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Libros 2018-06-29 08:36

Se recordó a Joy Laville, pintora que en su obra abrió las puertas de su vida y las ventanas de su imaginación

Se recordó a Joy Laville, pintora que en su obra abrió las puertas de su vida y las ventanas de su imaginación



· Instituciones, familiares, colegas, amigos y público rindieron un homenaje póstumo a la artista inglesa-mexicana fallecida el pasado mes de abril



· México le dio la bienvenida a mi madre y la oportunidad de florecer artísticamente e incorporar la belleza física del país en su obra: Trevor Rowe





La tarde gris y caótica de la Ciudad de México, con su tráfico intenso, más que otras veces, no impidió que autoridades del ámbito cultural del país, familiares, colegas y amigos se reunieran ayer, miércoles 27 de junio, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes para rendir un homenaje póstumo a la pintora inglesa-mexicana Joy Laville (1923-2018), a dos meses y días de su fallecimiento.



Ahí, ante un amplio auditorio, Trevor Rowe, hijo de la artista, rememoró el día en que su madre llegó a México acompañada solamente de él, de cinco años de edad, alejándose de los remanentes de la Segunda Guerra Mundial y buscando una escuela de arte para continuar sus estudios.



“A nuestra llegada, además de nuestro equipaje, mi madre tenía una raqueta de tenis y yo un equipo de golf infantil: la caricatura perfecta de extranjeros anglosajones en un país desconocido”, recordó.


La narrativa que le ofreció el país a su madre, afirmó, "dejó de ser cómica y, en cambio, fue marcada por una trayectoria de enriquecimiento personal, emocional y artístico. México le dio la bienvenida y la oportunidad de florecer artísticamente e incorporar la belleza física del país en su obra, un tema constante. Le doy las gracias a México por haberle ofrecido a mi mamá las condiciones e inspiración que abrieron las puertas de su vida y las ventanas de su imaginación”.



En su momento, el especialista en arte y curador, Salomon Grimberg, en una participación muy emotiva que se vio interrumpida por largos sollozos, destacó las aportaciones estéticas a la cultura mexicana de la artista fallecida el pasado 13 de abril, en especial su “creación de espacios pictóricos de delicados contrastes cromáticos y gran manejo de la luz, contornos y siluetas”.



Durante su intervención, la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Lidia Camacho, expresó: Nos reunimos para honrar el universo tan maravilloso de una gran pintora, de una artista de profunda y exquisita sensibilidad que por más de 60 años, a través de sus pinturas, nos abrió las puertas de su universo interior: un mundo habitado por la tranquilidad de sus playas, cielos, montañas, por delicadas flores y desnudos que transparentan el alma, siempre misteriosa.



“Esas imágenes que, como la propia artista decía, se quedan dentro de una; son objetos que insinúan lo que podemos ver: la armonía con la naturaleza, pero también el camino hacia lo desconocido”.



Acompañada por la coordinadora nacional de Artes Visuales del INBA, Magdalena Zavala; la secretaria de Cultura de Morelos, Cristina Faesler; el gobernador del estado, Graco Ramírez, y su esposa la señora Elena Cepeda; la titular del INBA dijo que Joy Laville se consideró a sí misma una artista mexicana.



Solía decir: “Empecé a pintar en México, entonces soy una pintora mexicana”. Por esta razón, agregó, sin duda alguna, también todo el potencial artístico que tiene nuestro país, sus colores y tradiciones, inspiraron a esta gran mujer.



Luego señaló que, en busca de una ciudad pequeña donde estudiar pintura, en 1956 Joy Laville llegó a una ciudad que, sin duda, la marcó de manera importante: San Miguel de Allende. “No hablaba español y pensaba quedarse uno o dos años. Sin embargo, nuestros paisajes atraparon el espíritu de la artista, quien permaneció entre nosotros hasta el último de sus días”.



Luego de recordarla como “la mujer lila” —como le decía su esposo el escritor Jorge Ibargüengoitia—, Lidia Camacho destacó que en México Laville fue reconocida por artistas y críticos de su época. “En su estudio en Morelos pasó largos momentos concentrada en los detalles de sus obras, dejando en cada pincelada testimonios de su imaginación y de sus emociones”.



Subrayó que su obra ha sido exhibida y forma parte de museos y colecciones nacionales y extranjeros, y concluyó: “Celebramos el legado de Joy Laville que nos conquista por su manejo de la luz, sus siluetas difusas, la delicadeza de su color, así como por su composición asimétrica del espacio, que nos hace pensar en la dualidad tensión-tranquilidad. Siempre recordamos su paleta de azules y verdes, proveedores de una enorme paz. Gracias, Joy Laville, por limpiarnos la mirada”.



En el acto se informó que el próximo 8 de septiembre, al cumplirse el 95 aniversario de la artista inglesa-mexicana, se dará a conocer un libro escrito por Jorge F. Hernández, quien luego de muchas horas de conversación con la pintora construyó en ese texto “una historia de amor importante” en el que se retrata la vida y obra de Joy Laville.

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