Pedro y el lobo continúa en el Teatro de la Danza
A cargo del Ballet de la Ciudad de México, que tiene el propósito de difundir las artes escénicas entre el público infantil y familiar
Los sábados y domingos de julio a las 13:00 horas
Como una divertida forma de que el público infantil y familiar se adentre en el mundo de la danza, la música y el teatro, el Ballet de la Ciudad de México continúa con la temporada de Pedro y el lobo, que celebra su 21 aniversario en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque, los sábados y domingos de julio a las 13:00 horas.
Se trata de una pieza que va de la mano de un narrador, quien de manera ágil y divertida introduce al espectador a la extraordinaria partitura de Serguéi Prokófiev y a la identificación de ciertos instrumentos y estilos de danza que se asocian a los diferentes personajes de la historia.
“El narrador de Pedro y el lobo es muy importante porque es el hilo conductor de la historia. Es quien le da las voces a los personajes y cuenta lo que sucede para que los niños lo acompañen y entiendan lo que significa la danza, la estructura del cuento y los diferentes tipos de danza e instrumentos que se emplean en la obra”, comentó Samuel Escobar, narrador del montaje.
Destacó que el narrador requiere de muchas cualidades artísticas. “Debe ser un actor con un conocimiento básico de la escena y del manejo y entendimiento de la danza, el teatro, la música y la interacción con los niños; debe mostrar a los pequeños la importancia que tienen como seres humanos en desarrollo”.
Samuel Escobar ha encarnado el papel del narrador en Pedro y el lobo durante 17 años continuos, periodo en el que ha logrado madurar al personaje y acumular múltiples vivencias y satisfacciones. “El narrador me ha dejado muchas experiencias positivas. Ha sido la obra infantil más importante en la que me he presentado, y me ha permitido conocer muchos aspectos de la infancia y los adultos. Es un personaje muy simpático; es quien abre la obra y siempre está muy contento de recibir a los niños, papás y abuelos.
“Es muy satisfactorio observar cómo los asistentes salen muy contentos ante la experiencia teatral y dancística que ofrece la obra. Son varias anécdotas que he vivido, como los niños que lloran, brincan de sus asientos y quieren salir corriendo cuando ven al lobo, personaje antagónico de la obra, pero después terminan subiéndose al escenario, bailan, saludan al lobo y salen muy alegres”, agregó.
Para el maestro Escobar, la puesta en escena de Pedro y el lobo ha logrado mantenerse durante varios años y con mucho éxito gracias al valor mismo de su historia. “Es una obra que enseña a los niños a madurar y a disfrutar toda una experiencia dancística y teatral. La calidad de la obra es muy importante, además de que la interpretación de los personajes, la dirección, la iluminación y la escenografía le dan una característica especial al montaje”.
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