En la cueva La Escondida descubren momia de niño acompañada de plantas cultivables como ofrenda
*** Se halló dentro de un fardo intacto de petate, la antigüedad de los materiales sugiere una ocupación humana continua de 1600 a. C. hasta 1200 d.C.
*** La Escondida es parte de un conjunto de cuevas de Tamaulipas, estudiadas por el INAH, la UNAM y las universidades de Córdoba, España, y Uppsala, Suecia
En los límites del municipio de Victoria, región central de Tamaulipas, un equipo de antropólogos dirigidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ubicó la cueva La Escondida, dentro de un conjunto de cavidades con potencial arqueológico, donde al realizar exploraciones con fines de investigación, se descubrió un fardo funerario de petate, intacto. En su interior yace la momia de un niño.
El fardo estaba acompañado de una ofrenda compuesta por una cesta elaborada en materia vegetal, 756 semillas de encino, 52 olotes de una especie de maíz temprano y cuatro pedúnculos de calabaza (tallos que unen al fruto con la planta). Sobre el bulto mortuorio se halló una vasija de cerámica, colocada de manera invertida (vasija capital).
Los materiales se analizan dentro del Proyecto de Investigación Estudio Biocultural en Cuevas Mortuorias de Tamaulipas, llevado a cabo desde 2009, en colaboración entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la UNAM y las universidades de Córdoba, España, y Upssala, Suecia, que recientemente dieron a conocer parte de los avances de investigación de gabinete en otra cueva llamada La Sepultura, ubicada en la Sierra Madre Oriental de Tamaulipas.
El antropólogo físico Jesús Ernesto Velasco González, investigador del Centro INAH-Tamaulipas y director del proyecto, informó que al fardo se le ha aplicado una tomografía (TAC) y en su interior se confirmó la momia de un niño, aproximadamente de año y medio de edad ―calculada a partir de las características del crecimiento de sus dientes y desarrollo óseo―, el infante porta un textil, un pendiente de concha y otro al parecer de hueso.
Los materiales orgánicos de esta cueva han sido fechados por radiocarbono (AMS) y los análisis, hasta el momento, arrojaron varias antigüedades que van desde 1600 a.C. hasta 1200 d.C.
Por lo anterior deducen que se trata de un sitio que estuvo ocupado en diferentes momentos, tanto por grupos que experimentaron el proceso de transición de caza-recolección y cultivos de baja intensidad al de una agricultura mayor, hasta los que desarrollaron una importante producción alfarera y arquitectura de piedra de gran complejidad, ya que en la cueva hay gran cantidad de restos botánicos de plantas cultivables, cerámica y utensilios de molienda.
Actualmente, el grupo de investigadores lleva a cabo la quinta temporada de campo en la cueva La Escondida, en la cual estudian cuidadosamente la estratigrafía del suelo a fin de obtener la secuencia de ocupación anterior en el sitio, por medio de fechamientos absolutos y relativos. Investigan el momento en que comenzó aparecer la alfarería en la zona. Además pretenden obtener mayores datos sobre la ocupación estacional con la recolección de plantas silvestres y cultivables, y la función de las cuevas como depósito mortuorio de este tipo de sociedades.
Los resultados de los estudios de las cuevas La Escondida y La Sepultura, en lo referente a la aparición de la agricultura, complementan las investigaciones realizadas en la década de 1950, en el municipio de Ocampo (colindante con Tula, Tamaulipas, al oeste), por el arqueólogo norteamericano Richard MacNeish (1918-2001), quien excavó una serie de cuevas, descubriendo evidencia de la adopción local de plantas domesticadas y el posterior desarrollo de una economía mixta de forrajeo-agricultura que persistió durante varios milenios hacia la zona de la Sierra Madre Oriental y Sierra de Tamaulipas.
Los vestigios de ambas cuevas tamaulipecas son una prueba más de que el medio de producción de cultivo llegó primero y pasó mucho tiempo para que se desarrollara el sedentarismo, explica Velasco González.
Comúnmente, destacó el antropólogo, se piensa que la aparición de la agricultura va de la mano con el sedentarismo pero los cazadores-recolectores del norte de México estuvieron por mucho tiempo sembrando y cultivando plantas, por lo que se antoja revisar el origen de sitios permanentes con arquitectura, en Tamaulipas, considerando también otros factores.
Como conclusión, el investigador advierte que el proceso de cambio cultural es muy complejo, en tanto, las poblaciones antiguas de lo que hoy es el estado de Tamaulipas, siguieron diferentes y variadas rutas que se ven reflejadas en su diversidad, organización social e historia. De ahí la importancia de preservar y estudiar multidisciplinariamente los restos óseos y demás materiales depositados en las cuevas, “ya que en ellos encontramos las piezas del rompecabezas que ayudan a explicar mejor los procesos de adaptación al medio ambiente, cultura y sociedad, aspectos de gran relevancia para conocernos como humanidad, que en este caso particular, aporta de manera distintiva el noreste de México”.