La compañía de danza Motos Ninja lleva su propuesta coreográfica El bobo al Teatro Sergio Magaña



· Inventario de movimientos que explora las capacidades del ser humano; escrita para un intérprete masculino, será representada por la bailarina Ana G. Zambrano

· Del 11 al 14 de noviembre, bajo la dirección de Nicolás Poggi



La compañía de danza Motos Ninja se formó en la ciudad de Bahía Blanca, Argentina, a principios de 2013, ante la necesidad –dice su director Nicolás Poggi– de investigar sobre la utilización de la materia, el físico, el espacio y el tiempo en escena. A fines del 2014, la agrupación se asentó en la Ciudad de México, donde funciona en paralelo con Argentina.



En su repertorio se encuentran piezas de ahondan en el trabajo del bailarín como parte esencial de la puesta en escena. Uno de esos trabajos es El bobo, una coreografía que se convierte en un inventario de movimientos que llevan a diferentes estados. “Es una forma de identificar otro espacio y otro cuerpo, quizá el monstruo que tenemos dentro, a veces con gestos salvajes, a veces esquizofrénico o en suspenso”, dice Poggi.



El bobo representa a un hombre que vive en una ficción. Se trata de una investigación que comenzó en 2011 en Nueva York acerca del estado del cuerpo y el tiempo en escena. Luego se creó un primer taller sobre esta investigación en formato de residencia. La propuesta se ha presentado en gira y festivales en Santiago, Chile, y Córdoba, Argentina, así como en la Ciudad de México.



Debido a su éxito, la compañía volverá a escenificar la pieza en una temporada del 11 al 14 de noviembre en el Teatro Sergio Magaña de la colonia Santa María la Ribera, de jueves a domingo.



Aunque la obra se ideó para un intérprete masculino, esta vez el papel lo desempeña la bailarina y coreógrafa Ana G. Zambrano. Es ella quien da cuenta de una obra física que trabaja con el cuerpo hasta el límite de sus posibilidades: “Un cuerpo con símbolos que representan lo que no conocemos y lo que tenemos que descifrar. Estos símbolos son reconocibles por el público, que arma su propio rompecabezas creando un vínculo directo entre la escena y el público”, explica el director Nicolás Poggi.



Y detalla: “Se trabaja un cuerpo en estados, sin pronunciar sentimientos ni esbozos de ellos, para crear de esta manera un cuerpo limpio de emociones, que solo contenga información física. Es trabajo del publico crear su propio mapa de estados, lo que nos lleva a la pregunta ¿se puede jugar con la imaginación del público?, ¿es posible con la danza crear otro universo que no sea un cuerpo virtuoso y esbelto?”.



Poggi piensa en un cuerpo versátil adaptable a todas las formas y estereotipos que existen: “Creamos un mapa de los cuerpos que estuvieron de moda en diferentes épocas y que fueron aceptados por la sociedad. Estos cuerpos o formas fueron estudiados para recrearlos a la perfección y generar ilusiones escultóricas, que a su vez fueron trabajadas en forma de foto”.



Estas figuras empiezan a moverse y a transformarse en otra cosa, en un cuerpo deforme, amorfo, torpe, como en un juego. Empezamos a trabajar con cuerpos sin género, cuerpos que no se identifican o que no son visibles y en cómo crear un cuerpo escénico que se salga del nombramiento social, dice el también coreógrafo.



Es importante destacar que la idea de poner al centro del escenario a la bailarina Ana G. Zambrano, se asume un desafío muy grande con la intención de mostrar el cuerpo humano sin género ni nombre.



El director considera finalmente: “La puesta de la obra es muy simple, lo importante reside en la interpretación y corporalidad de la intérprete. Y es importante la cercanía del público de tal forma que se pueda reflejar su intensidad”.



Cabe destacar asimismo que la música que acompaña la coreografía se interpreta en vivo, a cargo del DJ Carlos Godínez, y la iluminación es de María Laura Abad. Ambos recursos fueron adaptados para que la intérprete ingrese en estos estados con facilidad y pueda desarrollar sus pautas a medida que el público entra en confianza.



El bobo se escenificará los días jueves 11 y viernes 12 de noviembre a las 20:00 horas, sábado 13 a las 19:00 y el domingo 14 a las 18:00 horas en el Teatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, colonia Santa María La Ribera, Metro San Cosme), respetando las disposiciones del semáforo epidemiológico vigente: uso permanente de cubre-bocas, gel anti-bacterial y registro de código QR por parte tanto del personal del teatro como de los espectadores.



Entrada general, 168 pesos. Aforo al 75% de la capacidad de público del Teatro. Los boletos se pueden adquirir en la taquilla del teatro y en las plataformas digitales de Ticketmaster.



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