Arcoíris y cicatrices que hacen Latir el corazón de dos personas que no se olvidan
· Obra de Bárbara Colio que invita a reflexionar sobre las diversas situaciones que enfrentan los adultos mayores
· Permanecerá hasta el 30 de septiembre en la Sala Héctor Mendoza
Dos adultos mayores permanecen en el olvido tras las paredes de un asilo: Vladimir está ahí por su hijo, quien solo se ocupa de pagar la mensualidad del lugar, y Corazón decidió ingresar por voluntad propia, sin embargo, el dinero que tiene no le alcanza para cubrir su estadía. Ambos descubren que son aquellos adolescentes que se conocieron cuando ella era perseguida por el robo de unos esmaltes para pintar sus uñas de arcoíris, pero no todo será tan sencillo tras su encuentro.
La obra Latir plantea una reflexión sobre la situación que viven los adultos mayores. Se trata de una puesta en escena de la dramaturga Bárbara Colio, dirigida por Debbie Hannan, con la interpretación de actores de la Compañía Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y Axel García, artista invitado.
Este montaje, resultado del Programa Internacional para Nueva Dramaturgia del Royal Court Theatre en México, ofrecerá funciones en la Sala Héctor Mendoza hasta el 30 de septiembre, jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00.
El primer encuentro ocurre tras el robo de algunos esmaltes de arcoíris: Vladimir se lastima la mano con un alambre mientras huían, quedando con una herida que se convertiría en una cicatriz en forma de corazón. Después de reunirse algunas veces en un callejón, con la promesa de irse juntos “al otro lado”, él la deja plantada por el miedo a la palabra “siempre”.
La segunda vez que se ven han transcurrido 16 años, el reencuentro ocurre en medio de un accidente de tránsito. Él la descubre entre la multitud y la reconoce por el arcoíris de sus uñas y ella por la cicatriz de la mano en forma de corazón. Ambos están casados, pero Vladimir jura que esta vez sí huirán juntos, no obstante, vuelve a desaparecer.
Otro breve encuentro sucede cuando ambos tienen 60 años: Corazón lo ve, pero él no se percata que ella está formada justo detrás en la fila del supermercado, así que resulta un momento fugaz.
La última reunión es en el asilo, ella padece Alzheimer y está a punto de ser echada a la calle por no poder pagar. Esta vez Vladimir está decidido a no dejarla sola y cumplir su promesa. Por ello, tras la propuesta de un enfermero, decide participar en el robo de una joyería para ayudar a Corazón con el pago de su estadía en el asilo.
Los actores Luisa Huertas y Marco Antonio García realizan un recorrido por los despreocupados 16 años de Corazón y la seriedad de Vladimir, la sensualidad de los 32, el cansancio de los 60 y finalmente la vida a los 80. Una interpretación que logra transmitir momentos y emociones al público con cambios de actitud y energía.
La escenografía consta tan solo de tres paredes de las que salen algunos cajones con los objetos necesarios y dos sillas, las cuales pueden convertirse en la oficina de la directora, el jardín del asilo o el cuarto de los ancianos.
Abandono, enfermedades y falta de recursos son algunos de los problemas que enfrenta la población de más de 60 años. Al final de la obra se presenta un cuadro con cifras del número de adultos mayores que hay en nuestro país: 10 por cada 100 habitantes, y se incrementará un 25% para el año 2030, al igual que los problemas que enfrentan.
Latir es una obra que invita a reflexionar sobre las condiciones de vida y el trato que se les da a las personas de la tercera edad, y lo hace bajo una historia interesante presentada por dos increíbles personajes.