El trabajo, el pensamiento y la obra de Carlos González Lobo, referente para las nuevas generaciones de arquitectos
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rememora este martes 12 de abril al arquitecto mexicano Carlos González Lobo en su primer aniversario luctuoso y en el marco de la campaña “Contigo en la distancia” de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Licenciado, maestro y doctor en Arquitectura por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), obtuvo el doctorado honoris causa por la Escuela de Diseño de Rhode Island. Se caracterizó por su entendimiento y compromiso por resolver las necesidades del momento con una vocación definida de apoyar a los sectores más desfavorecidos de las comunidades, por lo cual se especializó en vivienda popular, tanto en zonas urbanas como rurales.
Tuvo una larga y destacada carrera como investigador y docente en la que dejó un legado invaluable a sus alumnas, alumnos, colaboradoras y colaboradores. Participó en proyectos de reconstrucción en diversas regiones del país, como en la Ciudad de México tras los sismos de 1985; en poblados mayos tras la crecida del río Fuerte, en Ahome, Sinaloa, en 1991 y 1992 --el cual formó parte de la Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia--, y, de 1999 a 2005, en distintas comunidades de Ciudad Juárez, Chihuahua.
Entre sus aportaciones técnicas sobresalen los sistemas constructivos de cubiertas y bóvedas con tecnologías alternas, diseños para el uso y el reciclaje de agua y de viviendas en semilla, así como proyectos autoconstructivos de cubiertas abovedadas de ladrillo armado. Estos sistemas implementados por él reducen costos, enriquecen las propiedades térmicas de los inmuebles y facilitan la participación de personas de todas las edades en los procesos de construcción.
González Lobo hizo de la participación colectiva una herramienta indispensable en sus proyectos, que, al ser combinada con su experiencia y apoyo técnico, hizo posible la construcción de espacios de calidad con identidad propia de cada región y cultura; de una arquitectura apropiada y comprometida socialmente con las comunidades y habitantes con necesidad de viviendas dignas.