La casa de la Fundación Elena Poniatowska está llamada a ser un espacio vivo: Eduardo Vázquez Martín
· El inmueble, ubicado en la colonia Escandón, alberga el archivo personal y la biblioteca de la escritora
· Se planea que en el recinto se realicen talleres, conferencias, cursos y proyecciones de cine, entre otras actividades
La casa de la Fundación Elena Poniatowska Amor AC está llamada a ser un espacio vivo, consideró el Secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, este jueves 14 de junio durante la inauguración del inmueble ubicado en la colonia Escandón, que alberga el archivo personal (cartas, escritos, fotos) y la biblioteca de la escritora.
Para el funcionario capitalino, la casa ─donde se planean que se realicen talleres, conferencias, cursos y proyecciones de cine, entre otras actividades─, será un espacio vivo para los niños y jóvenes del barrio. “Todos vamos a trabajar para que sea una casa tan viva como ha sido Elena, quien ha tenido una vida que nos hace sentirnos orgullosos a todos por su resistencia y su valor”, resaltó el funcionario capitalino.
“Ésta es una casa para transmitir ese saber y darle esa dignidad a la palabra y que entre todos continuemos con ese trabajo. En esta casa se cumple un sueño: la Fundación lleva muchos años trabajando en que el acervo y la memoria documental del trabajo de Elena tengan un espacio de reconocimiento y resguardo de un patrimonio fundamental, y eso se ha logrado ya”, expresó Vázquez Martín.
Ante la comunidad artística y cultural que acudió a la apertura del recinto, el encargado de la política cultural de la CDMX comentó que “a nombre de muchos, venimos a decir gracias a Elena por una vida dedicada a la palabra, por darle dignidad a la palabra; ella ha estado del lado de los ferrocarrileros, de los estudiantes del 68, de los desaparecidos, de las mujeres; nos ha ayudado a escuchar a los otros, a los que no tienen voz”.
Previo a que Elena Poniatowska y sus invitados cortaran el listón inaugural, visiblemente emocionado Felipe Haro, hijo de la Premio Cervantes 2013 y director de la fundación, expresó: “Se cortan las amarras de este barco: empieza a navegar; se emprende un viaje con profundo amor a México, por un mundo donde quepan todos”.
Expuso que la casa es un sueño que surgió hace 12 años. “Por aquel momento, dos universidades de Estados Unidos me ofrecieron comprar el archivo de Elena Poniatowska. Yo, en un acto patriótico, les dije que este archivo no debe venderse, porque es de los mexicanos. Desde entonces empezamos a crear este sueño que hemos hecho con muchas personas”, manifestó.
Luego de apuntar que la Fundación Elena Poniatowska ha ayudado a damnificados por las lluvias en el estado de Guerrero y por el sismo del pasado 19 de septiembre, además de que abrió una biblioteca cerca de Cuetzalan, Puebla, Haro Poniatowska dijo que espera que esta fundación, que es de los mexicanos, sea punta de lanza para que los archivos no se pierdan.
De manera emocionada, Elena Poniatowska recordó que se inició en el periodismo en 1953, al que describió como “el mejor oficio del mundo”. Destacó que esta casa constituye “un acto de amor de un hijo para una madre, de mi hijo Felipe que se encargó de todo”, al tiempo que agradeció a las instancias culturales que han apoyado a la fundación que lleva su nombre.
En la inauguración de la casa de la Fundación Elena Poniatowska Amor AC, estuvieron presentes Juan Ramón de la Fuente, presidente del consejo de esta asociación; Ulises Castellanos, director académico de la misma; y Saúl Juárez Vega, subsecretario de Desarrollo Cultural de la Secretaría de Cultura Federal.
Medio siglo de testimonios
La Fundación Elena Poniatowska Amor AC nació en 2001 para organizar, difundir y preservar el archivo histórico de la escritora y su familia. Este archivo forma parte importante de la memoria histórica de México; contiene más de 50 años de testimonios escritos, novelas y trabajos audiovisuales.
Elena Poniatowska Amor ─hija de padre francés de origen polaco, Jean E. Poniatowski, y madre mexicana, Paula Amor─, nació en París en 1932. Es la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo, entre sus obras están La noche de Tlatelolco, un clásico desde su publicación, al que se le otorgó el Premio Xavier Villaurrutia, pero que la escritora rechazó preguntando quién iba a premiar a los muertos.
También es autora de La flor de lis, De noche vienes, Tlapalería, Paseo de la Reforma, Hasta no verte Jesús mío, Querido Diego, te abraza Quiela; Tinísima, ganadora del Premio Mazatlán de Literatura (1992); La piel del cielo, ganadora del Premio Alfaguara de Novela (2001), y El tren pasa primero, sobre la vida de los ferrocarrileros mexicanos, Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos (2007)