Restauran lienzo devocional del siglo XVIII de Ecatzingo, Estado de México
*** El óleo quedó bajo los escombros de los muros del Templo de San Pedro y San Pablo Apóstol, tras el sismo del 19 de septiembre
*** La pieza Alegoría de la Santísima Trinidad y las ánimas del purgatorio quedó fragmentada, con el bastidor dañado y pérdida de capa pictórica
El óleo sobre tela Alegoría de la Santísima Trinidad y las ánimas del purgatorio, del siglo XVIII, perteneciente al Templo de San Pedro y San Pablo Apóstol, en Ecatzingo, Estado de México, es uno de los bienes culturales muebles que sufrió importantes deterioros a causa del sismo del pasado 19 de septiembre, por lo que la Secretaría de Cultura y especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) trabajan en su restauración.
La pintura anónima, en la que se aprecia a la Santísima Trinidad en la parte superior y a sus pies las almas del purgatorio tratando de ascender al cielo, quedó atrapada varios días bajo los escombros de los muros del templo que colapsaron.
A decir de la restauradora María Cristina Noguera Reyes, responsable del taller de Pintura de Caballete de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), al caer los escombros sobre el lienzo, éste se rompió y el bastidor quedó hecho añicos, además, las lluvias que cayeron los días posteriores arrastraron gran cantidad de lodo que se depositó sobre la obra.
Previamente, un equipo de investigadores del INAH había acudido a la comunidad de Ecatzingo para realizar un inventario y fotografiar los bienes del templo, información que ayudará a la restauración del óleo, cuyas dimensiones son de 1.66 metros por 2.39 metros.
La especialista recordó que tras aquella visita se trasladó una escultura a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) para su intervención, pero el cuadro permaneció en el templo porque se encontraba en buenas condiciones, sólo el muro del que pendía en la sacristía presentaba humedad, por lo que el párroco decidió trasladarlo a la nave del templo. Sin embargo, a causa del sismo la parte del coro le cayó encima.
El derrumbe ocasionó que la obra se fragmentara en tres pedazos, se desgarraran las costuras y se desprendiera la capa pictórica. Además, la presencia de humedad disolvió el aglutinante y ocasionó pulverulencia de los estratos, y en la parte posterior del soporte aparecieron hongos.
La responsable de la intervención relató que el Templo de San Pedro y San Pablo Apóstol quedó prácticamente inutilizado tras el colapso, por lo que la comunidad se dio a la tarea de recuperar lo más posible de su patrimonio.
El primer acercamiento con la obra fue por medio de una brigada de inspección de daños con personal de la CNCPC y del Centro INAH del Estado de México, quienes llegaron a la comunidad para evaluar las afectaciones ocasionadas por el sismo. Durante la visita se percataron que sería difícil intervenir la obra in situ, así que luego de varias reuniones con la comunidad y el párroco se consiguió su anuencia para trasladarla a los talleres de la Ciudad de México.
La pieza ingresó en mayo pasado y estará lista en 10 meses, debido a que requiere de un trabajo meticuloso. “El lienzo llegó al taller cubierto de lodo; lo primero que se hizo fue retirar el material que estaba en superficie y de forma paralela se consolidaron los estratos pictóricos para que no siguiera el desprendimiento, también se corrigió el plano con papeles y lienzos húmedos, y la aplicación de calor y peso, para así poder unir los fragmentos que estaban sueltos”.
Durante el procedimiento, se observó la pérdida de capa pictórica en la parte inferior del cuadro y un faltante de 40 cm por 40 cm del lado izquierdo, correspondiente a la representación de la vestimenta de uno de los personajes.
Cristina Noguera indicó que también se hará limpieza de la suciedad que hay en el reverso, y se eliminarán hongos en el soporte, para posteriormente realizar un reentelado, y se aplicará un consolidante para fijar los estratos.
Sobre el bastidor, mencionó que se elaborará uno nuevo que evite deterioros en el lienzo, el cual tendrá un sistema móvil por si requiere tensar más y chaflanes que eviten marcas en el anverso de la obra. El armazón se construirá de madera de cedro por ser más resistente a los ataques de insectos y se inmunizará para evitar futuras infestaciones.
Una vez que la pieza sea reentelada, los especialistas del INAH evaluarán si a la obra le restituyen o no los faltantes, en búsqueda de equilibrar la teoría de la restauración con las necesidades y el uso devocional. “Queremos que la gente tenga confianza de que sus imágenes van a regresar con una intervención correcta”, puntualizó Noguera Reyes.
Por su parte, la restauradora Thalía Velasco, directora de Educación Social para la Conservación de la CNCPC, apuntó que el área que dirige desarrolla la labor de vinculación con las comunidades, que son las que usan el patrimonio.
“Esta tarea es permanente y a raíz de los sismos organizamos brigadas, integradas por arquitectos, restauradores y antropólogos, para identificar las afectaciones del patrimonio, sin dejar de lado la parte social, ya que se detectaron daños tanto en casas como en templos”, finalizó.