, hebreo, caldeo, siriaco y copto, estas últimas cuatro lenguas de origen oriental. En
su mayoría, los temas abordados son de carácter religioso: sermones, catecismos, textos
teológicos, comentarios a la Biblia, además de tratados médicos en los que se nota la evolución
de la ciencia.
Por ejemplo, libros del siglo XVI reflejan la escuela hipocrática con su teoría de los
humores; otros, del siglo XVIII, son tratados que identifican las sustancias químicas como
elementos del cuerpo humano, dando paso a la nueva medicina, llamada Iatroquímica. También
sobresalen tratados de arquitectura, filosofía griega, autores latinos, libros de emblemática, entre
otros.
La filóloga encargada de la catalogación del acervo agregó que en el fondo destacan las
obras de Atanasio Kircher, reconocido autor jesuita que vivió en el siglo XVII; entre ellas fulge China Monumentis, qua sacris quà profanis (referente a registros sacros y profanos de China), en
la que describe las regiones, tradiciones, ritos, vestimenta y escritura de este ancestral país.
Otra de sus creaciones es el Arca Noë, donde describe la fabricación de la nave e incluye
una lista completa de cuántos y cuáles fueron los animales salvados, incluyendo el mitológico
grifo. Principis Christiani, archetypon politicum, también de autoría kircheriana, es un texto
laudatorio y biográfico de Honorato Juan (1507-1566), preceptor del rey Carlos V, quien por su
sabiduría ganara el mérito de una biografía propia, además de la acuñación de su perfil en una
moneda. Los epigramas en los que es ensalzado se encuentran escritos en siriaco, caldeo y
copto, lenguas que dominaba el erudito Kircher.
Tanto Arca Noë como Principis Christiani pertenecen al Fondo Franciscano y se
encuentran catalogadas, estabilizadas y listas para la consulta.