Presentará Marcos Daniel Aguilar su ensayo La terquedad de la esperanza
El periodista indaga en las ideas estéticas del Ateneo de la Juventud
Será comentado por Marco Lagunas, Héctor Perea, Armando González Torres, Héctor Iván González y el autor del volumen
El miércoles 22 de julio a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes
La terquedad de la esperanza es un ensayo de largo aliento en el que, por medio de cinco apartados, su autor Marcos Daniel Aguilar indaga en los ideales estéticos del grupo de escritores que formaron el Ateneo de la Juventud.
El volumen será presentado al público el miércoles 22 de julio a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, con comentarios de Marco Lagunas, Héctor Perea, Armando González Torres y el autor, con Héctor Iván González como moderador.
Marcos Daniel Aguilar (Ciudad de México, 1982) comenzó a escribir La terquedad de la esperanza cuando releyó Cuestiones estéticas (1911), primer libro de Alfonso Reyes, en el centenario de su publicación.
“En Cuestiones estéticas, Alfonso Reyes y los integrantes del Ateneo de la Juventud ya ideaban, cinco años antes de la Revolución Mexicana, la concepción de una nueva cultura mexicana. Se trata, entonces, de un libro revolucionario previo a la Revolución Mexicana; y de los integrantes del Ateneo de la Juventud como los primeros revolucionarios en materia educativa, intelectual, incluso en la creación de una utopía moral”, comentó Marcos Daniel Aguilar.
Coordinador de información de Canal 22 y columnista en diversas publicaciones de circulación nacional, Marcos Daniel Aguilar es también coautor del libro Facciones (2012) y autor del libro de ensayos Un informante en el olvido: Alfonso Reyes.
En La terquedad de la esperanza “trato de explorar, en cinco partes, las diversas posibilidades del ensayo como género, que va desde un primer ensayo de un corte muy académico, y termino jugando un poco con las posibilidades de la ficción, la narración y la prosa poética dentro del ensayo mismo”.
Para Marcos Daniel Aguilar, las estéticas prerrevolucionarias del Ateneo de la Juventud no solamente detallan qué era la belleza, el arte o la alta cultura de hace cien años, sino que vislumbran también una pequeña trampa que querían adelantar ellos mismos, como grupo que pretendía cambiar no solamente la política, sino también la cultura impuesta durante más de 30 años por Porfirio Díaz.
“La otra parte de la estética del conocimiento, de la cultura, es la ética. En La terquedad de la esperanza hay otro ensayo en donde señalo que Cuestiones estéticas de Reyes también puede llamarse Cuestiones éticas, porque van a la par.
“Como grandes estudiosos de la cultura grecolatina, en especial Antonio Caso, Pedro Henríquez Ureña, José Vasconcelos y Reyes, sabían que no puede haber un cambio de fondo en la cultura mexicana si no hay un cambio también en la forma. Entonces, la estética es también la forma pero el fondo es la ética. La sociedad mexicana era una sociedad desencantada a principios del siglo XX, por eso vino la Revolución”, sostuvo el ensayista.
En la primera parte de La terquedad de la esperanza, Aguilar plantea que el grupo de intelectuales que conformó el Ateneo de la Juventud fue la última generación de utopistas mexicanos y latinoamericanos.
“Sabían que todas sus ideas no se iban a concretar. Una idea tiene que ser aplicada para su realización. Ellos sabían que todas estas ideas no iban a realizarse. Podemos decir que fracasaron en su intento de revolución y transformación de la cultura mexicana y latinoamericana. Fracasaron nuestros utopistas.
“Sin embargo, la sociedad mexicana es diferente. Tenemos instituciones educativas que a lo largo del siglo XX forjaron un humanismo y valores que siguen existiendo, desde la conformación de nuestras universidades públicas y autónomas, hasta la de nuestros grandes sellos editoriales de carácter público y popular.
Marcos Daniel Aguilar resaltó que La terquedad de la esperanza es un ensayo en el cual viaja cien años al pasado para reflexionar sobre la realidad actual de México y Latinoamérica.
“No podemos saber lo que somos y lo que queremos si no conocemos nuestro pasado; no podemos saber dónde radican nuestras virtudes y, sobre todo, nuestros defectos el día de hoy, si no conocemos de dónde venimos. No somos nada sin nuestra historia y sin nuestra tradición. Si queremos cambiar el curso de nuestra historia, tenemos que conocerla y saber que hubo hombres en el pasado que también pensaron igual que nosotros y que tal vez tengamos también en nuestra sociedad”.
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